Cate se sentía liberada estando sola, con la capacidad de tomar decisiones sin rendir cuentas a nadie. El caos emocional de los últimos días había dado paso a una fría determinación. Había decidido invitar a John a cenar. No porque lo extrañara, sino porque quería vengarse de él por haberle hecho daño a Alice. Chloe no estaría en casa, puesto a qué está de vacaciones, lo que le daba el espacio y tiempo necesario para llevar a cabo su plan.
Era una noche lluviosa cuando Cate comenzó a preparar la cena. El sonido constante de la lluvia contra las ventanas proporcionaba una banda sonora inquietante para la velada que se avecinaba. La cocina estaba iluminada cálidamente, con aromas tentadores emanando del horno. Cate había optado por un menú sencillo pero delicioso: filete de ternera, puré de papas cremoso y verduras al vapor.
A las ocho en punto, el timbre sonó. Cate, con un vestido negro ajustado y un toque de maquillaje que realzaba su belleza natural, abrió la puerta para encontrarse con John, que estaba ligeramente empapado por la lluvia.
— Buenas noches, Cate — dijo John, con una sonrisa que pretendía ser encantadora pero que a Cate le resultaba irritante.
— Buenas noches, John. Pasa, ponte cómodo — respondió Cate, con una sonrisa que ocultaba sus verdaderas intenciones.
John se sacudió el abrigo y se adentró en la casa. Cate lo guió hacia el comedor, donde la mesa estaba elegantemente puesta.
— Huele delicioso. ¿Qué estamos celebrando? — preguntó John mientras se sentaba.
— Solo una cena entre viejos conocidos — respondió Cate, sirviendo una copa de vino para cada uno.
Durante la cena, la conversación fue superficial. Hablaron del clima, del trabajo y de cosas triviales. Cate era hábil para mantener la fachada de una anfitriona amigable, mientras en su interior la ira y la sed de venganza hervían.
— Este vino es excelente, Cate. Tienes buen gusto — comentó John, levantando su copa.
— Gracias, John. Siempre supe cómo disfrutar de las buenas cosas — respondió Cate, brindando.
Después de la cena, se trasladaron al salón, donde Cate había encendido una chimenea. El fuego crepitante añadía una atmósfera cálida y acogedora, aunque la tensión entre ellos era palpable.
Cate se sentó junto a John en el sofá, sus dedos rozando casualmente su hombro.
— ¿Recuerdas cuando solíamos sentarnos aquí, junto a la chimenea? — preguntó John, acercándose a Cate.
— Claro que sí, John. Recuerdo muchas cosas — dijo Cate, con una sonrisa enigmática.
Se inclinó hacia él, sus dedos comenzando a masajear suavemente sus hombros. John cerró los ojos, disfrutando del contacto.
— Tienes las manos mágicas, Cate. Siempre lo he dicho — murmuró John, relajándose bajo su toque.
Cate continuó el masaje, moviéndose lentamente hacia su cuello. La tensión en la habitación aumentó, cada movimiento cargado de intenciones ocultas. Finalmente, sus labios encontraron los de él, primero en un beso suave, luego más profundo y apasionado.
John respondió con entusiasmo, sus manos deslizando por la espalda de Cate. Ella lo guió hacia su habitación, sus cuerpos entrelazados en un baile de deseo por parte de John y venganza por parte de Cate.
La puerta de la habitación se cerró tras ellos, y el mundo exterior se desvaneció. En la intimidad de esa noche, Cate tomó el control, cada toque y susurro calculado para mantener a John bajo su hechizo. La pasión se desbordó, y ambos se dejaron llevar por el momento.
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Emergency de un romance
RomanceEn el corazón del Reino Unido, en la pintoresca ciudad de Cotswold, se desarrollará una historia cautivadora entre la renombrada doctora Cate Blanchett y su alumna Alice Evans. La doctora Blanchett, una eminente académica, ha dedicado su vida a la m...