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Cuando no te conoces a ti mismo, ni sabes reconocer tus propios sentimiento, la existencia es muy difícil.
Muchas veces, vivimos con una máscara. Una mentira que en algún punto nosotros mismos creamos y utilizamos día con día, porque es más fácil y menos doloroso mostrar a los demás lo que quieren ver, que lo que realmente eres y que deben de aceptar. Entonces comienzas a creer en tu propia mentiar.

Pero, esa máscara se hace más pesada día con día, hasta que no puedes más y todo se va a la mierda.

Después de la muerte de Ben, estaba tan segura que no podría quitar de mi cabeza ese horrible momento jamás. No sabía que lo más difícil vendría después,  las preguntas para las que no teníamos respuestas, los interrogatorios que nos obligaban a repetir todo una y otra vez. La incertidumbre de saber si todas las personas que Ben había dañado podrían vivir un día más... Las horas en el hospital, las noticias terribles que llegaban poco a poco, el darme cuenta de lo que había pasado. Que no había sido un sueño y que todo era verdad. Ver el dolor y la angustia en los ojos de Kara sosteniendo mi mano, mientras los medicamentos entraban a mi vena sobre la cama del pabellón de urgencias. Las lágrimas silenciosas que ambas derramamos mientras esperábamos a que las cosas pasaran.

Y a pesar de todo, de tanto sufrimiento, tantos malentendidos y tantos sentimientos entre nosotras, no pudimos separarnos en ese entonces.

Sin importar qué, sabíamos que estaríamos la una para la otra como las amigas que debimos ser durante toda la vida.

Hablar con ella se volvió difícil. Mucho más luego de lo que le pasó a Lena. Aún hoy, un año después de aquella pesadilla, seguimos manteniendo cierta distancia. Quizá el dolor, la pérdida y el miedo nos mantienen alejadas. No sé si algún día podrá perdonarme, o si nuestra amistad vuelva a ser como antes. Supongo que eso es mucho pedir.

Sé que desde que decidí venir a Viena, no han tenido muchas noticias de mí, pero todo era parte de un proceso que debía de superar.

Estoy asistiendo a terapia, a pesar de que siempre grité a los cuatro vientos que nunca pisaría un consultorio de estos.

Finalmente comprendí que la salud mental es igual de importante que la física.

Quizá lo que más trabajo me costó aceptar durante estos meses, fue que no todas las historias tienen un final feliz, y que a veces es mejor dejar ir que retenerlo y sufrir. Que no todo es lo que parece y que a pesar de que no veas salida y creas que es el fin, que el dolor es tan insoportable que no te dejará vivir, siempre habrá nuevas aventuras y nuevos retos para encontrar tu propia felicidad.

Soy feliz, por primera vez en mucho tiempo, soy feliz solo conmigo.

Después de lo que pasó, de sepultar un cuerpo y darme cuenta de todo el caos, toda la mierda que quedó, lo único que quería era alejarme. Creí que poniendo cientos de kilómetros entre el pasado y yo, el dolor simplemente se esfumaría.

Pero las cosas no funcionan así, ¿cierto?

Querida, Alex. Lamento no haber estado contigo en tu recuperación. Sé que has sufrido por algo que no debiste, y que todo esto solo te ha causado problemas y aunque todos me digan lo contrario, debemos de aceptar que mis acciones fueron las culpables de tu sufrimiento y de todo lo que Lena sufrió.

Necesito pedirte perdón por haberte arrastrado a todo esto.

Con amor, Imra

PD: Espero que no te sea demasiado aburrido leer estas líneas que escribí con gusto. He de admitir que no es nada fácil. Hay varios borradores en mi escritorio.

°°°

Alex estaba sentada sobre el barandal de su balcón a media tarde.

Terminó de leer la carta, dio vueltas al par de hojas para corroborar que no hubiera ningún otro mensaje, y luego buscó en el interior del sobre amarillo en donde se había transportado.

— Tanto sobre para un par de hojas — dijo como si estuviera regañando a Imra — Esto solo es contaminación. Si se lo hubieras enviado a Barry, ya te estaría obligando a reciclar por lo menos diez kilos de papel — siguió hablando a pesar de que se encontraba sola.

Parecía que la carta era lo único que había enviado. Y a pesar de sus reproches, era bueno saber de ella después de tanto tiempo.

Un año después de lo sucedido.

— En serio, Imra — regresó las hojas al interior del sobre, y levantó la vista la cielo — Con un mail hubiera bastado.

Tocaron a la puerta, y antes de que pudiera dar su permiso, la puerta se abrió y su madre apareció detrás de ella.

— Alex, tu amiga... — el rostro de la mujer se llenó de temor al ver en donde estaba su hija — ¡¿Qué haces ahí?! — se acercó de prisa para ayudarla a bajar, pero Alex dio un salto para plantar los dos pies en el piso, antes de que su madre llegara.

Parecía una buena idea, pero su pierna volvió a fallarle y casi pierde el equilibrio.

— ¡Alex!

Su madre la detuvo del brazo y evitó que terminara de cara en el suelo. La ayudó a sentarse en la banca que había en su balcón, y le dio el bastón sentándose a un lado de ella.

— Sabes que no debes de hacer mucho esfuerzo. Tu pierna...

— Lo sé mamá. Ya está bien. Solo sigue siendo un poco torpe. Además — le explicó la joven con una sonrisa — Ya soy toda una experta en caminar con el bastón. Él día que lo deje, se sentirá raro.

— Aun así. No me gusta que te subas ahí.

Alex sonrió, poniéndose de pie.

— Sabes como soy.

La mujer suspiró, pues era verdad. Conocía a su hija y sabía que no iba a poder impedirle hacer esa y otras locuras. Y estaba bien, prefería verla así, que postrada en una cama, como había pasado semanas atrás.

— Tu amiga sigue esperando.

— ¿Sigue aquí? — preguntó Alex al recordar que justo cuando recibió el correo, habían llegado para visitarla. Pero le había pedido que esperara en el salón de juegos mientras leía las noticias que sabía eran de, Imra. El sobre venía con dirección desde Italia — ¿Cuánto ha pasado?

— No lo sé. Pero, la llevaron a la habitación de juegos. Supuse que estaría más cómoda esperándote allí.

Alex no dijo nada.

— ¿Quieres que le diga que regrese mañana?

La joven negó con un ligero movimiento de cabeza sonriendo.

— Sí le dices eso, subirá corriendo hasta aqui. Tirara la puerta y me gritara enojada por hacerla esperar y además, correrla.

El rostro de la madre de Alex se llenó de horror e incredulidad.

— O al menos — agregó Alex con un tono de añoranza — La antigua Kara lo hubiera hecho.

Nota: Hola a todos. Sé que este capítulo es... ¿Cómo decirlo? 🤔 De relleno. Me disculpo por ello. Pero, es sólo un respiro para el final de mañana.
Ah, porque sí. El capítulo de mañana será el final 😁.
Gracias por leer y por sus comentarios.

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