Capítulo 37

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Al despertar la mañana siguiente, Cate se quedó mirando el techo de la cabaña, procesando lo que había ocurrido. Sabía que era momento de hablar con John y tomar una decisión definitiva.

Se levantó de la cama y se puso su bata, saliendo al salón donde John aún dormía profundamente. Lo observó por un momento, recordando los años que habían compartido y lo mucho que había cambiado desde entonces. Con un suspiro, decidió que ya era hora.

— John, despierta — dijo Cate suavemente, tocándole el hombro.

John abrió los ojos lentamente, parpadeando mientras se ajustaba a la luz de la mañana. — Buenos días, Cate.

— Buenos días. Necesitamos hablar — dijo Cate con firmeza.

John se sentó, mirándola con curiosidad y algo de preocupación. — ¿Qué sucede?

— Anoche fue... — Cate buscó las palabras adecuadas. — Fue una noche intensa, pero me ayudó a darme cuenta de algo importante. Ya no siento lo mismo por ti. Lo que pasó entre nosotros fue solo atracción sexual.

John frunció el ceño, pero asintió lentamente. — ¿Estás segura, Cate?

— Sí, estoy segura. Anoche me sacó de todas las dudas que tenía. No te quiero en mi vida de esa manera. Fue una distracción, pero ahora sé que necesito seguir adelante sola.

John suspiró, resignado. — Entiendo. Te agradezco por ser honesta.

Cate le dio una pequeña sonrisa de alivio. — Gracias por entender. Ahora, creo que es mejor que te vayas.

John se levantó, vistiéndose rápidamente. — Espero que encuentres lo que estás buscando, Cate.

— Lo mismo para ti, John — respondió ella, acompañándolo hasta la puerta.

Una vez que John se fue, Cate se sintió liberada. El acoston con él había aclarado sus sentimientos. Todo lo que había vivido en esa cabaña había sido puramente físico. Ahora, con una nueva perspectiva, recordó a Alice y se dio cuenta de que su confusión no era sobre los sentimientos hacia John, sino sobre cómo manejar sus emociones en general.

El día siguiente, Cate volvió a su casa y se preparó para su cita con su psicóloga, Samantha. Necesitaba procesar todo lo que había pasado y encontrar claridad.

En el consultorio de Samantha, Cate se sentó en el cómodo sillón y empezó a relatar los eventos de los últimos días.

— Ha sido una montaña rusa emocional, Samantha — confesó Cate, mirando a su psicóloga. — Tuve sexo con dos chicas y con mi ex. Todo fue muy intenso, pero creo que me ayudó a entender mis sentimientos.

Samantha la escuchó atentamente, tomando notas ocasionales. — Parece que has vivido muchas experiencias significativas en un corto período. ¿Cómo te sientes ahora respecto a todo eso?

Cate suspiró. — Me siento más clara. Me di cuenta de que ya no quiero a John. Solo fue atracción física. Lo que sentí con Alice era diferente, pero no quiero pensar en eso ahora. Lo que más me ha ayudado es darme cuenta de que puedo disfrutar el momento sin compromiso.

Samantha asintió. — Es interesante ver cómo estas experiencias te han permitido reflexionar sobre tus emociones. Todos tenemos maneras diferentes de entender lo que nos pasa, y lo importante es que has sabido usar esto a tu favor.

Cate se acomodó en el sillón, preparándose para profundizar más en sus pensamientos y sentimientos. Samantha, su psicóloga, la observaba con una expresión de interés y comprensión.

— Entonces, Cate, ¿cómo has estado manejando tus emociones desde que volviste de la cabaña? — preguntó Samantha, tomando un sorbo de su té.

Cate suspiró, mirando hacia la ventana por un momento antes de responder. — He estado tratando de entender todo lo que pasó. Fue intenso, pero me ayudó a darme cuenta de muchas cosas. Me siento más clara, pero también un poco abrumada.

Emergency de un romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora