LXII

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Ona

Cuando todas se fueron la casa se quedó en silencio, creo que era la primera vez que la escuchaba así desde que Nora nació, se sentía raro.

Júlia se quitó la camiseta con la excusa del calor, pude ver su abdomen marcado, la tía no había parado hasta conseguir volver a tener el abdomen como antes o incluso mejor, se quedó en sujetador y se dejó caer en el sofá, había dejado de utilizar tops deportivos ya que según ella al tener los pechos más crecidos que antes le apretaba.

-Si tan cansada estás vete a dormir-Dije vacilando sentándome junto a ella.

-Las chicas no se han llevado a Nora para que podamos dormir-Dijo subiéndome en su regazo en un movimiento rápido, podrían haber pasado meses pero no perdía la práctica.

-¿Sin presentarte ni nada?-Dije vacilando y ella rió.

-Si eso quieres, soy Júlia Fort, tengo 25 años y soy fotógrafa, ¿Y tú?-Preguntó poniendo sus manos en mi cintura.

-Me llamó Ona Batlle, tengo 27 años y soy futbolista, ¿Estás soltera?-Pregunté agarrando su nuca.

-Me voy a casar el domingo con la mujer más hermosa de este planeta-Dijo haciendo que me sonrojara.

-¿Cómo es esa mujer?-Volví a preguntar siguiéndole el juego.

-Es más bajita que yo, tiene la mandíbula marcada, una sonrisa deslumbrante y pecas por todo el cuerpo-Contestó mordiéndose el labio inferior.

-No creo que a esa chica le importe que pase una noche con su futura mujer-Hablé acercándome más a ella.

Cuando menos me lo esperaba atacó mis labios, fue de una forma diferente a los últimos meses, fue una forma pasional haciéndome ver lo mucho que me deseaba en ese momento.

Comencé a mover mis caderas encima suyo buscando la mínima fricción posible con su cuerpo, sus besos como era de costumbre en estos momentos pasó a mí cuello, donde comenzó a dejar primero pequeños besos y luego algunos más intensos, mi camiseta no tardó mucho en desaparecer y mi sujetador más de lo mismo, se tomó unos segundos para admirar mi cuerpo desnudo y yo me volví a sonrojar.

Le di libre albedrío para que hiciese lo que quería con mis pechos, jugó con ellos e incluso los mordisqueó, yo empezaba a sentir un dolor en la entrepierna que empezaba a aumentar.

Al ver que en esa posición no tenía alcance a nada más con delicadeza me tumbó en el sofá y siguió con lo que estaba haciendo, sus manos pasaron por debajo de mis muslos y se quedaron ahí dejando algún apretón de vez en cuando, su boca llegó a la goma de mi ropa interior y subió su mirada para pedirme permiso, era algo que siempre hacía, aunque llevásemos más de dos años, tuviéramos una hija y nos fuésemos a casar seguía pidiéndome permiso para hacerme cualquier cosa.

No esperó mucho y en cuanto retiró mi ropa interior dos dedos se colaron en mi interior y su boca se posicionó en mi punto más sensible, entrelacé una de mis manos con su pelo haciendo que no se sepaarse de donde estaba.

Notaba un cúmulo de sensaciones, todas buenas obviamente, lo que me hacía sentir está chica no era normal, mi pecho subía y bajaba mientras que ella seguía a lo suyo, cuando notó que estaba a punto conectó su mirada con la mía, segundos después no aguanté más y toqué el límite, me miró con aquella sonrisa de orgullo y prepotencia que le salía a veces dibujada en la cara y yo cogí el brazo que tenía libre para subirla, cuando estuvo a la altura de mi cara la volví a besar, ahora era un beso suave expresando todo lo que sentía por ella una vez más.

-Le voy a decir a Mapi que se lleve más a menudo a Nora-Dijo riendo algo exhausta.

Quiso levantarse pero no evité poniéndome encima, se quedó sorprendida y yo volví a ir a por sus labios.

-Te toca a ti amor-Dije para besarla de nuevo.

Estuvimos casi toda la noche así, hasta que ya no teníamos fuerzas para hacer más, nos dormimos cada una en un lado de la cama separadas ya que entre que hacía una calor brutal y que necesitábamos recuperar el aire quedarnos pegaditas no era la mejor idea, aún así cuando me desperté tenía su brazo rodeando mi cintura, parecía que no podía dormir sin estar tocándome en todo momento.

Ella seguía dormida así que retiré con cuidado su brazo y me levanté de la cama, vi la hora y me di cuenta de que tenía entreno en 40 minutos, justo en ese momento picaron a la puerta, eran Mapi e Ingrid con Nora.

-Hola peque-Le dije a Nora tomándola en brazos.

-Uy esa voy, alguien se lo pasó bien anoche-Comentó Mapi riendo y yo le di una colleja.

-Me la vigilias, voy a prepararme para el entreno-Dije sentando a Nora en el sofá y yendo a la habitación.

Cuando entré Júlia seguía dormida, no podía ser que hubiesen tres personas haciendo ruido en el salón y siguiese dormida, cogí mi almohada y se la tiré a la cara despertándola, lo de despertarla con caricia ya había pasado hace mucho, ahora había muchísima más confianza.

-Buenos días a ti también-Dijo con voz ronca girándome la cara.

Le tiré una camiseta y unos pantalones para que se los pusiese y lo hizo sin siquiera sentarse, cuando terminó de vestirse volvió a cerrar los ojos.

-¡Nora!, ven a despertar a mami-Grité llamando a mi hija, la cual no tardó en aparecer.

La ayudé a subir a la cama ya que todavía no llegaba y empezó a intentar despertar a Júlia, la cual se estaba intentando aguantar la risa.

Cuando Júlia levantó la cabeza Nora se le tiró al cuello abrazándola y yo me morí de ternura el ver eso, la pequeña no se desenganchó de su cuello y Júlia tuvo que levantarse con ella en brazos.

-Buenos días chicas-Saludó a Mapi e Ingrid con la voz aún de dormida.

-Cuando las dos tienen esa voz no es casualidad-Le dijo Mapi a Ingrid de una manera que lo pudimos escuchar nosotras también.

-¿Por algo te llevaste a Nora, no?-Dijo Júlia sin cortarse un pelo.

No me dio tiempo ni a desayunar, ya que tuve que irme al entreno, Mapi e Ingrid me llevaron, todo fue como de normal, entrenamos entre risas y después en el vestuario me preguntaron cómo estaban mis chicas, era cada día lo mismo, pero no me molestaba, que mi vida fuese así era algo perfecto.
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Capítulo con cositas🫢

Nos acercamos al día de la boda, y también al final😞

Aunque no estéis tan tristes, ya tengo el primer capítulo de la historia con Alexia preparado.

𝐂𝐀𝐑𝐏𝐄 𝐃𝐈𝐄𝐌-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora