Capítulo 25

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- Y ahora, después de escuchar mi historia, ¿Me ayudaras?
- ¿Ayudarte? - preguntó Lena - ¿A qué?
- A darle celos a Imra.
Lena y Kara, estaban en de la librería de la familia Kara.
Fue una grata sorpresa para Lena, descubrir que su nueva amiga, era dueña de una de las librerías más grandes de toda la ciudad.
A Lena le encantaba leer, era una de las cosas que más amaba y disfrutaba en la vida. Y aunque claro, no iba a pedir que le regalaran los libros, Kara le había ofrecido un descuento, y prometió enviarle a su correo electrónico todas las novedades que llegaran a ofrecer las editoriales. Para Lena, era como encontrar el tesoro al final del arcoíris.
Kara le contó toda la historia de Imra, mientras caminaban por los estantes llenos de libros.
Kara, hablaba, y hablaba, mientras Lena sacaba de vez en cuando algún libro que le interesaba de las estanterías para leer la sinopsis, sin dejar de prestarle atención a sus palabras.
- A ver, espera - dijo Lena - ¿no crees que confundes amor con amistad?
- ¡¿También tú?!- se quejó Kara introduciendo con fuerza un libro en el estante - ¡¿Por qué todos piensan que estoy confundida?! Lo que yo siento por Imra, es real ¿Por qué dudan?
- Yo no dudo de tus sentimientos - Kara se quedó sorprendida por las palabras de Lena - Pongo en duda lo que Imra siente por ti.
- Yo sé que...
- ¿Cómo lo sabes?- no le permitió hablar - ¿Cómo puedes estar segura de que ella está enamorada de ti?
Kara no respondió.
- Es muy fácil que en nuestro afán de ser amados por la persona a la que amamos, terminemos confundiendo o inventand, señales que no existen. Tú puedes amar a Imra, claro. Y tus sentimientos serán todo lo real que quieras. Pero, eso no quiere decir en ningún momento que ella sienta lo mismo.
Kara se cruzó de brazos, analizando lo que Lena decía. Iba a comenzar una nueva discusión, pero se quedó con las palabras atoradas en la boca.
Por un segundo, la duda nació en ella.
- Solo... no te obsesiones con algo que tal vez, solo tal vez, está ocurriendo de un solo lado. Quizá... - Lena detuvo sus palabras algunos segundos, pero finalmente lo soltó - Lo mejor es que te alejes de ella por un tiempo. Tienes que dejar que las cosas se enfríen.
De pronto, una escalera corrediza que estaba fijada a las estanterías para ayudar a los clientes y empleados a localizar algún libro con facilidad de la cima, se detuvo a un lado de ellas.
Sam, estaba subida en ahí para buscar algunos libros mientras escuchaba su conversación. No pudo evitar inclinarse para dar su opinión del tema.
- Claro, claro - dijo con alegría - Pero, tampoco puedes negar que parece ser que... ¿cómo dices que se llama tu amiga? - pregunto a Kara.
- Imra.
- Ella; Parece que de verdad esta celosa de ti. Tú misma dijiste que te dio la impresión de que quería matarte en cuanto te vio. Además, es muy fácil pasar de ser solo amigos a algo más. Muchos de los libros que lees se basan en ese principio. Así que no tendría nada de raro que este fuera uno de eso caso.
- Tú amiga me cae bien. - declaró, Kara más animada.
- ¿Y tú qué sabes? - le regañó Lena.
Sam se encogió de hombros y sin darle mucha importancia, regresó a mirar los libros.
- Solo quiero que me ayudes un poco, Lena.
- ¿Ayudarte a mentirle a la persona que dices amar? No creo que quieras que tu nueva relación con ella, comience de esa manera.
- No le estoy mintiendo.
- ¡No estamos saliendo! ¡No soy tu novia, y ella cree que si!
No había muchas personas en la librería, pero a estas alturas, la mayoría de los presentes ya habían escuchado de lo que estaban hablando. Todos los empleados era amigos de Kara, y los clientes, quizá nunca volverían a verlas, así que en realidad no importaba mucho.
- Eso no es mentirle.
- Ocultar la verdad también es una forma de mentir - dijo Sam que se había bajado de la escalera y llevaba un par de libros con ella - Me llevaré estos, por favor.
Le entregó los libros a Kara, que de pronto le miraba con molestia. Pero Sam simplemente respondió con una gran sonrisa.
- Se supone que estabas de mi lado - reclamo Kara recibiendo los libros.
- Tiene razón- agregó Lena.
Kara hizo un gesto de fastidio y se fue al mostrador junto a Sam para cobrar los libros.
Lena suspiró, inclinó la cabeza al frente y cerró los ojos tratando de impedir que comenzara a dolerle la cabeza.
- Gran dilema el de tu amiga - hablo una mujer detrás de ella.
Lena se giró sorprendida al escuchar la voz.
El chica era muy atractiva. Alta, piel broceada, delgada, y con un cuerpo evidentemente de horas y horas de gimnasio. Sus ojos eran de un azul tan intenso y seductor que casi le fue imposible dejar de verlos. Iba vestida de una manera muy formal, camisa y pantalón de vestir. Lo que lograba hacerla destacar aún más. Y lo mejor de todo era que le sonreía de una forma cálida y amigable.
Sostenía un par de libro entre las manos y parecía que estaba sola.
- ¿Cómo dice? - preguntó Lena.
- Oh, lo lamento. No fue mi intención escucharlas, pero... creo que nadie en este lugar pudo evitarlo.
La verdad era que Lena no iba a discutir eso. Kara había hablado como si no le importara que todos se enteraran. Lo que se preguntaba en ese momento era ¿por qué esta atractiva mujer estaba hablando con ella?
- No sé preocupe - iba a alejarse, pero la desconocida siguió la conversación.
- No puedes culparla. Se nota que está muy enamorada.
- Obsesionada, diría yo.
- ¿Qué es el amor sino una obsesión?
- Ninguna obsesion pude llamarse amor. Solo logrará destruir lo que tiene.
- No creo que la persona que ama, se preocupe por ser destruido por amor.
- Cuando el amor es correspondido supongo que no - aceptó Lena - Pero cuando solo uno es el que ama, se vuelve la forma más dolorosa y cruel de destruirte.
La mujer sonrió de nuevo.
- El corazón quiere, lo que el corazón quiere. Aun cuando sea lo peor para él.
- El corazón es un tonto - le dijo Lena entrecerrando los ojos. Ella se rio y encogio los hombros.
- Tienes razón. Pero no deja de ser verdad. Entiendo por qué tu amiga quiere que la ayudes. La duda es el sentimiento más angustiante del mundo. Prefiere terminar con el corazón hecho mil pesazos, a pasar el resto de su vida pensando en "¿Qué hubiera sucedido si?".
Lena medito las palabras de aquella extraña y terminó dándole la razón.
- De todos modos - agrego la chica - No estas obligada a hacerlo. Entenderá si te niegas.
Lena miró a Kara que estaba atendiendo a algunos clientes, y luego por fin le devolvió la sonrisa a la mujer.
- Gracias.
- Un placer. Tengo que irme, pero espero volver a verte - hizo una inclinación, y se marchó.
Segundos después, Kara llegó de nuevo junto a ella.
- ¿Ya lo decidiste?
- ¿Qué? - preguntó Lena, sin saber a lo que se refería.
- ¿Qué libro te llevaras?
- Hay varios que quiero comprar. Pero, por ahora no tengo dinero.
- Ya te dije que los puedes pagar después...
- Gracias, pero no me sentiría cómoda con eso.
- ¿Ni siquiera este? - Kara tomó un libro de la estantería - Te pusiste como loca cuando lo viste.
Lena, sonrió apenada. Le quitó el libro de las manos y lo colocó de nuevo en su lugar.
- Yo puedo prestarte - ofreció Sam, pero Lena tampoco aceptó.
- Estoy bien. Solo necesito ahorrar.
Como parecía que no iban a poder hacerla cambiar de opinión, no insistieron más. Pero entonces Kara volvió a intentar convencerla para que la ayudara.
- Y... de nuestro otro negocio, ¿qué pensaste?
Lena se quedó en silencio mirando a Kara por un minuto. Tratando de ponerla nerviosa, como ella lo hacía cuando estaban en sus sesiones de estudio y Kara le preguntaba algo que estaba segura que Lena conocía la respuesta, pero con esos ojos intimidantes y la presión que sentía de su mirada, la obligaba a que su cerebro se olvidara de la respuesta.
Aunque parecía, que ese era un don único de la rubia, porque ni siquiera la hizo pestañear un poco.
- Está bien - aceptó con un suspiro.
- ¡¿Hablas enserio?! - Kara saltó emocionada - ¡Gracias, gracias, gracias, gracias! - iba a darle un abrazo, pero Lena la apartó de un empujón.
- Sí, te ayudaré. Pero no esperes que vaya por todos lados diciendo que somos algo.
- No, tú no tienes que hacer nada. Simplemente estar enterada por si te lo pregunta.
- Si me lo pregunta directamente, tampoco voy a mentirle...
- Pero tampoco le dirás que no somos algo.
- Supongo que...
- Con eso me basta - la interrumpió Kara.
- Eres...
- ¿Tu persona favorita? - Kara sonrió - Lo sé.
- Estás muy lejos de serlo - sonriendo y agitando la cabeza de un lado anñ otro.
Las tres iba a salir de la librería, pero una de las empleadas corrió hacia ellas para entregarle un libro a Lena.
- Señorita, su libro.
- ¿Qué? No, no compre ningún libro - le respondió Lena algo apenada.
- Ya está pagado - insistió la joven.
- ¡Kara! - le reclamó Lena, pensando que ella era la responsable.
- Yo no tengo nada que ver con esto.
- ¿Sam?
- Yo tampoco fui. Dijiste que no querías que te prestara.
- Su amiga me pidió que se lo entregara cuando se fuera- le explicó la joven entregándole el libro.
- ¿Mi amiga? - se preguntó a si misma mientras veía el libro. Era el que quería comprar, por el que se había emocionado tanto - ¿Cuál amiga?

¿Verdad o reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora