Alice y Cate se quedaron un momento en silencio, sus respiraciones entrelazadas mientras se miraban a los ojos. La habitación estaba iluminada solo por la tenue luz de la lámpara de la mesita de noche, creando una atmósfera cálida e íntima. El sonido del viento suave soplaba fuera, añadiendo una tranquilidad serena al ambiente.— Cate... — Alice rompió el silencio, su voz temblorosa y llena de emoción —. Quiero que esta noche sea especial. Quiero que sea contigo.
Cate la miró, sus ojos llenos de comprensión y ternura, pero también de un nerviosismo palpable. Se acercó más a Alice, acariciando su mejilla con delicadeza.
— ¿Estás segura? — preguntó Cate, su voz suave pero firme, queriendo asegurarse de que Alice se sentía completamente cómoda.
Alice asintió lentamente, sus labios temblando ligeramente antes de sonreír. — Nunca he estado tan segura de algo en mi vida — respondió, su voz cargada de sinceridad y deseo.
Cate se inclinó y la besó suavemente, transmitiendo todo el amor y respeto que sentía por Alice. Pero en su mente, el nerviosismo persistía. Era la primera vez de Alice, y Cate quería que todo fuera perfecto. Además, ella misma nunca había estado con otra mujer de esta manera, es decir, nunca se lo había hecho a otra mujer, ya que los últimos días se habían tratado de Cate. La preocupación de ser torpe o no saber exactamente qué hacer la invadía.
— Eres tan hermosa — susurró Cate, sus labios rozando la piel de Alice mientras bajaba besos por su cuello y clavícula. A pesar de sus nervios, quería que Alice se sintiera amada y segura.
Alice cerró los ojos, permitiéndose sentir cada momento, cada sensación. Se sentía segura y amada en los brazos de Cate, y eso hacía que todo fuera aún más especial.
— Quiero sentirte, Cate. Quiero que esta noche sea nuestra — dijo Alice, su voz apenas un susurro pero llena de determinación.
Cate la miró con una mezcla de amor y admiración, pero también con una sombra de incertidumbre. — Entonces hagamos de esta noche algo inolvidable — respondió, continuando con sus besos y caricias, llevándolas a ambas a un nuevo nivel de intimidad y conexión.
Cate fue cuidadosa y atenta, asegurándose de que Alice se sintiera cómoda y amada. A pesar de sus temores, se dejó llevar por sus sentimientos y la guía de Alice. Con cada movimiento, buscaba confirmar que Alice estaba disfrutando y que no había dolor ni incomodidad.
— ¿Está todo bien? — preguntó Cate en un momento, su voz suave y llena de preocupación.
— Sí, Cate, todo está perfecto — respondió Alice, sonriendo para tranquilizarla —. Estoy feliz de que seas tú.
Sin embargo, a medida que sus besos se hacían más intensos, Cate se apartó ligeramente, sus manos temblorosas. — Alice, no sé si puedo seguir — admitió, su voz llena de nerviosismo —. Tengo miedo de hacerlo mal, y no quiero arruinarlo para ti. Además, nunca le he dado placer una mujer antes.
Alice la miró con ternura, acariciando suavemente su mejilla. — Está bien, Cate. Yo también estoy nerviosa, pero lo que importa es que estamos juntas. No tienes que preocuparte por hacerlo perfecto. Solo quiero estar contigo.
Las palabras de Alice calmaban el corazón agitado de Cate. — ¿De verdad? — preguntó Cate, buscando seguridad en los ojos de Alice.
— De verdad — respondió Alice con una sonrisa reconfortante —. Confío en ti, y esto es nuevo para las dos. Podemos descubrirlo juntas.
Cate respiró hondo y asintió, sintiendo cómo la calma se extendía por su cuerpo gracias a las palabras de Alice. — Gracias por entender — dijo Cate, sus labios encontrando nuevamente los de Alice en un beso más seguro y lleno de amor.
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Emergency de un romance
DragosteEn el corazón del Reino Unido, en la pintoresca ciudad de Cotswold, se desarrollará una historia cautivadora entre la renombrada doctora Cate Blanchett y su alumna Alice Evans. La doctora Blanchett, una eminente académica, ha dedicado su vida a la m...