Capítulo 17

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— Toma. Estos son los libros que me pediste — Kara dejo los tres pesados libros a un lado de los pies de Lena.

La joven novata, estaba sentada sobre la acera de unos de los pasillos de la facultad. Delante de ella había un pequeño jardincito que les brindaba cierta privacidad. El lugar en donde estaba, era un punto ciego, y a menos que te acercaras lo suficiente, no podías verlas porque algunos arbustos las tapaban. Kara, como venia sucediendo hasta ahora, era quien decidia los citios donde tendrías sus encuentros de tutoria. La había llevado prácticamente por todo el campus a los lugares más aleatorios que Lana se pudiera imaginar. Pero, todos eran lugares tranquilos y hermosos. Así que Lena no ponía objeción.

— Tienes que sacar tu credencial de la biblioteca. Ya te lo había dicho — dijo Kara.

— Lo sé — Lena asintió hojeando los libros — Ya hice la solicitud. Pero me la entregan hasta la próxima semana.

Kara se sentó a su lado y mientras Lena estaba entretenida revisando el material que había conseguido, comenzó a sacar sus propias cosas, incluyendo dos porciones de fruta picada que había comprado en la cafetería.

— Toma. Come — le ordenó entregándole una de las porciones.

— ¿Y esto? — pregunto Lena al ver la fruta.

— El desayuno.

— Pero...

— ¿Ya desayunaste?

— No, pero...

— Entonces cállate, y come.

Había dos cosas que le habían quedado muy claras a Lena respecto a Kara por el tiempo que llevaba conviviendo con ella.

La primera; que parecía que le agradaba a todo el mundo. Para Kara era tan fácil socializar con las personas que saludaba a todos en su camino, y ellos a ella. A diferencia de Lena que la mayoría del tiempo la pasaba sola y sin hablar demasiado con los demás, Kara parecía una super estrella a la que todos adoraban. La segunda era, que cuando ase trataba de comina, jamás aceptaba un "no" por respuesta.

Así que Lena terminó aceptando la fruta sin mayor objeción.

Era una mezcla entre fresas, melón, piña, papaya, mango y uvas. Volvió a mirar a Kara para pedir una nueva explicación del por qué le había llevado la fruta cuando ella claramente no se lo había pedido, pero Kara ya estaba comenzando a comer, así que en silencio y mirando al jardín, hizo lo mismo.

Solo llevaba dos bocados cuando una fresa cayó sobre su platito.

Con un gesto de desconcierto, Lena miró a Kara.

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó la más joven.

— No me gustan las fresas.

Kara siguió comiendo sin dar más explicaciones.

Lena miró su propio plato de frunta, prestando especial atención a la nueva fresa.

— ¿Por qué no te gustan? — preguntó curiosa.

— Tienen demasiadas semillitas.

Lena miró de nuevo la porción de Kara, contando por lo menos otras cuatro fresas en el plato. No pasó mucho antes de que Kara las pasara al plato de Lena.

— ¿A qué clase de persona normal no le gustan las fresas?

— A mí — Kara sonrió antes de meterse un trozo de mango a la boca.

— Dije normal.

— Oye — Kara la empujo un poco con el codo — Deberías de ser más amable. Acabo de salvar tu trasero, ¿o qué? ¿Ya se te olvido la escena en el estacionamiento?

¿Verdad o reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora