Capítulo 24

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— Hablo en serio. El tipo ni siquiera se había dado cuenta de que estábamos ahí, y seguía hablando y hablando. Su cara fue todo un poema cuando por fin me vio.
Andrea, había interceptado a Kara cuando salía de la universidad y Comenzó a platicar de tonterías sin darse cuenta.
Kara no pudo quitarsrla de encima por más que lo intentó y al final, terminó acompañandola hasta el estacionamiento.
La verdad, no se sorprendió cuando la chica se acercó a ella.
La había tenido como su sombra desde hacía varios días, aunque hasta ahora parecia que se habia animado a acercarse.
Al principio, creyó que solo se trataba de una casualidad, pero después de enterarse que había conseguido su teléfono, y de recibir varios menajes de un numero desconocido, que evidentemente era el de André, entendió que nada había sido casualidad.
Parecía que la chica estaba interesada en ella. Así que Kara platicó con Lena, y le preguntó si Andrea le había comentado algo. Ella le aseguró que no habían vuelto a cruzar palabra después de lo del estacionamiento. Sin embargo el interés que la chica mostraba, era demasiado sugerente y descarado como para no tratarse de algo sexual o romántico.
Lena le preguntó a Kara si estaba interesado en Andrea.
Con una sonrisa pícara, Kara respondió que no. Pero se le hacía extraño y divertido lo que estaba pasando con la joven.
Entonces, Lena tuvo que platicarle sobre la teoría de Sam.
Las dos se habían reído un poco y no le habían dado mucha importancia.
Ahora, con este repentino abordaje, comenzaba a pensar que la sugerencia de la amiga de Lena no era tan descabellada.
— Bueno. Yo me quedo aquí — le dijo a Andrea deteniéndose frente a su auto.
— ¡Wow! — Exclamó la más joven — ¿Este es tu auto?
Kara miró su propio auto. No era nada de otro mundo. Su Mustang del 69, sin dudas había visto mejores días. No estaba descuidado, pero tenía una semana sin lavarlo y el golpe en un costado, no muy visible. Clark llevaba todo un mes diciéndolo qué debía de llevarlo al taller para la reparación. Tal ve tenia razón.
— Sí - respondio sin entender muy bien su asombro - Bueno, hasta luego — iba a entrar a su auto, cuando Andrea volvió a hablar.
— ¿Tienes planes para esta tarde?
Kara la miró confundida.
— Si estas libre, podemos ir al cine, o a comer…
— ¿Es una invitación?
— Lo es.
Kara analizó a Andrea, sin mostrar la mínima expresión en el rostro.
Generalmente las personas se intimidaban, o se ponían muy nerviosas cuando las miraba de aquella manera. Pero, Andrea le sostuvo la mirada.
— Tengo cosas que hacer — le dijo Kara después de un par de minutos — Será otro día.
— Oh…, sí claro. No te preocupes.
— Entonces, nos vemos luego— Kara iba a entra de nuevo, pero Andrea la volvió a detener.
— ¿Tiene que ver con algo que Lena te dijo de mí? — Kara suspiró — Porque si es por eso, no debes de creer todo lo que te dice.
— Soy muy capaz de tener mi propia opinion de las personas por mi cuenta. No me dejo influenciar por lo que digan otras personas.
— Lo siento. Es Solo que, Lena siempre logra que los demás piensen lo peor de mí— Andrea se acercó y la tomó de la mano — No quiero que eso pase contigo.
— Tengo cosas que hacer — volvio a repetir la rubia, llena de desconfianza, saltándose del agarre de Andrea.
— Está bien. - dijo Andrea un poco desairada - Lo entiendo. Entonces, creo que... Nos vemos luego.
Kara dio media vuelta y entró en su auto.
Hizo rugir el motor, y estaba a punto de arrancar cuando escuchó unos golpecitos en la ventana.
No se giró para mirar a la joven de inmediato, pero cuando lo hizo, se dio cuenta de que no se trataba de la insistente de Andrea.
Kara se quedó con la mente en blanco al ver a Imra.
— ¿Imra?
La mencionada sonrió, esperando a que bajara del auto
Pero, la rubia no lo hizo. Simplemente se limitó a bajar la ventanilla.
— Hola, Kara - saludó Imra inclinándose al frente -¿sería posible que hablemos?
— Si vas a seguir con…
— Por favor. No quiero pelear.
°°°
Acompañadas de una extraña y dolorosa melancolía, Kara e Imra caminaron en silencio por las calles mientras el atardecer moría lentamente y pintaba las ventanas con los rayos naranjas del sol agonizante.
Aun no oscurecía, pero el sol ya había desaparecido de los cielos cuando llegaron al parque.
Los columpios estaban solos.
Era algo tarde para que hubiera niños jugando.
Fue ahí donde las dos amigas decidieron sentarse.
Era muy extraño, ya que en otros tiempos, el silencio entre ellas no se habría prolongado tanto y romperlo, no hubiera sido tan difícil.
Imra tenía la mirada clavada en sus pies, mientras que Kara tenía los ojos clavados en ella. Esperaba que fuera Imra quien iniciara la conversación. Después de todo, había sido ella la que  pidió que hablaran.
Kara tenía unas enormes ganas de abrazarla, y tener que contenerse era el peor de los castigos. Así que para distraerse de sus impulsos, comenzó a columpiarse poco a poco, arrancándole algunos rechinidos a la estructura de metal.
Como al parecer, Imra no hablaría, fue Kara quien lanzó la primera pregunta.
— ¿Qué es lo que querías decirme? — preguntó, al mismo tiempo que tomaba más vuelo sobre el columpio con las puntas de los pies.
— Te extraño.
Escuchó eso, justo cuando pasaba junto a Imra a toda velocidad, y cuando el columpio regresó, lo detuvo aferrando los pies a la tierra.
— Yo también te extraño— aceptó la rubia con tristesa.
— ¿En serio no puede ser como antes?
— Imra…
— No, ya sé que no. Pero estar así… — Imra comenzó a llorar silenciosamente — Peleada contigo… me duele.
Kara trató de ser fuerte, de no sentir compasión por Imra, de no correr a consolarla. Pero ni queriendo, pudo impedir acuclillarse frente a ella para limpiar sus lágrimas.
— No quiero que llores— le dijo  sujetándola de las mejillas con ambas manos.
— No puedo evitarlo. Quiero a mi amiga de regreso.
— No me he ido a ningún lado, Imra. Es Solo que…
— Lo sé — la interrumpió y se apartó de ella poniéndose de pie y limpiándose la cara con las manos — Estas enamorada de mí.
Por lo menos ahora, pensó Kara, ya aceptaba que sus sentimientos eran reales.
— Y yo…— siguió Imra — Yo… quiero a mi amiga de regreso. Quiero que volvamos a pasar tiempo juntas. Que volvamos a ir a la heladería y que nos quedemos sentados en la será de frente hasta que oscurezca. Quiero que te burles de mí por enamorarme tan rápido, pero que seas la primera en apoyarme cuando tenga algún problema.
— Imra…
— Quiero que vuelvan las noches en las que te quedabas mensajeando conmigo hasta las tres o cuatro de la mañana, solo porque yo no tenía sueño. Quiero a mi mejor amiga de regreso — ahora fue Imra la que se acercó a Kara y la sujetó con desesperación de las manos — Te quiero a mi lado, Kara. Vuelve.
— Yo…
Sí, Kara había compartido muchos momentos con Imra. Habían estado juntas desde hacía tantos años que… todo lo que ahora comentaba Imra le parecía tan normal y ella también lo extrañaba. Ella también queria que las cosas volvieran a ser como antes pero, quería más. Deseaba mucho más.
Ya no era suficiente para Kara solo permanecer al lado de Imra. Ya no era suficiente ser solo su amiga. Ella necesitaba más. Quería más.
¿Qué de malo tenía querer besarla, tomarla entre sus brazos y acariciarla? ¿Por qué era tan difícil creer que lo que había empezado como un sentimiento de amistad, ahora se transformaba en un amor tan apasionado que incluso mirarla dolía en lo más profundo de su alma?
Imra estaba sufriendo, ¿pero qué había del doloroso y constante sufrimiento de Kara?
— Pides lo imposible.
Imra soltó a Kara poco a poco.
— Si de verdad fueras mi amiga… — la oración se quedó incompleta en los labios de Imra.
— No digas cosa que no…
— Lo siento, Kara.
— ¿Ahora por qué te disculpas?
— Siento no poder amarte como tú quieres que lo haga.
— Si tan solo dejaras de lado tus miedos, y le dieras oportunidad a lo que realmente está en tu corazón…
— ¡¿Y qué sabes tú lo que hay en mi corazón?! — Gritó Imra dándole la espalda.
Kara la miró con tristeza.
Las estrellas estaban apareciendo en el negro cielo y entonces pensó que era ahora o nuca, creyó que no tendría otra oportunidad de intentarlo.
Se acercó a Imra y la abrazó con fuerza. Luego, la alejó un poco, rosó su rostro con la mano y se inclinó sobre ella despacio, midiendo el terreno. Tratando de no asustarla. De no alejarla.
El corazón de Imra latía muy fuerte. No le costó nada comprender cuales eran las intenciones de Kara. Iba a besarla. De nuevo. Y no sabía si se estaba volviendo costumbre, si le era indiferente, o… si estaba comenzando a gustarle. Pero esta vez, no hizo nada por detenerlo.
Comenzó a temblar. De nuevo se llenó de dudas, miró los labios de Kara y se sintió atraída, y al mismo tiempo amenazada por ellos. No sabía qué era lo correcto, no tenía idea de lo que estaba a punto de hacer.
Tenía que alejarse, y eso fue lo que hizo.
Justo cuando Kara iba a besarla, Imra hechó la cara a un lado.
— No…
Kara se sintió herida por el nuevo desaire. Aunque por lo contrario, su esperanza creció un poco más.
— ¿Qué es lo que quieres de mí, Imra?
— Nada.
— ¿Nada? ¿Entonces qué demonios era de lo que querías que habláramos?
Con cada palabra, la distancia entre las dos iba aumentando. Y no solo la distancia física, sino la emocional.
— No lo sé…
— ¡¿No lo sabes?!
— ¡Ya basta, Kara! ¡Estoy confundida! — aunque Imra se había prometido a sí misma mantener la calma en todo momento, era obvio que no lo iba a lograr. No quería discutir con Kara, pero el torbellino de ideas y sentimientos que peleaban dentro de su cabeza, la ponía más irritable de lo que era en realidad.
— Si estas confundida, yo puedo…
— ¡No, no puedes! ¡Tú me confundes! ¡Y estando cerca, lo único que logras es confundirme aún más! — Kara sonrió esperanzada pero, Imra la paró en seco — Me haces sentir mal. Me haces sentir como si todo esto fuera mi culpa. Y lo único que yo he hecho es darte mi amistad incondicional, amarte intensamente de esa manera, como amigas.
— Yo…
— ¡No! ¡Solo has pensado en ti, en cómo te sientes! Solo me has confundido a tal punto de no saber qué es lo que siento.
— ¿Estás diciendo que la culpa es mía?
— ¡Estoy diciendo, que quiero a mi amiga de regreso! ¡Nada más!
Se quedaron inmóviles, frente a frente, mirándose con intensidad.
El pecho de Imra subía y bajaba con agitación, mientras que la cabeza de Kara comenzaba a palpitar. Pasaron un par de largos minutos en esa posición, hasta que el celular de Kara sonó oportunamente.
En otras circunstancias no habría contestado, pero ahora lo veía como la campana de la salvación. Y cuando vio el ID de la persona que hablaba, lo sintió como una señal del cielo.
Debía contestar.
Imra la miró sorprendida cuando atendió el teléfono. La Kara que conocía nunca hubiera hecho eso.
Fueron pocas la palabras que Kara intercambio con la persona que había llamado. Pero fueron las suficientes para cortar el hilo de sentimientos que había expuesto hacia solo unos minutos atrás. Cualquier cosa que dijeran ahora. Iba a perder impacto.
— Lo que tu pides… — le dijo Kara después de colgar — Es imposible. No podemos regresar a lo que éramos. Yo no puedo.
Lagrimas silenciosas volvieron a caer por las mejillas de Imra.
— Lo siento. Tengo que irme — la salida del parque estaba detrás de Imra, así que la rubia caminó hacia ella, y cuando pasó a su lado, la chica la detuvo del brazo.
— ¿Vas con esa chica?
Kara la miró confundida.
—   No debes salir con ella, Kara.
Furiosa, se zafó de un jalón.
— ¡¿Ahora me dirás con quién puedo o no salir?!
— Es una tonta novata. Solo te traerá problemas.
— ¿Y a ti que más te da?
— Soy tú… — iba a decir “amiga” pero después de lo que habían hablado, no se sentía segura — Me preocupo por ti.
— No necesito que te preocupes. Si salgo o no con Lena, es problema mío.
— Ka… — era tarde, Kara ya se alejaba del lugar con paso decidido.
Cansada, Imra levantó la mirada a las estrellas y dejo escapar una lagrima más — Solo… no quiero hacerté daño — una estrella fugaz cruzo el cielo — No quiero lastimarnos más.

¿Verdad o reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora