Dolor

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Alexandra Danvers

Sam: ¿Qué te sucede Alexandra?.- dijo preocupada.- Necesito que me abras la puerta ya o soy capaz de derribarla.

¡VALLASE, NO ENTIENDE!.- grité de rabia, porque me descubrió llorando.

Sam: No me iré hasta que me habrás esa maldita puerta.

Vete.- dije molesta y limpiando mis lágrimas.

Sam: No, me iré hasta que me habrás esta puerta.- dijo determinante.

De mala manera abrí la puerta y dejé que ingresé al baño.- ¿Qué quiere?.- dije escondiendo mi rostro con mis brazos.

Sam: ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras?.- dijo preocupada.

Por nada, estoy de maravillas.- dije sarcásticamente.

Sam: No actúes a la defensiva conmigo, porque yo no quiero dañarte.

Es mejor que se vaya y haga de cuenta que nunca me vio mucho menos me escuchó llorar.

Sam: Alexandra, por favor, me preocupas eres mi alumna y me preocupa que estés mal.

A nadie le importa lo que realmente me pasa, solo preguntan por ser chismosos para contarle a los demás y agregando cosas que no son- dije parándome del suelo para ir a lavarme toda mi cara y quitar los rastros de lágrimas de dolor.

Sam: ¿Qué te pasó en el rostro?.- dijo tomando mi rostro para obsérvame mejor.

Me caí de la cama y me golpee sin querer.- dije mintiendo porque mi realidad es otra.

Sam: Eso no es un golpe por caída de la cama ¿Alguien te está lastimando Alex?.- dijo tocando la parte lastimada.

Cada una en sus asuntos, profesora Samantha y con su permiso.- dije retirándome del baño. Me coloqué mi capucha e ingresé a mi siguiente clase o de lo que me falta. Cuando terminó mi jornada de clases, fui a ver al tormento de todos los días en casa, rogando internamente que no esté ese en casa con mi madre peleando porque si lo mato de verdad.

Hola, mamá.- dije entrando a la sala.

Mamá: Hola, hija.- dijo decaída.

¿Está aquí él bastardo?.- dije molesta por el tono de voz que ocupo.

Mamá: Acaba de irse a cualquier lugar que yo no sepa.

Ojalá que se muera por allí y nunca vuelva a nuestras vida .- dije odiándolo con todo mi ser.

Mamá: ¿Cómo te fue en el colegio?

Lo mismo de siempre, mamá.- dije suspirando.- Iré hacer mis cosas cualquier cosa me gritas.

Mamá: Está bien.- dijo sonriendo apenas.

Mi teléfono sonó varias veces y sabía que son mis amigas, pero no quise contestar a nadie.

Mamá: Hija, tus amigas están aquí.- dijo despacio.

No dije nada y me hice la dormida trato de levantarme, igual no lo logró y se fue de mi habitación, solo la escuché decir que me he quedado dormida y ellas se fueron con la promesa de venir en la noche o mañana por la mañana.

Es un alivio cuando ese hombre no esta en casa, sin embargo, esa tranquilidad o paz dura muy poco cuando ese imbécil aparece en casa y quiere golpear a mi madre y tengo que defender a mi madre de las garras de esa escoria.

Mamá: ¿Crees que venga?.- murmuró acariciando mis cabellos.

No lo sé, son tres días que no viene.- dije removiéndome en nuestro mueble.

Lo Prohibido Sale CaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora