Capítulo 27

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— ¿Estas segura? — preguntó sorprendido, Mike después de escuchar lo que Imra planeaba hacer.
No había hablado mucho con ella durante las últimas semanas. Y no habían esperado que los sucesos de los últimos meses le hubieran afectado tanto. Incluso, había creído que para este momento el tema ya estaba olvidado.
— No, pero no es justo para ninguno de los dos que sigamos así. Él es tu primo, y sé que serás al primero que busque para hablar, por eso quiero…
— Espera — Mike detuvo su paso y sujetó a Imra del brazo, obligándola a detenerse también — ¿Esto tiene algo que ver con…?
— ¡Kara!
Los dos se giraron al escuchar el nombre de su amiga, para ver como una chica, a quien Imra reconoció de inmediato, corría para lanzarse a los brazos de su amiga al final del pasillo.
°°°
Lena sabía que tarde o temprano iba a lamentar hacer esto.
De hecho, una voz en su cabeza le gritaba que diera la vuelta y pensara en un mejor plan. Pero ya iba a medio camino y sus pies no parecieron titubear en ningún paso. Respiró hondo, miró el panorama y se persigno para que todo saliera bien.
— ¡Kara! — gritó a medio camino, justo antes de comenzar a correr.
Kara buscó a la persona que le hablaba, y cuando vio a Lena correr hacia ella, su cara reflejó la confusión que sentia.
Todo sucedió tan rápido que no le dio tiempo a reaccionar.
Lena, saltó sobre ella rodeadola por el cuello con los brazos y por la cintura con las piernas, mientras reía sin parar y continuaba con esa actitud alegre y esperanzada que suponía tenían las personas enamoradas.
Kara se tambaleo al recibier el inesperado abrazo, pero logró mantener el equilibrio. Estaba extrañada por lo que estaba pasando y dio un par de pasos atrás tratando de mantenerse derecha.
Lena no pesaba mucho, pero la había tomado por sorpresa.
— ¿Qué estás haciendo? — preguntó desconcertada.
Pero, Lena siguió con su papel de novia enamorada.
— ¡Te extrañé muchísimo! — le dijo con una voz melosa, abrazándolo más fuerte.
— ¿Te sientes bien?
Kara trató de apartarla, pero Lena se aferró con brazos y piernas.
— ¿Lena…?
— Tú Solo sígueme la corriente — le susurró al oído — Deja que Imra nos vea— Kara iba a voltear para buscarle, pero Lena no se lo permitió — ¡No! — casi le grita al oído.
— ¿Y entonces que se supone que…? — Kara también le susurró al oído, pero en cuanto lo hizo, Lena comenzó a retorcerse entre sus brazos y un parpadeo después, saltó para regresar a sostenerse con sus propias piernas — ¿Y ahora qué?
— ¡No hagas eso! — gritó la menor, tallándose la oreja con desesperación.
— ¿Hacer qué?
— ¡Hablarme al oído! - le gritó Lena - ¡No me gusta!
Divertida, Kara la tomó de la mano que estaba libre, y la atrajo hacia sí. Pasó un brazo pos su cintura y se inclinó ante el asombro de su amiga. Sonrió con malicia y con el dorso de la mano, le acaricio lenta y dulcemente la mejilla.
Lena se quedó helada, no porque tuviera miedo, sino por lo bien que se sentia aquel contacto. El corazón le latía con fuerza en el pecho, amenazando con escapar con una explosión.
Aquellos ojos azules que la miraban detuvieron el tiempo y la volvieron una estatua. Kara olía tan bien, y sus frios y delicados dedos le acariciaban la piel con el cuidado de quien toca los petalos de una delicada rosa.  Para Lena fue imposible no sentir como se le doblaban las rodillas.
Lentamente, Kara se inclinó sobre ella. Estaba segura de que iba a besarla, pero como se suponía que estaban saliendo, y lo que quería era darle celos a Imra  para acabar con todo eso de una vez, tendría que dejar que lo hiciera. Aunque si se atrevía a hacerlo, más tarde se las vería con ella. En su trato nunca hablaron de eso. Y Kara misma le habia dicho que no tendrian que hacer nada. Aunque, un nuevo deseo en el interior de Lena le susurró qué dejara de pensar en los detalles y disfrutara del momento.
Por ahora tendría que permitírselo.
Sin embargo, Kara no la besó.
Sus labios se dirigieron de nuevo a su oído. La respiración tranquila y cálida, golpeo el cuello de Lena, erizándole la piel. La joven trató de controlarse, pero cuando le habló, no pudo evitar volver a revolverse como una lombriz.
— ¡Qué no lo hagas! — gritó Lena molesta dándole golpes en el hombro mientras ella no dejaba de reír.
— Ahora ya conozco tu punto sensible — se burló la mayor tocándole la frente con el dedo índice, provocando que el rostro de Lena se volviera rojo por el coraje y la vergüenza.
— Hola — saludó una voz conocida.
°°°
Mientras Imra observaba la escena, una mezcla de sentimientos muy desagradables y dolorosos se le formó en el pecho. Lo primero y único que pudo hacer, fue ver como Kara era abrazada por otra chica. Era algo que había visto antes en varias ocasiones, pero hasta ahora se daba cuenta de lo mucho que le molestaba.
Nadie más que ella, o alguna de sus amigas, tenía derecho de hacer eso.
Al ver como Kara disfrutaba de la demostración de cariño, un dolor agudo comenzó a surgir en el pecho de Imra. Era como si se le dificultara respirar, aunque estaba haciéndolo a la perfección. Quería ponerse a llorar, últimamente era lo único que quería hacer, llorar hasta que las lágrimas lavaran sus pensamientos y aclararan sus ideas.
Sin darse cuenta, comenzó a apretar los puños con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. Quería apartar la mirada, pero no podía hacerlo. No podía dejar de mirar.
Luego estaba ese impulso que le gritaba que debía correr hasta donde estaba y apartar a la joven a como diera lugar. Tomar a Kara de la mano y llevársela lejos, a un lugar en donde solo estuvieran ellas dos, un lugar en donde no importara nada y donde pudieran estar juntas, de la manera que fuera.
Iba a dar el primer paso, cuando la fuerte y delgada mano de Mike, la detuvo.
La expresiónen el rostro de su amigo, mostraba preocupación, pero no fue suficiente para detener a Imra, que sin saber qué era lo que iba a hacer, se acercó a la pareja.
— Hola — fue lo único que se le ocurrió decir para llamar la atención de su mejor amiga.
Las dos se detuvieron y mientras que Lena fijó su mirada asustada en Imra, Kara no le prestó la menor de las atenciones.
— ¡Ah! Hola, Mike — dijo la rubia en cuanto su amigo llegó junto a Imra.
— ¿Interrumpimos algo? — preguntó Mike apenado.
Kara y Lena, intercambiaron miradas llenas de complicidad antes de responder a la pregunta de Mike.
— Nada que no podamos retomar — dijo Kara, pasando una mano por detrás de la cintura de Lena para atraerla de nuevo hacia ella. El rostro de la más joven, volvió a encenderse en carmesí al sentir la mano que la rodeaba.
— Oh — fue lo único que dijo Mike porque realmente no tenía nada que preguntar o decir.
Lo que siguió, fue un silencio largo y desagradable.
Kara no dejaba de sonreír, disfrutando lo que pasaba. Desvió solo un segundo la mirada para ver el rostro enfurecido de Imra y supo que estaba muy celosa. Mike, miraba a todos lados tratando de idear cualquier excusa para largarse de ahí sin parecer un idiota.
Mientras que Lena, se ponía cada vez más nerviosa por la mirada fulminante de Imra sobre ella. Parecía un tigre listo para saltar sobre su presa y destrozarla en un abrir y cerrar de ojos.
Esa mirada, le daba miedo.
— Bueno— dijo Kara finalmente — Si no necesitas nada — tomó de la mano a Lena y entrelazo sus dedos — Nosotros tenemos cosas que terminar — le guiño un ojo a Mike y nunca dejó de sonreír.
Kara tuvo que darle un pequeño jalón a Lena para que la siguiera, porque  estaba anclada a la mirada furibunda de Imra.
Solo habían avanzado algunos pasos, cuando Kara se detuvo y se acercó al oído de Lena de nuevo. La más joven se sobresalto y se alejó un poco, pero aun así, Kara logró susurrarle.
— ¿Sabes qué podríamos hacer para que pierda la cabeza?
— ¿Qué?
Kara simplemente sonrió, pasó la mano por la nuca de Lena, y se inclinó sobre ella de nuevo. Lena lo supo en un segundo, pero no alcanzó a reaccionar. Los labios de su amiga se acercaron demasiado rápido. El corazón comenzó a latirle a mil por hora, y los oídos se le taparon por la ansiedad.
Cerró los ojos y espero a que sucediera.
Sin embargo, lo que pasó después, no fue precisamente lo que esperaba.
Justo antes de que los labios de Kara tocaron los de Lena, Imra jaló a la más joven de un hombro para alejarla e impedir de ese modo que se besaran. No conforme con ello, terminó dándole tremendo puñetazo en la mejilla. Golpe que la mando, medio noqueada al suelo.
°°°
En cuanto Winn y Sam vieron como Imra golpeaba a Lena y la enviaba a la lona, se lanzaron corriendo colina abajo para ayudarla y el caos de gritos e insultos se apodero de todos.
No fueron los únicos que llegaron corriendo. Ya que Alex e Eve vieron lo que sucedía desde lejos y también corrieron cuando los golpes comenzaron.
Sin importar que se tratara de Imra, y dejándose consumir por todos los sentimientos que había estado conteniendo durante las últimas semanas, Kara trató de defender a Lena, que continuaba aturdida en el suelo, pero Eve llegó para detenerla por la espalda justo antes de que hiciera algo de lo que estaba segura, se arrepentiría más tarde.
— ¡¿Qué demonios te pasa?! — gritó Kara mientras Eve la sujetaba — ¡Estás loca!
Alex y Mike detuvieron a Imra, aunque no hacía falta porque la chica ni siquiera se movió. Simplemente estaba de pie, con los brazos a los costados y la mirada perdida sobre la joven en el suelo.
— ¡Imra! — no fue sino hasta que escuchó a Kara gritar su nombre, que su atención se posos sobre ella — ¡Suéltame, Eve!
Eve no iba a hacerlo, pero en el forcejeo, Kara terminó dándole un codazo en el estómago que le saco el aire y la debilito para que pudiera escapar. Alex y Mike, se colocaron delante de Imra para defenderla, temiendo que lo primero que Kara haría al liberarse sería comenzar a gritarle. Pero Kara ya no les prestó atención.
En cuanto Eve la soltó, Kara fue a revisar a Lena.
Winn y Sam la estaba ayudando a ponerse en pie.
Kara ni siquiera les prestó atención, se fue directo a examinar la mejilla de Lena y sin quedarse más tiempo, despedirse de nadie o pedir opinión, la sujetó de la mano, entrelazo sus dedos y no la soltó hasta llegar a su auto sin molestarse en mirar atrás.
°°°
— ¿Estas bien? — preguntó Eve a Imra, más furiosa que preocupada. Obtuvo  por respuesta solo un asentimiento de cabeza.
— ¿Qué fue lo que sucedió? — preguntó Alex a Mike.
— Yo no… no lo sé.
— ¿Por qué hiciste eso? — siguió Eve con las preguntas. Pero Imra estaba decidida a no decir ni una palabra. Se encogió de hombros, dio media vuelta y se marchó.
— Imra… — Alex iba a ir tras ella, pero Eve la detuvo y negó con la cabeza.
— Ya déjala. No tiene caso. Está comenzando a hartarme con su actitud.
°°°
— ¿Quieres calmarte? Estoy bien.
— No voy a calmarme hasta que no te revise un doctor.
Estaban en uno de los consultorios de urgencias en el hospital donde, Iris había comenzado a dar sus prácticas. Fue el primer lugar que se le vino a la mente a Kara después de lo ocurrido.
La rubia iba a un lado de otro dentro de la habitación, desesperada por que Iris apareciera para revisar a Lena.
Aun no podía creer que Imra se atreviera a golpearla. Y lo peor era que sabía perfectamente que la culpa era de ella por pedirle  a Lena que la ayudara. Claro que nunca pensó que las cosas terminanrian así.
Cada día, todo se complicaba más, y a estas alturas comenzaba a creer que nada saldría como ella lo esperaba.
— Ya te dije que no es nada — le aseguró Lena, mientras se cubría la mitad del rostro con una almohadilla de gel frio que las enfermeras le proporcionaron — No es para tanto.
— ¡Tienes la mita de la cara hinchada! ¡Imra es una salvaje!
— Pega duro — intentó bromear la ojiverde, pero la mirada severa de Kara le dejó claro que no era el momento de hacerlo — Pero no creo que necesite un…
— Buenas tardes.
Una joven con bata blanca y estetoscopio sobre el cuello, entró solemnemente al consultorio y se sorprendio al ver a Lena.
Lena se quedó igual de asombrada al reconocerla.
Era la chica que había conocido en la librería. Con quien había hablado un poco sobre la petición de Kara y que le habí regalado de forma silenciosa aquel libro.
— ¿Quién eres tú?— preguntó Kara con desconfianza mirando detrás de ella en busca de Iris — ¿Dónde está Iris?
— Ocupada — respondió la recién llegada sin aparta la mirada de Lena — Por eso me ha pedido que las atienda.
— ¿Tú? — Kara la barrio de la cabeza a los pies.
La chica sonrió ante el escáner de la rubia.
— ¿También eres medico? — siguió preguntando Kara.
Ella, apartó la mirada de Lena y la dirigio a Kara para responder — Así es — luego, volvió a mirar a Lena y estiró la mano para presentarse— Diana Prince, medico residente.
Kara se adelanto un paso, y fue quien estrechó la mano de Diana.
— Un gusto, pero… queremos ver a Iris.
— Como ya dije, la doctora se encuentra ocupada y me pidió, personalmente, que las atendiera. Pueden confiar en mí. Sé lo que hago.
Kara no sentía mucha confianza, pero pasados algunos segundos, terminó aceptando de mala gana la ayuda de Diana.
Lena permaneció en silencio, sentada en la camilla, mientras, Diana, tomaba una silla y la colocaba frente a ella para iniciar con la revisión. Sacó del bolsillo delantero de su bata una pequeña lampara, pero antes de hacer nada, miró a Kara, parada a un lado de la camilla como un guardian.
— ¡No me mires a mí! — le dijo Kara impaciente — ¡Revísala a ella!
Diana volvió a sonreir.
— Muy bien. Vamos a ver— tomó la almohadilla de gel, y la retiró del rostro de Lena.
Kara tenía razón, la mejilla y el ojo de Lena estaban muy hinchados, pero no parecía que tuviera el pómulo roto. La joven dio un saltito cuando Diana tocó un poco su mejilla. Pero fuera de eso, no había mayor problema.
— ¿Qué fue lo que te pasó? — preguntó la doctora, mientras con mucho cuidado le colocaba una pomada sobre la piel.
— Fue una…
— Puerta — se apresuró a decir Lena, antes de que Kara hablara — Me golpee con una puerta.
— ¿Una puerta?— dijo Diana mirando a Kara, que  esta vez solo pudo sonreír con nerviosismo — ¿No creen que ya están un poco grandes como para golpearse con puertas?
— Fue una chica — aceptó la rubia llena de remordimiento — Una… amiga mia.
— Eso tiene más sentido.
Diana, terminó su trabajo y fue a anotar algunas cosas en el expediente de Lena.
— ¿Y? — preguntó impaciente Kara.
— Se te hará un moretón. Pero desaparecerá en unos días — comenzó a explicarle a Lena, ignorando la visible impaciencia de la rubia— Te recetaré una pomada para la hinchazón, y unas tabletas para el dolor. Con eso será suficiente.
— Pero perdió el conocimiento por un rato — insistió Kara — ¿Segura que no tiene nada?
— No perdí el conocimiento. Solo me aturdió el golpe.
— Ella está bien— aseguró de nuevo Diana — Solo procura no volver a pelearte con más puertas, ¿de acuerdo?
Lena asintió, avergonzada.
— Y dime, Lena, ¿te gustó el libro?
— ¿Libro? — Kara miró a la doctora inclinando la cabeza a un lado y entrecerrando los ojos tratando de recordar donde era que la había visto antes. Abrió mucho los ojos cuando lo supo.
Era la chica con el que Lena había estado hablando el otro día en la librería y que había dejado pagado el libro que durante tres días, no había soltado hasta que terminó de leerlo. Miró a su amiga y se dio cuenta de lo apenada y sonrojada que estaba. No supo muy bien porqué, pero un desprecio ilógico por la doctorsilla, se asento en su pecho.
— Bueno. Gracias. — Kara tomó la mano de Lena y la alo un poco para llevarla hasta la puerta — Pero, buscaremos una segunda opinión.
— Kara… — Lena intentó intervenir, pero no queria hacer una escena.
— No parece una persona muy confiable  — le susurró la rubia a Lena acercándose un poco a ella.
— Estan en todo su derecho, claro — intervino Diana, anotando un ultimo par de cosas en el expediente de Lena — Pero no puedo dejar ir a la paciente hasta que tome los medicamentos que le he recetado. Así que… — arrancó una hoja del block de recetas y se la entregó a Kara — ¿Sería tan amable de ir a la farmacia para surtir la receta?
Kara apretó la mandibula y de mala gana, hizo lo que le pedia. Le dijo a Lena que volveria de inmediato y salio a toda prisa del consultorio.
— Simpática tu amiga, aunque muy territorial— le dijo Diana cuando estuvieron solas — Pero me imagino que por su causa, tienes ese golpe.
— Sí — respondió Lena — Pero no fue su culpa. — Se quedaron en silencio algunos segundos, hasta que ella volvió a hablar — Gracias por el libro. Pero no debió hacerlo.
— Por favor, dime Diana.
— Yo…
— Se siente raro que me hables de usted.
— Pero…
— Entonces, ¿te gustó?
— Sí, mucho.
— Excelente.
Lena miró de nuevo el rostro amable y alegre de aquella mujer y no pudo evitar sonreír.
— Tengo que ver a otros pacientes. Pero prométeme una cosa — Lena no dijo ni sí, ni no — La próxima vez que nos encontremos, aceptaras salir conmigo.
°°°
Kara estacionó el auto afuera del edificio donde vivía Lena y apagó el motor.
Después de salir del hospital, ninguna dijo nada durante todo el camino de regreso.
Kara se sentía muy apenada por lo que había pasado y también se sentía culpable por el golpe que la chica tenía en la mejilla. No sabía cómo disculparse, nunca había sido muy buena con ese tipo de situaciones. Y lo peor de todo era que quizá, Lena ya no iba a querer ser su amiga justo cuando mejor se estaban llevando.
Por su parte, Lena ni siquiera estaba pensando en eso, no le importaba demasiado. Claro, le dolía la mita de la cara, pero no culpada a Kara por lo que había pasado. Lo que había mantenido sus pensamientos ocupados, era la actitud de Kara con Diana… había sido, demasiado sobreprotecora.
— Lo siento — dijo Kara finalmente.
Lena se dio cuenta de donde estaba, hasta que escuchó la voz de Kara.
— Ah, ya llegamos — la ojivede intentó abrir la puerta, pero el seguro seguía puesto — ¿Qué sucede?
— Lamento lo que pasó — siguió Kara — No sé cómo… hablare con Imra. Tiene que disculparse contigo…
— No te preocupes, está bien.
— Entiendo si estas enojada…
— No, no importa.
— Y también entenderé si ya no quieres que seamos amigas.
— ¡Kara! — por fin la miró cuando gritó su nombre — No pasa nada.
Lena sonrió al ver la cara de desconcierto y preocupación de Kara, aunque al hacerlo la mejilla le dolió de nuevo.
— Lo que queríamos era que Imra muriera de celos, y el golpe demuestra que lo hizo. El resto te toca a ti. Yo solo voy a evitarla por varios días.
— ¿Entonces nosotros estamos bien?
— Claro. Ahora abre la puerta que necesito tomar estas pastillas — Kara quitó los seguros y Lena pudo abrir por fin la puerta — Te veo mañana.
— Descansa.
Kara no se iría hasta no ver entrar en su casa a Lena. No encendió el motor hasta no verla desaparecer por la puerta.
Lena, antes de ingresar a su hogar se volvió para despedirse con un movimiento de mano.
Kara sonrió en respuesta. Encendió el motor e iba a arrancar, cuando le llegó un mensaje de texto. Tomó su celular y su expresión se endurecieron al ver el nombre en la pantalla.
— ¿Ahora qué demonios quieres? — preguntó a la nada, lanzando el celular al asiento del copiloto, y arranco el auto haciendo rugir el motor.

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