40.2 (Actualizado)

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Narradora

El agua hervía lentamente creando ligeras olas de vapor que decoraban el ambiente de la cocina. La radio se encontraba encendida llenando el silencioso hogar que era solamente escuchada atentamente por Alastor, quien se había posicionado en el sofá de la sala mientras esperaba que Tn volviese.

Y como si lo hubiera escuchado, apareció con su pijama de negro satén mientras se dirigía expresamente a preparar el café. El delicado aroma inundó el lugar mientras se dirigía hacia la sala con las bebidas listas, dejándolas en la pequeña mesa central.

— Peyster. —murmuró, mientras sostenía su taza — Payton Peyster.

Comentó mientras le pasaba cuidadosamente la imagen a Tn, que ya se encontraba sentada a su lado tirando de su manta para abrigarse. Cuando finalmente sostuvo la imagen, sus ojos se enfocaron en el joven. Era evidente que no tendría más de veintidós años, si acaso. Su cabello rubio oscuro caía en ondas alrededor de su rostro de rasgos finos y delicados. Su expresión denotaba una apariencia casi inocente, como si no tuviera idea del peligro que le acechaba.

—La dirección... —dijo finalmente ella en tono bajo—. Está a una hora de aquí.

Mientras continuaba investigando la imagen al derecho y al revés, un suspiro pesado se le escaparon de los labios, casi afirmando el peso de la situación a la que se estaba enfrentando.

—Debería llamar a Jean para avisarle de un nuevo pedido...

—¿Qué dijiste, querida? —preguntó Alastor, girando su cabeza con una ceja levantada al escuchar a la chica decir algo casi en un susurro.

—Nada, que después llamaré a Jean —dijo, restándole importancia—. Por cierto, ¿qué tratos tenías con Víctor?

Una sonrisa se dibujó en los labios del morocho, esa sonrisa que podía ser tanto encantadora como peligrosa.

—Le pedí unas piezas de armería —respondió—. Sabía que si el plan de Harper funcionaba, podría hacer negocios a propósito para su posterior boicot, y este sería el primero de muchos. Pero cuando fui a visitarte para hablarte sobre el éxito del negocio — pausó brevemente, su tono volviéndose más oscuro— te vi con la cara toda lastimada e hinchada. Y cuando me enteré de quién había sido el responsable... bueno, digamos que fui a darle una lección.

Tn, que escuchaba atentamente cada palabra emitida por aquel hombre, sentía como un nudo en la garganta se le formaba al recordar todo lo que Víctor le había hecho y causado. Por más que intentara ignorarlas, seguían allí, como una mancha en su mente que solo estaba para molestar. Pero gracias a ello que aún persistía, le permitía impulsarse hacia adelante, y seguir en marcha con su plan.

—Quizás se le rompió la nariz, y por eso ahora no quiere hacer más negocios conmigo —dijo Alastor con una leve risa, como si estuviera disfrutando del recuerdo—. Además, la mercancía del negocio no era más que un capricho mío, quería ciertas armas específicas. Nada de lo que no pudiera prescindir.

Aquellas últimas palabras que salían de la boca de Alastor con tanta naturalidad, parecían resonar como eco en el pecho de Tn, donde sus pensamientos no paraban de volver aquel día y que ahora se le sumaba una capa de culpa. Alastor no solo había hecho negocios con Víctor, sino que había tomado medidas para asegurarse de que a futuro esos negocios no prosperaran. Y todo se arruinó gracias a que había sido herida.

Su mente no tardó en activarse y dejar completamente a Tn, sumida en sus pensamientos, mientras la culpa la invadía lentamente, cual bruma oscura. Pero su ida hasta lo más profundo de su cabeza no pasó desapercibida, donde sólo hicieron falta que un llamado de Alastor al mundo real, la alejaran de esos sentimientos que tanto le atormentaban, para ahora sí, centrarse en cómo procede con el pedido...

Sinfonía de la muerte (Alastor x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora