Capítulo 14

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Al amanecer, la alarma sonó, despertándolas suavemente. Cate se estiró y sonrió al ver a Alice aún dormida a su lado. La besó en la frente antes de levantarse para preparar el desayuno. Alice se despertó poco después, siguiendo el aroma del café recién hecho.

— Buenos días, hermosa. — dijo Cate, sonriendo al ver a Alice entrar en la cocina.

— Buenos días, cariño. — respondió Alice, abrazando a Cate desde atrás y apoyando su cabeza en su hombro. — ¿Lista para nuestro viaje?

— Más que lista. — dijo Cate, girándose para besar a Alice. — Será una aventura inolvidable.

Después de desayunar, Cate se fue rápidamente a su casa, donde su hija Chloe la esperaba con desayuno.

— Mamá, ¿dónde andas? — preguntó Chloe, sonriendo al ver a su madre llegar tan radiante.

— Hola, Chloe. Estoy muy bien, ¿cómo estás tú? — respondió Cate, tratando de sonar casual. — Me quedé en casa de una amiga, iré por las maletas. — trató de evadir la curiosidad de su hija.

— Está bien, pero baja rápido. Debes comer algo, ya que el auto nos viene a buscar para ir al aeropuerto. Llegará en 60 minutos.

Cate subió a su habitación, se cambió de ropa por un cómodo vestido blanco y unas sandalias, se perfumó, se aplicó algo de maquillaje y un gloss. Luego bajó rápidamente con las maletas y trató de comer lo que Chloe había preparado. Aunque había desayunado en la casa de Alice, el nerviosismo le había dado más hambre.

— Mamá, Alice dice que nos espera en el aeropuerto. Está en camino para verificar que no se escape ningún detalle. Ya sabes cómo es de perfeccionista.

— Claro, hija. Por mí está bien.

— Ay, madre, solo quiero explorar las mágicas aguas de Bora Bora.

— Nos esperan dos hermosos días viajando en avión, querida mía.

— No te informamos, pero haremos dos paradas antes de llegar para que no se nos haga tan pesado el viaje.

— Por mí está bien. Sabes que no me gusta viajar en avión, me da mucha ansiedad.

— Lo sé, madre, pero Alice estará para calmarte. Ella sabe de esas cosas. Solo mantente relajada, ¿sí? — Cate asintió, algo ansiosa. — ¿Quieres alguna pastilla? — Cate asintió ya que sentía que estaba a punto de entrar en una crisis de ansiedad. — Ten, madre. Todo estará bien, créeme. — A Chloe le llegó una notificación. — Está llegando el auto, mejor salgamos.

Cate, ya más tranquila, salió junto a su hija con las maletas. Llegaron al aeropuerto y, al ver a Alice, ambas se miraron de una forma cómplice, con una conexión profunda e íntima en sus ojos que intentaron disimular.

— Hola, Alice. — saludó Chloe, abrazando a su amiga.

— Hola, Chloe. — respondió Alice, devolviendo el abrazo. — ¿Listas para nuestra aventura?

— ¡Sí! — exclamó Chloe, con entusiasmo. — ¡Bora Bora, allá vamos!

— Cariño ¿cómo estás? — Saludo Cate con ternura.

— Hola Cate ¿como amaneciste?

— Muy bien.

— Yo diría que muy bien, es más, mamá no llegó a dormir a la casa. — Miro juguetonamente a su madre. Las dos chicas rieron y Cate estaba sería.

— Eso está muy bien.

Cate y Alice intercambiaron una mirada rápida pero significativa, y luego sonrieron. Después de saludarse y conversar un poco, las tres abordaron el avión. Chloe se sentó junto a la ventana, Alice en el medio y Cate a su lado. Mientras el avión despegaba, Cate cerró los ojos y, apoyando su cabeza en el hombro de Alice, se dejó llevar por el cansancio acumulado y la sensación de seguridad que Alice le brindaba.

Emergency de un romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora