Capítulo 26

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Una vez que llegaron a Cotswold, la rutina diaria las absorbió rápidamente. Cate como doctora y profesora, volvió a sus responsabilidades en el hospital y la universidad. Alice, en su rol de estudiante de medicina, se sumergió en sus estudios y pasantías, trabajando estrechamente con Cate. Chloe, por su parte, retomó sus estudios de derecho, preparándose para un semestre exigente.

En el avión de regreso, la atmósfera aún estaba impregnada de la magia de Bora Bora. Cate y Alice compartían miradas y sonrisas cómplices, mientras Chloe, ajena a la verdadera naturaleza de su relación, observaba con curiosidad.

— No puedo creer que hayamos tenido que dejar ese paraíso — suspiró Chloe mientras el avión despegaba.

— Sí, fue realmente especial — respondió Alice, sonriendo.

— ¡Y qué noche! — exclamó Chloe, inclinándose hacia Alice. — ¿Recuerdas esos chicos que conocí en la fiesta?

— Claro, cuéntame más — dijo Alice, con una sonrisa de complicidad.

Chloe bajó la voz y se aseguró de que Cate estuviera concentrada en su libro antes de continuar. — Fueron increíbles, Alice. Primero estaba Marc, el bailarín. Tenía unos movimientos que... bueno, dejémoslo en que sabía cómo moverse. Y Darnell, con ese sentido del humor... pasamos de la pista de baile a una parte más privada de la playa.

Alice se rió suavemente. — ¡Vaya, Chloe! Parece que tuviste una aventura memorable.

— Definitivamente. La química entre nosotros era increíble. Fue una experiencia que nunca olvidaré — continuó Chloe, sonriendo con picardía.

— Me alegra que te hayas divertido tanto. — El trío que su amiga había hecho le parecía muy gracioso.

Cate levantó la vista de su libro y miró a las chicas. — ¿De qué se ríen tanto?

— Solo historias de chicas, mamá — respondió Chloe, guiñándole un ojo a Alice.

Alice se inclinó hacia Cate y le susurró al oído. — Tu hija tuvo una noche de aventuras con dos chicos en la playa.

Cate sonrió, sacudiendo la cabeza. — Parece que todos tuvimos nuestra parte de diversión. Solo espero que hayas sido responsable, Chloe.

Chloe asintió con una sonrisa. — Siempre, mamá. Lo sabes.

Al llegar a Cotswold, se instalaron de nuevo en sus rutinas. Cate estaba ocupada con sus clases y sus rondas en el hospital, mientras que Alice se adaptaba a sus nuevas pasantías, aprendiendo cada vez más bajo la tutela de Cate. Chloe, mientras tanto, se enfocaba en sus estudios de derecho, organizando sus horarios y asistiendo a las primeras clases del semestre.

Un día, mientras Cate y Alice caminaban por el hospital, Cate aprovechó un momento tranquilo para hablar con Alice.

— Necesitamos ser más cuidadosas, Alice. No quiero que Chloe sospeche nada más de lo necesario.

— Lo sé, pero a veces es difícil ocultar lo que siento por ti, Cate.

Cate asintió con una sonrisa. — Lo mismo para mí, pero debemos ser prudentes.

Alice asintió. — Lo entiendo. Prometo ser más discreta.

A pesar de la cautela, los momentos robados y las miradas cómplices mantenían su relación viva y emocionante. Cada encuentro en el hospital era una mezcla de profesionalismo y pasión contenida, un recordatorio constante de lo que compartían.

Una tarde, mientras Alice tomaba un descanso en la cafetería del hospital, Chloe la fue a visitar y se acercó con su bandeja.

— ¿Todo bien? Pareces pensativa — comentó Chloe, sentándose frente a Alice.

— Solo estoy repasando algunas cosas de la pasantía — respondió Alice, tratando de sonar casual.

— Mamá me dijo que estás haciendo un trabajo increíble. — Chloe sonrió, orgullosa. — Debe ser genial tenerla como mentora.

— Sí, es una gran oportunidad. — Alice sonrió, aunque una chispa de emoción interna brillaba en sus ojos.

Chloe la miró con curiosidad. — A veces me pregunto si hay algo más entre ustedes dos. Parecen tan cercanas...

Alice sintió un escalofrío, pero mantuvo la calma. — Solo somos buenas amigas y colegas. Tu mamá es una gran doctora y aprendo mucho de ella.

Chloe asintió, aunque con una expresión pensativa. — Supongo que sí. Solo que a veces veo una conexión especial entre ustedes.

Alice sonrió suavemente. — Eso es porque confiamos mucho la una en la otra. Es importante en nuestra profesión.

La conversación cambió a otros temas, pero la sospecha de Chloe dejó a Alice con una sensación de inquietud. Sabía que debían ser aún más cuidadosas en adelante.

Mientras tanto, cada noche en la intimidad de su hogar, Cate y Alice continuaban fortaleciendo su relación, disfrutando de la compañía mutua. La vida en Cotswold seguía su curso, pero el vínculo que habían forjado en Bora Bora seguía siendo una fuente de alegría y fortaleza para ambas.

Las primeras semanas de vuelta en Cotswold fueron un torbellino de actividades. Cate y Alice apenas tuvieron tiempo para ellas mismas, entre clases, pacientes y estudios. Sin embargo, siempre encontraban pequeños momentos para escaparse y disfrutar de su mutua compañía, aunque fuera solo durante unos minutos en una sala de descanso del hospital.

Una noche, después de un día particularmente agotador, Cate y Alice se encontraron en la casa donde vivía la rubia. Chloe había salido a cenar con amigos, lo que les daba una rara oportunidad de relajarse sin temor a ser descubiertas.

— Dios, qué día — suspiró Cate, dejándose caer en el sofá. — Necesitaba esto.

Alice se acurrucó junto a ella, apoyando la cabeza en su hombro. — Sí, ha sido intenso. Pero me alegra que finalmente podamos estar juntas.

Cate la abrazó con fuerza, besando su frente. — A mí también. Pero aún me preocupa que Chloe sospeche. Tenemos que ser muy cuidadosas.

Alice asintió. — Lo sé. Pero a veces es difícil. Quiero estar contigo todo el tiempo.

— Y yo contigo. — Cate levantó la barbilla de Alice, mirándola a los ojos. — Pero encontraremos la manera. Lo prometo.

De repente, el sonido de una llave girando en la cerradura interrumpió su momento de paz. Alice saltó del sofá, justo cuando Chloe entraba por la puerta.

— Hola, mamá — saludó Chloe, colgando su abrigo. — No esperaba verte aquí, Alice.

— Hola, Chloe. Sí, solo pasaba a discutir algunos temas de la pasantía con tu mamá. — Alice trató de sonar casual.

Chloe levantó una ceja, pero sonrió. — Bueno, espero no interrumpir nada. Solo vengo a recoger unas cosas antes de salir de nuevo.

Cate se levantó, intentando desviar la conversación. — ¿Cómo estuvo la cena?

Chloe se encogió de hombros. — Bien. Pero tengo que volver. No se preocupen por mí.

Después de que Chloe salió, Alice se dejó caer en el sofá, exhalando un suspiro de alivio.

— Eso fue cercano.

— Demasiado cerca — respondió Cate, sentándose junto a ella.

Emergency de un romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora