XXIV

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Júlia y yo nos volvimos a separar y cada una se fue con su grupo, cuando me acerqué a ellos todos me miraban con una sonrisa.

-Ona por dios, hay menores en este reservado-Dijo Alexia señalando a Lamine y a Vicky.

Pasó un buen rato y me di cuenta que quizás Júlia ya debía ir parando con la bebida, a veces andaba y se iba hacía la izquierda.

-Creo que es suficiente-Hablé seria quitándole el vaso de cubata de la mano y sujetándola por la cintura.

-Pero si estoy perfectamente-Dijo separándose e intentado demostrarme lo que decía poniéndose a la pata coja.

Menos mal que no se alejó mucho para hacerlo porque si no se comía el suelo, la sostuve rápido y ella rió escondida en mi cuello, iba fatal.

La senté en uno de los sofás que había en el reservado y cuando me quise dar cuenta estaba mirando al suelo triste, después del subidón al beber alcohol llegaba el bajón emocional.

-Lo siento, te estoy jodiendo la noche-Me di cuenta de que sus ojos estaban llorosos mientras decía eso y la abracé.

-No me estás jodiendo nada-Dije sincera mirándola a los ojos.

-Te quiero Ona-Dijo con voz de borracha pero supe que lo decía con total sinceridad.

-Yo también te quiero-Contesté con una sonrisa, era la primera vez que se lo decía, pero me iba a asegurar de que no fuese la última ya que posiblemente mañana por la mañana ya no se iba a acordar.

-Toma-Me tendió las llaves de su coche y yo me quedé algo sorprendida, su coche era sagrado y no dejaba que nadie lo condujese.

-¿Me estás dejando tu coche?-Pregunté todavía sorprendida.

-Cogelas antes de que me arrepienta-Dijo riendo y yo tomé las llaves y las guardé como si fuera el tesoro más preciado del mundo.

Hubo un momento en el que tuve que ir al lavabo y Júlia se quedó con Jana hablando, al salir del baño me encontré de frente con Marc y este empezó a hablarme.

-¿Te ha dado las llaves del coche?-Preguntó a lo que yo asentí.-No se lo ha dejado a nadie nunca.

-Lo se-Dije con una sonrisa, no sabía hacía donde iba esta conversación.

-Siempre he pensado que Júlia es el amor de mi vida, pero ahora ella ha encontrado al suyo, y esa eres tú Ona, nunca la había visto tan entregada con alguien-Cuando dijo eso sentí como las mariposas de mi estómago revoloteaban a mil por hora, pero a la vez que sentía pena por Marc.

-Eso es muy bonito-Dije cogiendo su hombro.

-Júlia ha pasado por mucho, cuídala-Yo asentí a lo que dijo, de alguna manera sentía que diciéndome esto la estaba dejando ir, intentando aceptar que nunca podría estar con ella, en el fondo me sentía mal por el.

Después de aquella profunda conversación volví donde estaba Júlia con Jana, se le veía mejor, ya se le estaba pasando la borrachera, según ella era una persona a la que el alcohol le subía tan rápido como le bajaba.

-¿Mejor?-Pregunté sentándome a su lado.

-¿He dado mucha vergüenza ajena?-Preguntó preocupada, en su voz se notaba que ya iba más o menos bien.

-Que va, casi te caes de boca contra el suelo pero te he cogido antes-Dije riendo al recordar el momento.

-Mi salvadora-Después de decir eso se abalanzó sobre mí y me besó.

-Bueno yo os dejo solas, que parezco Lumiere-Dijo Jana levantándose y causando nuestra risa.

Júlia tenía cara de cansada pero para besarme no le faltaban fuerzas a la tía, cada vez que lo hacía le ponía más ganas, como continuase así esto no iba a terminar en un simple beso, lo malo es que me tenía que aguantar, ya que no me iba a liar con ella delante de todos.
Todos esos pensamientos se fueron a la mierda en cuanto comenzó a besar mi cuello, ahí perdí todos los papeles que tenía.

𝐂𝐀𝐑𝐏𝐄 𝐃𝐈𝐄𝐌-𝐎𝐧𝐚 𝐁𝐚𝐭𝐥𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora