Capítulo 7

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Pasó una semana y Cate actuaba demasiado normal con Alice. Era como si no recordase nada, ya que tampoco se había hablado del tema, y eso inquietaba a Alice. La rutina en el hospital y la universidad seguía su curso, pero había una tensión silenciosa que Alice no podía ignorar.

Por otro lado, la rubia recordaba todo lo que había sucedido con la castaña, pero no sabía cómo actuar o qué decir. Se sentía como un hombre torpe, pero como dijo su psicóloga: “Debía probar, experimentar y no quedarse con la duda”. Ese beso le había revelado que Alice realmente le gustaba, y mucho. Sin embargo, no sabía cómo acercarse a la castaña nuevamente. No quería tocar el tema del beso, pero sí quería más besos, más caricias. En general, quería sentir a Alice más cerca de ella, entonces decidió mandarle un texto mientras se encontraba en una sala tranquila del hospital.

— Alice, ¿podrías venir un momento? Estoy en el box 4.

— ¡Claro!, en seguida.


No pasó mucho tiempo cuando una agitada Alice apareció con rapidez dentro de la sala. Se notaba que había corrido mucho; Cate se atrevía a decir que había subido los cuatro pisos corriendo.

— ¿Qué sucede, Cate? ¿Estás bien? — dice jadeando.

Cate notó lo agitada que estaba Alice, y eso la conmovió.

— Cariño, respira. Estoy bien. — sonríe suavemente.

— ¿Entonces? — se preocupa. — Tú nunca escribes, me asustas ... No me asustes así.

Cate dudó por un momento, buscando las palabras adecuadas. No quería mentir, pero tampoco quería hacerle sentir incomodidad.

— Cariño, solo quería un abrazo tuyo. Hoy ha sido un día difícil.

Alice miró a Cate con ternura y comprensión. La sinceridad de Cate siempre la había conmovido.

— Cate, cariño, ¿ha sucedido algo? — pregunta preocupada.

La castaña preguntaba con una dulzura que hacía que el corazón de Cate se derritiera. Sin pensarlo dos veces, Alice se acercó y la abrazó con fuerza. Ese abrazo era justo lo que Cate necesitaba. Necesitaba sentir su aroma, su cuerpo. Necesitaba a Alice. También quería sus labios, pero no lo diría. Se conformaría con esos abrazos, por ahora.

— Puedes contar conmigo siempre, solo no me asustes de esa forma. — Susurra.

Alice besó la frente de la rubia. El gesto era tan natural y lleno de cariño que Cate casi se dejó llevar por el impulso de besarla. Pero se contuvo. Alice, por su parte, pensaba que Cate no recordaba nada sobre el beso y sinceramente no quería mencionarle nada. No quería alejar a la rubia de su lado, además entendía que ese beso había sido un error y que a Cate le gustaba otra persona, como su hermana Amanda.

— Cate, me preguntaba, ¿cómo vas con tu psicóloga? — intentando cambiar de tema.

Cate se soltó del abrazo pero tomó las manos de Alice y se sentaron juntas en una camilla.

— Muy bien. Aún me cuesta hacer algunas tareas que me encarga, pero fuera de eso, todo bien.

— Sabes, he notado muchos cambios en ti, positivos claramente. — sonríe cálidamente.

— ¿En serio? Gracias, es muy importante para mí que lo digas. — sonrie con gratitud.

— Vas muy bien...

Cate asintió, sintiendo una calidez en el pecho. Sabía que era hora de volver al trabajo, aunque no quería dejar ese momento, pero debía hacerlo, por lo que carraspea para llamar la atención de la castaña.

— Debemos volver al trabajo. Gracias por el abrazo, pequeña.

— Claro, si necesitas otro, me avisas, pero no me vuelvas asustar así.

Alice se despidió de la rubia con un beso en la mejilla, pero Cate deseó que ese beso fuera en sus labios, pero no dijo nada, solo veía como la castaña se alejaba. Pero como si la hubiera llamado con la mente más tarde, esa noche, durante las pasantías en el hospital, Alice se acercó a Cate durante su momento de descanso para hablar sobre el viaje.

— Cate, te quería mencionar que ya hablé con Chloe acerca del viaje y me dijo que no tenía ningún problema que asistieras. ¿Vas a querer que compre los pasajes para todas?

— Claro, cariño. Iré con ustedes.

Alice parecía sorprendida.

— Pensaba que ya no querías asistir.

— Claro que quiero ir. Necesito un respiro fuera de este hospital y de la universidad, cariño.

— Bueno, compraré los pasajes en primera clase y alista tus maletas.

Cate vio cómo Alice se alejaba por los pasillos del hospital. La necesitaba cerca y ese viaje, de alguna manera, sentía que podía ayudar. Sin embargo, su hija estaría ahí y tendría que tener cuidado. Por el momento, todo era muy reciente y quería mantener lo que sea que tenía con la castaña en secreto.

Emergency de un romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora