Mi verdad

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Alexandra Danvers

Hellen: Hola, mujer.- dijo acercándose a mí.

Bárbara: ¿Cómo que hace calor no?.- dijo detrás de mí.

Si, iré por unas bebidas ¿Quieren ustedes?.- dije sacando mi billetera.

Bárbara: Yo tengo algo.- dijo tirándome globos de agua.

¡BÁRBARA!.- grité asustada.

Hellen se ríe con mucha fuerza por lo que me acaba de hacer al igual que Bárbara por su broma, me saqué mi chaqueta para eliminar lo húmedo, sin embargo, Bárbara y Hellen me tiraron pintura en mi cara como en el cuerpo, así que le agarré a Hellen las pinturas y empecé a tirárselo a ellas porque Bárbara no se va a ir ilesa de su propia broma.

En medio de nuestra carrera por tirarnos pintura con agua por su broma, sacaron cosas de no sé dónde para tirármelo a mí, así que no iba a quedar como la tonta entre nosotras, me limpié encima de ellas para quitarme toda la suciedad y aún así ellas me siguen molestando, tomé a Bárbara a la desprevenida y la tiré al pasto para hacerle mis cosquillas.

Director: Señoritas, luego me limpian su desastre.

Hellen: Lo sabemos.- dijo sonriendo.- Pero queríamos darle un poco de risas a nuestra amiga .

Director: Si, luego me limpian y nos vemos.- dijo sonriendo.

Ustedes limpian porque yo no limpiare todo el desastre que han traído.

Bárbara: Gruñona.- dijo abrazándome.

Bien, entonces me iré por mis cosas para irme a mi casa y quitarme toda esta mugre de ustedes.

Hellen: Ok, pero al menos esperamos que te hayas reído un poco.

Muchas gracias, por este gesto.- dije agradecida.- Siempre estaré agradecida por todo esto.

Bárbara: De nada.- dijo sonriendo.

Me voy.- dije parándome del piso.- Nos vemos mañana, chicas.- dije sonriendo.

Salí de ese lugar para ir a mi sala y sacar todas mis cosas también recordé que Sam siempre me lleva a su casa, pero ahora no se va a poder, caminé en mi dirección a la oficina de mi Sam y toque la puerta.- Sam ¿Estás sola?.- susurré.

Sam: Si, pero ¿Qué te paso mi solecito?.- dijo sorprendida por mi aspecto sucio.

No hagas preguntas, mi estrellita te aviso que me iré a mi casa a bañarme y luego iré contigo.

Sam: Está bien.- dijo tratando de no reírse.

Ya no te rías.- dije avergonzada.- Te amo, mi estrellita y adiós.

Sam: Te amo, mi solecito.- dijo estallando en risas.

Sonreí por ser la causante de sus hermosas risas, cerré la puerta de su oficina y como pude llegué a la entrada del colegio.- Me vengare de ustedes, enanas.- me dije a mí misma por la broma que me hicieron. Ahora me toca esperar hasta que toque el timbre y no falta mucho tampoco para que toquen o la mejor idea sería escaparme de este lugar.

Bañada también cambiada de ropa, me encaminé a la casa de mi estrellita, me traslade caminado y no me pregunten los motivos porque realmente no lo sé, solo lo hago y ya. Ingresé al parque que siempre tomó de vía para llegar rápido a su casa y en eso veo a unos hombres más altos que yo jugar entre ellos, pero no le di importancia y seguí caminando.

Unos pasos más adelante dos hombres casi de la misma altura juegan a la pelota, pero con la diferencia que llaman a su mamá, al avanzar en mi camino me quedé paralizada completamente porque a la mujer que llaman es mi propia madre la que viene hacia a ellos con su pelota.- ¿Mamá?.- dije y es lo único que mi cerebro pudo procesar para hablar.

Lo Prohibido Sale CaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora