Capítulo 20

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— ¿Qué crees que estás haciendo? — preguntó Lena, molesta.
La chica la miró confundida. Apenas siendo capaz de mantenerse en pie.
Apestaba a alcohol, y los ojos casi se le cerraban.
— Dame mis llaves — pidio, arrastrando las palabras, yéndose sobre Lena para recuperarlas.
Pero, si no es porque Sam la sostiene por la espalda, habría terminado en el suelo.
— No puedes manejar así, Kara — le dijo Lena.
— ¿Kara?— preguntó Sam dejando a la chica sentada en el suelo, a un lado del automóvil — ¿Tú tutora?— se inclinó frente a ella y le apartó los mechones de cabello que le cubrían el rostro — ¡Ah! ¡Si es ella! ¿Qué hacemos?
— Llevarla a la casa. No vamos a dejar que se vaya en este estado.
— No podemos. Recuerda que tenemos prohibido llevar amigos. Y mucho menos amigos borrachos.
Kara estaba balbucenado e intentaba ponerse de pie sin lograr ningún de las dos cosas.
— Kara — la llamó Lena, logrando que le prestara atención — Dame tu celular.
La rubia sonrió, y acto seguido, le entregó el móvil.
— Tiene contraseña — le dijo Lena a Sam.
— Dame.
Sam le quitó el aparato y un minuto después se lo regresó con acceso libre.
Lena lo tomó y comenzó a buscar en la lista de contactos. Hasta que encontró uno que le podía servir.
Veinte minutos después, llego un joven a recoger a Kara.
— Muchas gracias por llamarme — dijo el chico a Lena y Sam después de meter a Kara dentro de su auto — Fue una suerte que ustedes la encontraran, ¿Son amigas de mi hermana?
— Sí — respondió Lena con las mejillas sonrojadas — No... no seas muy dura con ella.
El chico la miró con curiosidad.
— Cuando despierte. Bueno, quiero decir que, deja que se recobre al 100% y luego... luego puedes, no sé, castigarla y eso.
Él sonrió divertido.
-- Lo intentaré-- le dijo --Entonces, nos vemos mañana.
Le dio las gracias por última vez y se marchó.
°°°
Al día siguiente, y a pesar de la fuerte resaca que invadió el cuerpo de Kara, Clark, su hermano mayor, la sacó de la cama, la obligó a darse un baño con agua fria y le dio de beber un líquido espeso y asqueroso dw color rojo que por lo menos ayudó para que se le asentara el estómago y ya no quisiera vomitar.
Luego, subieron al auto del mayor, y condujeron por unos veinte minutos en silencio.
El dolor de cabeza no desapareció, y por culpa del viento que entraba por las ventanas del auto, se intensifico. Así que Kara se hizo una especie de ovillo sobre el asiento del copiloto tratando de cubrirse lo más posible.
— ¿A dónde demonios me llevas? — preguntó malhumorada. Pero, su hermano siguió sin decirle nada.
Kara casi estaba dormida, cuando su hermano abrió la puerta del auto para que bajara. Como iba medio recargada en la puerta, estuvo a punto de caer de cara en el piso.
— Llegamos — anunció Clark tendiéndole la mano para ayudarla a bajar
La luz le molestaba en los ojos, así que al principio todo estaba borroso y no supo a donde la había llevado su hermano. Pero cuando logró recuperar la visión y pudo distinguir la fachada del edificio que tenía frente a ella, se llenó de indignación y enojo.
— ¡¿Qué se supone que estamos haciendo aquí?! — preguntó sin apartar la mirada del letrro de voluntariado en lo alto del edificio.
— Ven — fue todo lo que dijo Clark, empujándola por la espalda para entrar juntos.
Pero, Kara se soltó de un manotazo y se apartó varios pasos de él.
— ¡¿Acaso estás loco?! ¡¿Qué clase de broma es esta?!
— No es una broma. Hay que entrar.
— ¡Por supuesto que no! ¡Yo no tengo nada que hacer aquí! ¡Te exijo que me lleves a la casa! ¡Cuando papá se entere…!
— Papá ya lo sabe, y está de acuerdo.
— ¡¿Me estas jodiendo!?! — grito furiosa e incrédula.
— Kara, por favor, esto no es tan malo. Es mucho mejor que la opción que tenía papá para castigo.
— ¡Nada de por favor! ¡¿De quién fue la puta idea?!
— Mia — declaró Lena apareciendo detrás de la puerta de cristal del edificio.
Kara la miró boquiabierta, y cuando creyó entender lo que pasaba, se fue sobre ella y la empujó por los hombros obligandola a retroceder unos pasos.
— ¡¿Y quién demonios crees que eres para meterte en mi vida?!
— ¡Kara, cálmate! — pidió Clark tratando de detenerla.
— ¡¿Calmarme?! ¡No sé qué te diría esta niña para convencerte de traerme aquí! ¡Pero es una estupides! ¡No fue para tanto!
— ¿Qué no fue para tanto? Sí no es porque ella te encontró anoche, a mitad de la calle, tan borracha que no podías abrir la puerta de tu propio auto, quizá estarías en el hospital o en el cementerio. Papá estaba furioso.
Kara se cruzó de brazos y frunció el ceño, tratando de recordar lo que había sucedido después de entrar a aquel bar. Pero, la verdad era no que había nada en su mente de la noche anterior. Sin embargo, creía que todos estaban exagerando las cosas, a tal grado, de querer que asistiera a un voluntariado como si fuera una criminal.
— ¡Esto es una estupidez!— insistió — Mis amigos…
— ¿Cuáles amigos?— le preguntó Lena — Desde que te conozco, te he visto sola…
— ¡Tú cállate!— le gritó, señalándola con el dedo — ¡No me conoces! Tengo amigos. Tú lo sabes — le dijo a su hermano — Solo tengo algunos problemas con ellos en estos momentos…
— Alejar a todos los que quieren ayudarte, solo es una señal más de que…
— ¡Es suficiente! — gritó Kara lanzándose de nuevo sobre Lena.
— Kara --la llamó Clark --Es esto, o...
-- ¿O qué?
-- O papá te enviará a rehabilitación.
-- ¡¿Qué?! -- explotó Kara de nuevo -- ¡Por una puta noche de borrachera!
-- Bien, entonces sube al auto y vamos a explicárselo a papá. Me encantará ver como logras convencerlo de lo contrario.
Kara miró de nuevo el edificio, las letras grandes y azules en la entrada. Seguía pensando que era una estupidez. Pero, si se le había metido a su padre en la cabeza la idea de enviarla a rehabilitación, no habría nada que pudiera hacer para hacerlo cambiar de opinión. Nada más que cumplir cabalmente con... la alternativa.
— No… — dijo bajando la mirada y apretando los puños. Iba a negarse de nuevo, pero su hermano le hablo.
— Kara — la llamó Clark — No veas esto como un castigo sino como una oportunidad. Solo tienes que venir. Lena, está aquí como voluntaria, ayuda en lo que puede al instituto. Por eso sugirió que sería buena idea que vinieras a un voluntariado con ella y ocupar un poco de ti tiempo en beneficio de la comunidad.
Kara volvió a mirar a Lena, suspiró, golpeó varias veces el piso con la planta del pie tratando de liberar un poco de su frustración, y finalmente comenzó a caminar al interior del edificio.
— Bien. Vamos a hacer esto — murmuró — Solo porque el sol me está matando. Espero que tengas algunas aspirinas allí dentro -- le dijo a Lena cuando pasó a un lado de ella.
No estaba feliz, pero se acostumbraría. Y mientras se registraba como voluntaria, Lena y Clark intercambiaban sonrisas llenas de satisfacción.

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