Cate, decidida a asegurar que este viaje fuera memorable, despertó a las chicas golpeando suavemente sus puertas. No quería que este viaje estuviera lleno de tristeza y amarguras; deseaba que tanto ella como las chicas lo recordaran como el mejor de sus vidas. Por eso, decidió hacer planes que incluyeran a tres personas: su hija Chloe, Alice y ella misma.
Las chicas salieron del bungalow y Cate les dijo que se pusieran ropa cómoda. Una vez listas, comenzaron su día de exploración. Alquilaron un par de bicicletas en el complejo y se dirigieron hacia los senderos que serpenteaban alrededor de la isla, rodeadas de exuberante vegetación y el aroma embriagador de las flores tropicales.
Mientras avanzaban, descubrieron rincones secretos y playas desiertas con aguas cristalinas y olas suaves que las invitaban a un baño refrescante. Dejaron las bicicletas y corrieron hacia el agua con risas de alegría.
—¡Esto es increíble! — exclamó Cate, sumergiéndose en el mar hasta la cintura —. ¡No puedo creer que estemos aquí juntas!
—Lo sé, es como un sueño hecho realidad — respondió Alice, zambulléndose junto a ella.
Pasaron la mañana explorando la isla, deteniéndose en pequeños puestos de frutas y artesanías locales, charlando con lugareños y disfrutando de la belleza natural. A medida que el sol alcanzaba su punto más alto, regresaron al complejo para almorzar y relajarse antes de la cena.
Sentadas a la sombra de una palapa en la playa, compartieron un ligero almuerzo de ensaladas frescas y pescado a la parrilla, disfrutando de la brisa marina y el sonido de las olas. Cate miró a Alice con cariño, sintiendo una profunda gratitud por tenerla a su lado.
— Gracias por traerme aquí, Alice — dijo Cate, emocionada —. Este viaje significa mucho para mí.
— No hay nada que agradecer, Cate — respondió Alice, tomando la mano de Cate entre las suyas —. Estoy feliz de estar aquí contigo, compartiendo estos momentos especiales.
Alice, sintiendo la necesidad de espacio, comenzó a alejarse de Cate. A pesar de esto, Cate se mantenía cerca, intentando con pequeños gestos y atenciones volver a acercarse a Alice. Le regalaba pequeñas cosas significativas, como pulseras artesanales compradas en los puestos locales o flores recogidas durante sus caminatas.
Chloe, sin saber nada de la relación entre su madre y Alice, notaba el comportamiento inusual de Cate. Le resultaba extraño ver a su madre tan pendiente de Alice, pero decidió no preguntar y mantener sus observaciones para sí misma.
Una tarde, en una playa apartada, Cate se acercó a Alice con una pequeña caja de madera tallada a mano. La caja tenía intrincados diseños florales, y Cate la había encontrado en un puesto artesanal.
— Te compré esto — dijo Cate, extendiendo la caja hacia Alice con una sonrisa —. Me recordó a ti.
Alice, sorprendida, abrió la caja y encontró una pequeña nota escrita a mano por Cate. La nota decía: "Gracias por estar aquí y por ser tú".
— Es hermosa, Cate. Gracias — dijo Alice, conmovida por el gesto —. Eres increíble.
Mientras tanto, Chloe observaba a su madre y a Alice desde la distancia, sintiendo curiosidad y confusión por su cercanía. Aunque no entendía completamente la situación, decidió respetar la privacidad de su madre y no hacer preguntas, al menos por ahora.
Pasaron el resto del día explorando la isla, con Cate haciendo todo lo posible para reconectar con Alice y Chloe adaptándose a los cambios, tratando de comprender lo que estaba sucediendo a su alrededor.
Esa tarde, mientras paseaban por la orilla del mar Chloe se quedó sentada en la arena mensajeando con Thomas, Cate aprovecho es instancia y miró a Alice a los ojos y le dijo:
— Sabes Alice, hay cosas en la vida que no están en las manos de uno poder arreglar como lo que nos pasa a ti y a mí — dijo Cate, su voz cargada de un magnetismo irresistible —. Quería decirte cómo leí por ahí una vez “uno no arde con cualquiera”, es decir, tu me haces arder, me haces vivir, me haces sentir.
— ¿Si? — La castaña estaba deseosa de conocer más detalles, emocionada por la idea de que Cate estuviera mostrando su lado romántico. Era una sensación nueva y emocionante para ella, siendo cortejada de esta manera por primera vez por la rubia.
Avanzada la tarde, antes de dirigirse a su bungalow, Cate se detuvo y aseguró que Chloe estuviera dentro de su propio bungalow. Con una sonrisa juguetona, se acercó a Alice, quien parecía tener problemas para abrir la puerta.
— Aquí estoy para ayudarte, pequeña. — murmuró la rubia, acercándose por detrás de la castaña apegándose a ella dejando que su aliento rozara su cuello. — "Coincidir contigo fue como hallar el trébol de cuatro hojas". — se separó lentamente de Alice, dejando un rastro de intriga en el aire. — ¡Listo! — exclamó, antes de retirarse del lugar, dejando a Alice sin aliento y confundida, sin saber qué hacer o qué decir.
Eso no dejaba dormir a la castaña. Aunque sabía que necesitaba su espacio, la presencia de Cate la mantenía despierta, luchando con sus propios sentimientos. Decidió enfrentar la situación, mostrando una determinación que no sabía que tenía. Por primera vez, cerró los ojos sin la cálida presencia de la rubia a su lado, pero cada detalle y palabra de la rubia seguía resonando en su mente, haciendo que conciliar el sueño fuera una tarea titánica. Sin embargo, Alice estaba decidida a ver cómo se desarrollaba esta situación, qué significaban realmente esos gestos y palabras de Cate, y hasta dónde podía llevar su conexión.
Mientras tanto, en el otro extremo de la situación, Cate reflexionaba sobre su propia vida y las decisiones que debía tomar. Se sentía atrapada entre el deseo de estar con Alice y los obstáculos que aún debía superar. Decidió que era hora de hacer algunos cambios importantes en su vida.
Se dio cuenta de que necesitaba cerrar ciertos capítulos antes de poder abrir uno nuevo con Alice. Decidida, se comprometió a terminar su terapia y afrontar los problemas que había estado evitando. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba dispuesta a hacerlo por el bien de su relación con Alice.
Además, se dio cuenta de la importancia de incluir a Chloe en este proceso. Decidió comenzar a mostrarle pequeños gestos de afecto hacia Alice frente a su hija, con la esperanza de que Chloe se acostumbrara gradualmente a la idea de que ambas estuvieran juntas en el futuro. Sabía que tomaría tiempo, pero estaba decidida a hacerlo bien y construir un futuro sólido para su familia.
Cate se sumergía en sus recuerdos, reviviendo cada pequeño detalle de los momentos compartidos con Alice. Recordaba cómo la sonrisa de Alice se iluminaba con cada gesto de cariño que le dedicaba, cómo sus ojos brillaban con cada regalo o nota que recibía de ella.
— Gracias, Cate. Está muy lindo. — respondió Alice con una sonrisa, mientras aceptaba el llavero con gratitud y lo admiraba detenidamente.
Estos recuerdos llenaban su corazón de calidez y ternura, recordándole por qué se sentía tan atraída hacia Alice. Cada sonrisa tonta, cada mirada profunda, le recordaba lo profundamente que amaba a esa mujer y lo mucho que quería estar con ella.
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Emergency de un romance
RomanceEn el corazón del Reino Unido, en la pintoresca ciudad de Cotswold, se desarrollará una historia cautivadora entre la renombrada doctora Cate Blanchett y su alumna Alice Evans. La doctora Blanchett, una eminente académica, ha dedicado su vida a la m...