Luego de aquella noche, Cate se quedó a dormir en la casa de Alice. Al día siguiente, se levantó temprano y, sin despertar a la castaña que aún dormía plácidamente, se fue a su casa para darse un baño y cambiarse de ropa. Después, preparó el desayuno para ella y su hija Chloe.— Mamá, ¿me dirás con quién sales? — preguntó juguetona Chloe mientras mordisqueaba un arándano.
— No salgo con nadie — respondió Cate nerviosamente, tomando su taza de café.
— Mamá, estás más radiante que nunca, más feliz que nunca, hasta me atrevería a decir que te ves mucho más joven… — continuó Chloe con una sonrisa traviesa. — Tienes la autoestima por los cielos, brillas y tus ojos también. Si eso no es una buena cogida, ¿entonces qué es?
— Chloe, tu vocabulario... — Cate trató de reprimir una sonrisa mientras tomaba un bocado de panqueque. — Bueno, quizás hay algo...
Chloe se iluminó de alegría, pero Cate rápidamente trató de ponerle límites.
— ¡Mamá! — exclamó Chloe, pero su madre la interrumpió.
— Pero es una relación sin nombre... — Cate buscaba las palabras adecuadas. — Solo es...
¿Qué era Alice para ella? Ni siquiera Cate lo sabía con certeza, solo sabía que le gustaba demasiado y, por supuesto, la quería.
— Mira, Chloe, no quiero que tu padre se entere porque si no, no querrá darme el divorcio — explicó Cate, aún atrapada en un matrimonio con un hombre que solo la humillaba.
— Entiendo, es como un casi algo… — dijo Chloe, tratando de encontrar sentido a la situación. — Tranquila, mamá, los casi algo son una bendición. Te vienen a enseñar sobre la vida y luego se esfuman. Solo diviértete.
Cate estaba asustada, no quería que lo que tenía con Alice acabara.
— Chloe, todo es muy complicado. Por favor, lo que hablamos debe quedar entre nosotras. Cuando esté divorciada y todo esté más tranquilo, te contaré de quién se trata — dijo Cate con firmeza. No quería perder a su "casi algo".
— Madre, solo diré que me alegro por ti y estoy de tu lado. Papá vendrá hoy y saldremos a comer, en caso de que lo veas por acá — avisó Chloe.
John siempre ponía nerviosa a Cate. Su narcisismo y su capacidad para manipularla la aterraban.
— Claro, solo avísame cuando se vaya. Ahora iré con mi psicóloga. Nos vemos en la noche, cariño — dijo Cate, desanimada. Sus energías bajaron al saber que su ex aún estaba muy presente en su vida y que, por unos meses que había estado con Alice, casi lo había olvidado.
De camino a ver a su psicóloga Samantha, Cate no podía dejar de pensar en sus dudas y miedos. ¿Acaso era mala en la cama? ¿Era en verdad poca cosa? ¿Por qué John nunca la tomó en serio? ¿Por qué siempre jugó con sus sentimientos? ¿La habría amado alguna vez o solo la usó para alimentar su ego y narcisismo? Se preguntaba si aún estaba enamorada de él o qué era lo que realmente sentía.
Cate llegó a la consulta de la Dra. Samantha Joms con un mar de preguntas en su mente, esperando encontrar alguna claridad en medio de sus confusos sentimientos.
La oficina de la Dra. Samantha Joms era un espacio cálido y acogedor, decorado con colores suaves y plantas que aportaban un toque de vida. Cate se acomodó en el sillón habitual, mientras Samantha tomaba asiento frente a ella con una libreta en mano.
— Buenos días, Cate. ¿Cómo te sientes hoy? — preguntó Samantha con una voz tranquila y profesional.
— Un poco confundida, para ser honesta — respondió Cate, mirando sus manos.
ESTÁS LEYENDO
Emergency de un romance
RomanceEn el corazón del Reino Unido, en la pintoresca ciudad de Cotswold, se desarrollará una historia cautivadora entre la renombrada doctora Cate Blanchett y su alumna Alice Evans. La doctora Blanchett, una eminente académica, ha dedicado su vida a la m...