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Fue un fin de semana muy largo para todos.

Imra, se la había pasado encerrada en su casa sin hablar con nadie. Lloró durante toda una noche. Cuando su madre fue a buscarla para el desayuno el sábado por la mañana, tenía los ojos hinchados y rojos.

Fue ese mismo sábado por la tarde noche, y al otro extremo de la ciudad, que Lena y Kara se reunieron para ponerse al tanto de los recientes descubrimientos.

— ¡Esa zorra…! — murmuro Kara enojada.

— Cálmate — pidió Lena.

— ¡Ahora mismo tendrá que darme una explicación!

— Siéntate por favor — sujetándola de la muñeca y jalándola hacia ella, volvió a sentar a Kara en la banca que estaban compartiendo — Ya te dije que, Sam tiene un buen punto.  Y su plan me parece el más sensato hasta ahora.

— ¡Pero…!

— Escucha. Quiero que esa tarada tenga su merecido. Tanto como tú. Pero, debemos de ser más inteligente y actuar con más clase que ella.
Kara lo pensó por un momento. No estaba muy convencida. Si por ella fuera, ya estaría gritándole unas cuantas verdades a la tipa en la cara.

— Está bien. Haremos como dices.

— ¿Enserio? — pregunto Lena algo sorprendida. Esperaba un poco más de resistencia por parte de la rubia.

— Sí — dijo Kara.

— O-ok.

— ¿Y ahora qué hacemos? — preguntó la mayor.

Lena, miró el reloj en su muñeca. Ya era tarde. Pasaban de las nueve treinta de la noche.

— Ir a casa.

De un salto, se puso de pie. Pero antes de que diera un solo paso, Kara la sujeta delicadamente por la yema de los dedos. La chica se detuvo al sentir el contacto y se giró para mirarla. Ella sonreía, con una mirada traviesa.

— ¿Qué…?

Kara se puso en pie y sin soltarla, entrelazo los dedos guiándola por el camino.

— ¿A dónde vamos?

— Por algo de comer. Hay un lugar en el centro donde sirven comida deliciosa. Y la cerveza esta al dos por uno hasta las once y media.

— Pero, Kara…

— Solo será un rato — le explicó — Todo con moderación. Vamos, comemos algo y nos tomamos algo. Hay música en vivo. Te vas a divertir.

Lena no estaba muy convencida. Aun así no detuvo su andar.

— ¡Oh vamos! Debemos tener una cita como Dios manda.

— ¿Una cita?

— Sí. Nuestra primera cita oficial.

— En teoría… Sigues siendo el novia de Imra — Kara la miró entrecerrando los ojos — No has hablado con ella. No has quedado en nada con ella. Sigue siendo tu novia oficial.

— ¿Estás diciendo que su mentira vale más que nuestra promesa?

— Estoy diciendo que tienes que hablar con ella. Eran mejores amigas, y… — la atención de Lena estaba por completo sobre ella — Lo menos que se deben es terminar su relación de frente. Tú no estarás en paz con nadie, hasta que no enfrentes la verdad.

El semblante de Kara era sombrío, pero de un segundo a otro cambió por uno alegre y animado de nuevo.

— Nos preocuparemos el lunes por todo eso. Ahora, vamos a nuestra cita. Solo tú y yo de la mano. Juntas sin importar lo que pase.

¿Verdad o reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora