Capítulo 12

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Las dos salieron de la dirección y caminaron un rato en silencio.

Kara sabía perfecto a donde iba, pero la chica detrás de ella, simplemente la seguía.

Finalmente, llegaron a la cafetería de la facultad.

La rubia se acercó a la barra y pidió un sándwich y una malteada. Eran casi medio día y aun no comía nada. Se giró para ver a Lena y le ofreció que pidiera algo.

— No tengo hambre. Gracias. — fue la respuesta que obtuvo.

— ¿Una malteada? — ofreció Kara mirando el menú en la pared — ¿Galletas? ¿Un té? — insistió.

— Estoy bien. Gracias.

— ¿Ya comiste?

— No, pero...

— Vamos, pide algo. Yo invito.

— No ten...

— La comida es buena y a menos que tengas un estomago muy delicado, generalmente no tendría por que hacerte daño.

Al darse cuenta de que no iba a aceptar un no por respuesta, la chica de ojos esmeralda terminó pidiendo un té. Tomaron sus cosas, y buscaron una mesa donde sentarse.

Kara comenzó a comer, mientras la joven la observaba en silencio. Volvió a ofrecerle un poco de sándwich, pero la chica lo rechazó de nuevo.

— ¿Siempre eres así de callada? — preguntó Kara, luego de tomar un trago de la malteada de fresa.

— No me había preguntado nada hasta ahora.

— Momento. Primera regla: no me hables de usted. No soy tantos años mayor que tú. Dime solo Kara. Nada de formalidades.

Lena asintió en silencio.

— ¿Cuántos años tienes? — preguntó la rubia.

— Diecinueve.

— Se supone que estas en primer año, ¿no?

— Estoy en primero. Es correcto.

— Pero, generalmente las personas ingresan de dieciocho.

— No entiendo por qué mi edad, y mi año académico representa de pronto un conflicto — se quejó Lena a la defensiva.

Era la primera vez que Kara hablaba con ella, y no quería causarle una mala impresión ni hacerla sentir incomoda con sus preguntas. Pero, por alguna razón que no lograba explicarse a si misa, sentía mucha curiosidad por ella. Y quizá, solo quizá, una parte de ella deseaba seguir escuchándola hablar mientras veía su hermoso rostro.

— Que malhumorada. — le dijo Kara ignorando su molestia — No me causa conflicto. Simplemente preguntaba, ¿Entraste tarde en la universidad? ¿Tuviste problemas en la preparatoria? ¿Fue por eso que elegiste entrar al programa de tutoría?

Esas últimas preguntas la hicieron enfurecer.

¿Y cómo fue que Kara se dio cuenta?

Bueno, porque vio como fruncía un poco la nariz, algo apenas perceptible. Algo que a Kara le dio muchísima ternura.

— Fui la aspirante con el promedio más alto. Mis calificaciones, e historial académico hablan por sí solos. Ahora, si no querías ser tutora, pudiste habérselo dicho a la directora y nos evitaríamos de todo es...

— Tu horario. — la interrumpió Kara, estirando la mano sobre la mesa.

— ¿Qué?

— Qué me prestes tu horario.

Lena, tomó su mochila, buscó entre sus pertenencias y finalmente le dio una hoja arrugada de papel.

— ¿Qué es lo que...?

No terminó su pregunta porque Kara ya estaba tomando una foto con su celular al horario.

— ¿Cuál es tu número?

— ¿Mi número? — Lena pareció no entender.

— El de tu teléfono. Mejor anota el mío— sin esperar a que la chica sacara el celular de su bolsillo, comenzó a dictar números — Ahora márcame — aun confundida, Lena hizo lo que le pidió. Y solo unos segundos después ya se encontraban registrando los teléfonos en sus agendas.

— ¿Siempre eres así? — preguntó Lena confundida.

— ¿Así cómo?

— No lo sé, tan... mandona.

Kara comenzó a reír.

— Han utilizado muchas palabras para describirme, pero esa nunca.

Lena la miraba como a un bicho raro, pero no de la forma en que las personas la miraban, esto era diferente, en sus ojos destellaba la curiosidad.

— Y hablando de eso. Es muy probable que escuches muchas cosas sobre mí. Chismes. Trata de no hacerles caso. Si quieres saber algo, es mejor que me lo preguntes y saques tus propias conclusiones. No te dejes guiar por lo que te digan los demás — Kara miró el reloj en la pared y se dio cuenta de que era hora de irse.

— Cualquier cosa que necesites, solo márcame, o manda mensaje. — le dijo a Lena mientras recogía sus cosas — Tengo clases, pero luego nos ponemos de acuerdo para las sesiones de estudio, y para tus actividades culturales. Te veo luego.

— Espera, entonces, ¿lo harás?

Kara se puso de pie, metiéndose el último bocado de sándwich a la boca.

— Sí — respondió con la boca llena.

— ¿De verdad?

Con algo de esfuerzo, la rubia pasó el bocado, y luego se inclinó sobre la mesa acercándose al rostro de Lena.

— Soy una persona muy exigente — le advirtió — ¿Perfeccionista? Un poco. Y espero que mi nueva protegida no me ponga en ridículo.

Sin poder contener el impulso, tocó la nariz de Lena con la punta del dedo. Se alejó y tomó la mochila del suelo. Le sonrió nuevamente y le guiño un ojo antes de marcharse.

Lena no entendía lo que había pasado. Pero ciertamente estaba fascinada con su nueva tutora. Había algo que le llamó la atención desde el instante en que escuchó su nombre. Ni siquiera la había conocido en persona y ya su cerebro había levantado expectativas muy altas. Expectativas que había cumplido hasta ahora.

Era un reto y a ella le encantaba los retos. Así que iba a aprovechar al máximo el conocimiento que Kara pudiera brindarle.

— Kara Zorel — dijo Lena para sí misma — Creo que me agradas.

¿Verdad o reto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora