37

112 11 6
                                    

— ¡Hola chicas!

Imra y Kara estaban en el comedor de la escuela, en la mesa que acostumbraban compartir con sus amigos, esperando a que alguno apareciere para el almuerzo.

Y lo hicieron.

Eve y Cat habían llego puntuales como siempre, pero… después de observarlas desde lejos decidieron buscar otra mesa. Cuando Fred y Mike se aparecieron, miraron las dos mesas y solo les tomó un segundo decidir en donde sentarse.

Lo más lejos de ellas posible.

Al final Barry e Iris también se les unieron.

Eso, le partió el corazón a Kara, pero no dijo nada. Clavó la mirada de regreso en su plato y siguió comiendo.

Imra estaba decepcionada, pero por alguna razón la actitud distante y fría de sus amigos, no le afectaba tanto como lo hacía con Kara. Por eso, cuando el remolino que era Alex, se sentó en su mesa como si nada pasara, la tomó por sorpresa.

— ¿Qué haces aquí? — pregunto Kara picando su fruta y sin mirarla — ¿No vas a sentarte con tus amigos?

Alex miró la mesa donde estaban los demás un momento, y luego regresoó alegremente su atención a Kara.

— Eso es lo que hago.

— Creí que les seguirías el cuento. Al parecer, ahora apestamos.

— No exageres, Kara. Solo es un mal momento — Alex le dio una gran mordida a su emparedado.

— ¡¿Mal momento?!

— Kara… — Imra la tomó la mano tratando de calmarla.

— Se están portando como unos idiotaz — fue lo último que dijo Kara antes de regresar a su asiento para seguir picando la fruta.

Imra le sonrió a Alex pidiéndole comprensión para Kara.

— Como sea. No deberían preocuparse por eso. Yo estoy con ustedes. Son mis amigas y las apoyaré. A mí no me importa con quien cojan o dejen de co…

— ¡Alex! — grito Imra escandalizada.

— Bueno, yo solo decía que…

— Te entendimos. No es necesario que… — el rostro de Imra estaba tan rojo que parecía un carbón ardiendo — Seas tan…

La carcajada de Alex atrajo la atención de todos en el comedor, incluyendo a sus amigos. Apenas, Imra miró a todos lados sintiéndose demasiado observada, pero eso había servido para que el humor de Kara, mejorará un poco.

— Supongo que Alex tiene razón— comento Kara — Ya se les pasará.
Con mucha más alegría, las tres se dispusieron a seguir con su almuerzo.

Ahora tenían una visión más esperanzadora. Y contaban con alguien que los apoyaría, una de sus amigos que estaría de su lado y de ese modo las cosas irían mejor.

O quizás, habían cantado vistoria demasiado pronto.

Imra tardo varios minutos en darse cuenta que todos las miraban. Parecían cuchichear a sus espaldas mientras miraban sus teléfonos celulares.

— ¿Qué es lo que…?

Alex también estaba mirando su celular, su rostro había palidecido, se veía sorprendida e incrédula ante lo que veia.

— ¿Qué… qué es lo que sucede?

— Les dije que no debían de preocuparse por Cat y los chicos. Hay cosas peores que su rechazo.

El celular de Imra y el de Kara, recibieron un mensaje al mismo tiempo.

Era el mismo mensaje que estaba llegando a todos los celulares, computadores y tabletas en la universidad. Imra tenía mucho miedo de abrir el mensaje, pero también se preguntaba ¿qué podía ser tan malo que con solo un mensaje había ocasionado aquella expresión en el rostro de Alex?

— ¿Qué demonios? — Kara ya había abierto el mensaje y se veía furiosa.

Imra no esperó más, abrió el mensaje y comenzó a reproducirse un video.
Eran ellas, el día que por fin había aceptado sus sentimientos en los jardines de la facultada. El video no tenía audio, así que no se podía escuchar lo que decían, pero las imágenes eran muy claras, y cuando se vio a sí misma besando a Kara, sintió que el aire fue sacado de sus pulmones de golpe. Su pulso se aceleró, y en su intento por no sentir que se ahogaba, respiro cada vez más rápido.

Al finalizar el video, en letras grandes y rojas, se podía leer “una de las zorras más grandes de la universidad”.

Alguien las había grabado, y ahora toda la escuela lo sabía.

°°°

Ben se dio cuenta de que algunos de sus compañeros del equipo de futbol, no estaban prestando atención a lo que él decía. El entrenamiento había terminado, y como capitán del equipo, solia dar algunas instrucciones y recalcar los errores que había notado durante el entrenamiento.

Sin embargo, esa tarde, parecía que había algo mucho más importante e interesante en las pantallas de sus celulares que en las palabras de su capitán. Sin alertarlos, se acercó a ellos ante la mirada de los demás.

— ¿Qué es lo que se supone… ¡que están haciendo!? — gritó molesto.
Los cuatro jóvenes se sobresaltaron al escucharlo. Se pusieron de pie de un salto con la espalda erguida y los brazos firmes en los costados.

— ¿Qué es tan importante que no ponen atención?

Ninguno de los jóvenes contestó a la pregunta. De hecho, el chico que era el dueño del teléfono, trató de ocultarlo en su bolsillo.

— Dame ese celular — ordenó Ben estirando la mano. Pero el joven seguía petrificado y no se movió ni un centímetro — ¡Qué me lo entregues!

Todos estaban sorprendidos. Ben nunca se comportaba así, pero desde hacía algunos días, tenía un genio de los mil demonios y desquitaba su furia con la primera persona que se cruzaba  en su camino.

Había desaparecido todo rastro del joven amable y comprensivo que ellos conocían.

El chico pudo moverse y le entregó el celular, pero la pantalla estaba bloqueada. Así no pudo ver lo que estaba distrayéndolos. Iba a pedirle que quitara la contraseña, cuando Ricardo, el mejor amigo de Ben, apareció corriendo a la mitad de la cancha gritando su nombre.

No tenía idea de que era lo que quería, pero no quería que todos estuvieran ahí para escucharlo, así que ordeno a los miembros del equipo que fueran a los vestidores para ducharse y dio por terminado el entrenamiento. Le regresó el móvil a su compañero, y los vio marcharse mucho más rápido de lo acostumbrado.

Cuando Ricardo llego junto a él, agitado y sin poder mantener la respiración, ya no había nadie junto a ellos.

— ¿Qué es lo que quieres? — pregunto Ben acomodando algunas cosas en su bolsa de entrenamiento.

— Amigo… — apenas si fue capaz de decir Ricardo — Tienes que ver esto — tomó una bocanada enorme de aire, y luego le mostro un video en su celular.
— No estoy de humor para tus idio…

Sus palabras se cortaron al instante. En el celular se estaba reproduciendo un video donde estaba Imra, su Imra, besando a… Kara.

¿Verdad o reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora