Capítulo 60

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Cate aún se sentía algo inquieta por aquel sueño. No sabía cómo despertar del deseo que sentía por Alice. Ese sueño había provocado sensaciones que jamás había experimentado antes, como el deseo de darle una cachetada o nalguearla. Así que, decidió entrar directamente a la tienda Savage X Fenty by Rihanna para comprar lencería sexy. Estaba embarazada, con algo de peso de más y una panza que albergaba a dos niños, pero jamás dejaría de ser sexy. Compró lencería de color negro, rojo y blanco, sin poder decidirse por un solo color. Luego fue a comprar esencias de baño, especias para cocinar, queso, fresas y, aunque no podía beber, llevó vino para Alice, mientras ella tomaría jugo de piña, una de sus grandes antojos desde que comenzó el embarazo.

Después de realizar todas las compras necesarias, se dirigió a casa, recibiendo un mensaje de texto de Alice.

— Cariño, hoy saldré temprano. Se cancelaron mis últimas dos cirugías. ¿Llevo algo para comer?

— ¿En serio? No, amor, hay de todo.

Cate estaba muy emocionada y se fue de inmediato a preparar todo.

— Te extraño, amor. Te llevo un obsequio.

Cate no quiso ver el último mensaje de Alice, ya que, si lo hacía, no terminaría de hacer lo que tenía en mente.

Cortó el queso y lo agregó a una tabla de picadillos donde también había fresas, uvas y chocolate derretido en el centro. Además, había un poco de papas, maní, almendras, galletas y Doritos. Después se dirigió al baño a ducharse y luego se probó las diferentes lencerías, optando por la negra. Se puso unas panties negras transparentes, conectándolas con las tiras de la lencería en su cintura. Por último, se puso la bata de seda negra que había comprado, esparció un poco de perfume y preparó la tina para Alice, añadiendo una bomba de baño aromatizada y pétalos de flores. Guardó los picadillos para que su esposa no los viera al llegar.

— ¿Qué regalo? Amor, te dejé la tina de baño preparada.

Cate estaba tan ansiosa que no podía esperar el obsequio de Alice.

— ¿En serio, amor? Eres un ángel.

— No me has respondido.

— Amor, ya lo verás.

— ¿Acaso manejas mis mensajes?

— Acabo de llegar. Estoy entrando.

A Cate se le aceleró el corazón; no sabía cómo actuar, pero trató de mantener la compostura.

— Hola, cariño. — dijo la joven con una sonrisa de oreja a oreja, muy enamorada.

— Amor. — Cate rápidamente la besó, recordando el sueño.

— Tu regalo. — Las acciones de Alice, de las cuales la castaña no se daba cuenta, frustraban mucho a Cate.

— Flores y chocolate. Gracias, amor. Ve a darte un baño, cariño.

— Te ves hermosa, cariño. — Alice depositó un tierno beso en los labios de su esposa.

— Y soy tuya. — Cate recalcaba, sintiendo que ya no le pertenecía a Alice, al menos no de la manera en que también la deseaba.

— Mía… — Susurró Alice y la volvió a besar.

— Ve a darte tu baño y tómate el jugo de piña que te dejé en la mesita. — Alice asintió, depositando un último beso antes de correr escaleras arriba.

Emergency de un romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora