Capítulo 7

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El tiempo es relativo.

Así que los que fueron los tres segundos más largos de la vida de Imra, para Kara representaron nada.

No lo suficiente.

Apenas un grano de las arenas del tiempo.

En cuanto los músculos del cuerpo de Imra pudieron reaccionar, se alejó de Kara empujándola fuertemente.

¡¿Qué crees que estás haciendo?! — preguntó molesta, ante la sorpresa de Kara.

— Besándote — aunque estaba confundida, Kara intentó no perder el control de la situación.

Trató de acercarse, pero, Imra se alejó de igual manera.

¡¿Por qué?!

— Estoy enamorado de ti. — Comenzó a decir Kara — Siempre lo he estado. No me había dado cuento porque...

¡No! — fue la respuesta de Imra que sin saber qué hacer, le dio la espalda y se llevó las manos a la cabeza.

— Sí. Imra, escucha...

¡No! ¡¿De dónde sacas esto?!

— Después de ese beso, yo...

¡¿El beso?! Kara, no entiendo... — Imra por fin volvió a miralar. Había mucha decepción en sus ojos, y entonces Kara supo que las cosas no saldrían como lo había esperado.

— Escúchame por favor... — pidió Kara no muy seguro de poder continuar — El beso que nos dimos durante la fiesta en casa de Eve, me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de lo que realmente significas para mí, de lo que siento por ti. Yo... te amo. Te he amado siempre.

¡Ya basta!— gritó Imra sonriendo, nerviosa — No puedes estar hablando en serio.

— Es muy en serio.

— Tu no estas enamorado de mí, Kara.

— Lo estoy...

¡NO, NO LO ESTAS! — Imra había perdido el control — Solo estás confundida. Nosotros somos amias ¡Eres mi mejor amiga! — parecía que Imra quería comenzar a llorar.

Kara se acercó a ella, tomó sus manos y las apretó con fuerza, la miró a los ojos, decidida a llegar hasta el final.

— Lo estoy. Es la única cosa de la que estoy segura. Ese beso significó todo para mí.

¡PUES PARA MI NO SIGNIFICÓ NADA! — gritó la pelinegra deteniendo el frágil corazón de Kara — Te lo dije. Yo no siento nada por ti. No significó nada para mí... Nada.

El corazón torpe y confundido de la rubia, dolió más de lo que pudiera recordar que hubiera dolido antes. No quería demostrarselo, pero los ojos cristalizados delataron su estado de ánimo.

Imra se dio cuenta de que no era la forma correcta de decir las cosas. Pero ya era demasiado tarde para retractarse. Kara tomó la poca dignidad que le quedaba y se dispuso a marchar, pero Imra la sujetó del brazo impidendoselo.

— Kara, perdona. No quise...

De un jalón, Kara se soltó y sin decir nada más, se fue.

¿Verdad o reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora