Final

183 9 0
                                    

Los días en la casa de Alice y Cate se llenaban de risas, juegos y momentos de ternura. Chloe y Thomas se convirtieron en visitantes habituales, aportando aún más amor y alegría al hogar. Los tres bebés, Ares, Charlotte y Alana, crecían rápidamente, explorando su mundo con curiosidad y entusiasmo.

Una tarde de verano, mientras el sol comenzaba a ponerse, Alice y Cate se sentaron en el porche delantero, observando a sus hijos jugar en el jardín. Chloe y Thomas estaban allí también, ayudando a los pequeños a descubrir los secretos de la naturaleza. Ares, con su cabello rubio y ojos celestes, corría detrás de una mariposa, su risa resonando como una melodía encantadora. Charlotte, con su hermoso cabello castaño y sus ojos únicos, recogía flores silvestres, mostrando su naturaleza tierna y tímida. Alana, siempre audaz y curiosa, investigaba una fila de hormigas, fascinada por su organización y determinación.

Alice y Cate se miraron, sintiendo una profunda gratitud por la vida que habían construido juntas.

— ¿Puedes creer lo afortunadas que somos? —preguntó Alice, tomando la mano de Cate.

— No, a veces parece un sueño — respondió Cate, apretando suavemente la mano de Alice — Estos momentos... son todo lo que siempre soñé.

Chloe se acercó, llevando a Ares en brazos, mientras Thomas ayudaba a Charlotte y Alana a hacer una corona de flores.

— Miras a tu alrededor y ves todo el amor y la felicidad — dijo Chloe, sonriendo — Este lugar es realmente mágico.

Thomas asintió, observando con cariño a los niños.

— Es un lugar donde el amor crece y florece —dijo, colocando la corona de flores en la cabeza de Charlotte, quien sonrió tímidamente.

Alice, Cate, Chloe y Thomas se quedaron en silencio por un momento, disfrutando del cálido resplandor del atardecer y de la compañía mutua. El jardín se llenaba de la suave brisa del verano, las risas de los niños y el aroma de las flores. Mientras la noche caía, las luces del porche se encendieron, creando un ambiente acogedor. Alice y Cate se levantaron y llamaron a los niños, quienes corrieron hacia ellas con entusiasmo.

— Es hora de entrar, pequeños — dijo Alice, tomando a Ares en sus brazos — Es hora de cenar y prepararse para dormir.

Cate levantó a Charlotte y Alana, que se acurrucaron en sus brazos, mostrando signos de cansancio después de un día lleno de aventuras.

— Vamos a contarles una historia antes de dormir — dijo Cate, mientras entraban en la casa.

Chloe y Thomas los siguieron, sintiéndose parte de esta hermosa familia. Mientras Alice y Cate acostaban a los bebés, Chloe y Thomas ayudaron a preparar la cena, llenando la casa con el reconfortante aroma de comida casera.

Después de la cena, Alice y Cate se sentaron en la sala con Chloe y Thomas, recordando los momentos especiales del día. Los bebés dormían profundamente en sus cunas, rodeados de amor y seguridad.

— Hemos creado algo realmente especial aquí — dijo Alice, mirando a su familia con orgullo.

— Sí, lo hemos hecho — respondió Cate, besando suavemente la cabeza de Alice —. Y no puedo esperar a ver qué nos depara el futuro.

Chloe y Thomas sonrieron, sintiendo la calidez y el amor que llenaban la casa.

— Estamos muy agradecidos de ser parte de esto — dijo Chloe, tomando la mano de Thomas— No podríamos pedir nada más, pero con Thomas debemos decirle que estamos embarazados. — contaba con alegría la joven rubia mirando a su novio quien la miraba con amor y ternura.

— Cariño... — Cate estaba emocionada de su hija ser convirtiera en madre. — Felicidades... — la abrazo con ternura.

— Chloe... — Alice abrazo a su amiga. — Felicidades... — No podían creer la noticia, estaban muy contentas, todos en realidad estaban muy felices.

La noche avanzó y la casa se llenó de una tranquila paz. Alice y Cate se recostaron, abrazadas, mientras pensaban en todos los momentos hermosos que habían vivido y en los que aún estaban por venir. La vida, con todas sus sorpresas y desafíos, les había dado el regalo más precioso una familia llena de amor, risas y felicidad. Juntas, sabían que podían enfrentar cualquier cosa, siempre apoyándose y amándose mutuamente. Y así, en el corazón de una casa llena de amor y calidez, vivieron felices, creando recuerdos imborrables y disfrutando de cada instante compartido.

Emergency de un romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora