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Cada minuto en el coche parecía alargar la anticipación. Al llegar, Alastor abrió la puerta para mí, su gesto caballeroso era marcado en contraste con la intensidad de la noche. La música y las luces del bar nos envolvieron, y sentí cómo el ambiente cambiaba a nuestro alrededor, lleno de promesas y secretos por descubrir.

— Adelante, Tn. —dijo Alastor con una sonrisa—. Vamos a disfrutar de la noche.

 Mientras entrábamos, la conexión entre nosotros parecía casi palpable. El Bar Latino era un vibrante y efervescente refugio nocturno, las luces de colores iluminaban cada rincón en una sinfonía de tonos cálidos, resaltando murales tropicales y creando un ambiente acogedor, mientras una banda en vivo tocaba salsa llenando el aire con ritmos envolventes que hacían difícil resistirse a la pista de baile central, llena de parejas y grupos de amigos moviéndose con alegría, rodeados de mesas iluminadas suavemente donde la gente disfrutaba de bebidas tropicales; el bullicio de conversaciones y risas se mezclaba con la música, mientras el bar al fondo, con su mostrador iluminado por luces cambiantes, era un punto de encuentro constante donde camareros hábiles servían copas con destreza, haciendo del lugar un caleidoscopio de colores, sonidos y sensaciones. Observé a Alastor disfrutar del ambiente, su presencia era magnética, pero no podía sacudirme la sensación de que algo estaba a punto de suceder.

Después de unos minutos tratando de sumergirme en la diversión, la preocupación se apoderó de mí. La insistencia sobre el pedido seguía pesando en mi mente. Decidí que no podía esperar más; tenía que actuar. Pero, ¿Cómo? El Gambler's quedaba a media hora en auto, de ninguna manera iba a caminar entre la helada.

— Alastor, necesito un momento. —le dije con una sonrisa nerviosa—. Voy al baño.

Sin esperar respuesta, me dirigí al baño, buscando un poco de soledad. El estrés y la inquietante voz de Víctor me estaban agobiando. No podía hacer esto sola, pensé en Alastor, pero no quería meterlo en mis negocios con Víctor, no por ahora. Así que salí en dirección a la barra y decidí hacer una llamada urgente.

— Jean, soy yo. Estoy en el bar latino. Víctor me llamó y quiere un hombre joven para esta noche en el Gambler's. Necesito que vengas aquí y ahora. Cuando tengas el pedido en vista, me llames para que podamos hacer nuestro trabajo. ¿Entendido?

Colgué abruptamente al ver que Alastor se acercaba a la barra. Intenté aparentar tranquilidad mientras él se acercaba con una sonrisa curiosa.

— Querida, ¿sucede algo? —preguntó, su mirada perspicaz explorando mi rostro en busca de alguna pista. — He encontrado una mesa cerca del escenario.

— Eh, no, no, solo estaba pensando en qué bebida llevarte. —respondí con una risa nerviosa, tratando de desviar la atención—. ¿Mojito?

— Nunca he probado un mojito —comentó Alastor, mientras nos acercábamos a la barra para ordenar nuestras bebidas—. Dicen que-

— ¡Oh! te va a encantar te lo aseguro —dije rápidamente interrumpiéndolo—, y si es de sabores aún más, con maracuyá o frutos rojos es una completa delicia, pero creo que te gustará el clásico. De hecho, pide un par, uno de maracuyá y un clásico, así puedes disfrutarlo más.

Alastor, con su habitual curiosidad y encanto, siguió mi consejo y pidió dos mojitos. Mientras esperábamos, mi mente seguía enfocada en la llegada del rubio, y en lo que vendría después. Quería parecer tranquila, pero cada minuto que pasaba parecía una eternidad.

— Aquí tienes, querida —dijo Alastor, entregándome uno de los mojitos. Su tono era relajado, pero me miraba con una mezcla de curiosidad y diversión.

Cuando los mojitos llegaron, me aseguré de tomar un trago largo y rápido, casi sin respirar. La bebida tenía un sabor refrescante, pero me pareció más un alivio temporal que una verdadera distracción. Observé cada rincón del bar, escudriñando a los clientes, esperando ver a Jean llegar. Mi preocupación creció con cada minuto que pasaba sin señales de él.

Sinfonía de la muerte (Alastor x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora