𝐂𝐀𝐑𝐏𝐄 𝐃𝐈𝐄𝐌-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞

LIV

Por obvias razones Júlia no pudo venir a recogerme al aeropuerto, ya me había hecho las trenzas y estaba deseando llegar a casa para ver cómo reaccionaba.

-Pero bueno, ¿Y este cambio de look?-Preguntó mi hermano solo verme.

-¿Te gusta?-Pregunté con una sonrisa.

-Que va, te queda fatal-Dijo para picarme y yo le di una colleja.

Me llevó hasta la que ahora era mi casa y se despidió de mí, abrí con mis llaves ya que no iba a hacer que Júlia se levantase para abrirme, cuando entré Kion y Coco me recibieron, pero no vi a Júlia.

No pude contener la risa cuando entré a la habitación y la vi tirada en la cama con la boca abierta completamente dormida, eran las doce de la mañana y la tía estaba ahí.

Intenté no hacer mucho ruido para no despertarla, pero fue en vano ya que cuando terminé de dejar las cosas vi como me miraba.

-Buenos días bella durmiente-Dije sentándome en el borde de la cama y dejando un beso en su frente.

-¿White Boy Carl?-Dijo cogiendo una de mis trenzas y yo reí.

-Mira que eres tonta, ¿te gustan?-Pregunté algo nerviosa por su respuesta.

-Me encantan, te hacen el triple de atractiva -Dijo haciendo que me sonrojara.

-No me digas esas cosas cuando no podemos hacer nada-Me quejé dejando un golpe en su hombro.

-¿Quién dice que no?-Preguntó atrevida pasando una mano por mi cintura.

-Júlia…-Dije regañandola pero ella lo único que hizo fue mirarme y morderse el labio inferior, la iba a matar.

-Las reglas están para saltárselas-Dijo cogiendo ahora mi nuca y atrayéndome hacía ella.

Terminamos haciéndolo, hice yo todo, ya que quería que no forzase la pierna, podía hacerse daño en cualquier momento y eso era lo último quería.

Durante todo lo que quedaba de día me di cuenta de que ocultaba algo, al día siguiente era mi cumpleaños y lo más probable es que estuviese relacionado con eso.

-¿Me has comprado algo?-Pregunté intentando sacarle información.

-¿Qué te voy a comprar yo a ti?, ni que fuésemos novias o algo-Dijo vacilando y yo la miré mal.

-Sabes que no hace falta que me regales algo-Dije sincera y ella negó con la cabeza.

-Vas tarde-Sonreí como una niña pequeña ante eso.

-¿Qué es?-Pregunté emocionada.

-Paciencia Pecas, todo llega-Dijo dejándome con la intriga.

Al despertarme la mañana siguiente no había nadie a mí lado, minutos después apareció Júlia con un pastelito por la puerta, me levanté para ayudarla, iba solo con una muleta para poder llevar el plato y temí que se hiciera daño.

-Felicidades Pecas-Dijo para después darme un beso el cual seguí con entusiasmo.

-Eres la mejor amor-Dije soplando la pequeña vela que había en el pastelito.

No pude estar mucho con ella ya que horas después tenía entrenamiento, pero no le faltó tiempo para darme mi regalo, era una cadena de plata como la que le regalé yo en su cumpleaños, pero la inicial que llevaba era la mía, con eso tenía más que suficiente, pero antes de irme me dejó claro que eso no era lo único que tenía para mí.

Cuando llegué al vestuario todas me felicitaron y como buenas cotillas me preguntaron si Júlia había hecho algo especial por la mañana, obviamente les dije que sí y les expliqué todo.