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En pijama y con los cafés ya listos, me dirigí a la habitación de Kevin. Había pensado toda la noche respecto a la charla con Alastor y nuestra conversación con Jean, que se fue  mencionando casi al aire que podía casi asegurar que el Monstruo de Luisiana estaba muy cerca de nosotros, especulando que Alastor podría serlo. Pensándolo bien, se me hace un disparate. Negocios no es lo mismo que asesinar personas. Aunque, si lo pienso mejor, sería irónico de mi parte pensar esto.

Toqué la puerta esperando respuesta. Al abrirse un rubio en pijama, con ojos adormilados, se hizo presente recostándose en la puerta.

— Buenos días, dormilón —dije, levantando los cafés—. Te traje tu dosis matutina.

Kevin sonrió, frotándose los ojos antes de tomar el café.

— Gracias, Tn. Necesitaba esto. ¿No dormiste bien? —preguntó, notando mi expresión pensativa.

— Digamos que tuve una noche agitada. —respondí, entrando en la habitación y cerrando la puerta detrás de mí.

Kevin asintió, tomándose un momento para despertar por completo.

— Bueno, lo importante es que la gira terminó. Hiciste un trabajo increíble, Tn. Te mereces un descanso.

Sonreí, asintiendo con la cabeza.

— Hablando de descanso, Kevin. Creo que es hora de que te tomes unas vacaciones. Te las has ganado. Después de todo el esfuerzo de la gira, necesitas un merecido descanso indefinido.

Kevin me miró, sorprendido pero agradecido.

— ¿Vacaciones indefinidas? —preguntó, un brillo de esperanza en sus ojos—. ¿Estás segura, Tn? ¿Podrás manejar todo tú sola?

— Sí, estoy segura —respondí, sonriendo—. Además, me voy a quedar un tiempo más por aquí. Estoy buscando una casa, así que necesito establecerme un poco. Pero tú necesitas un descanso, y además, sé que hay alguien especial esperando por ti.

Kevin sonrió, sus mejillas ruborizándose un poco.

— Sí, él es increíble. Gracias, Tn. Esto realmente significa mucho para mí.

— No hay de qué, Kevin. Te lo mereces. Y con respecto a tu chico, parece que estás muy enamorado. Es lindo verte así.

Kevin sonrió, sonrojándose un poco para luego contestar con una sorprendente energía.

Nos quedamos un rato más conversando, disfrutando de la compañía y del café. Sabía que las cosas cambiarían pronto, pero por ahora, estaba agradecida por el momento de paz y amistad que compartíamos.

A la tarde, no hice más que recorrer la ciudad en busca de casas, hasta que encontré la ideal. Se encontraba entre el centro, donde la vida, alegría y las canciones son el pan de cada día, y las afueras de la ciudad, que estaban siempre en un silencio sepulcral. No esperé más y me adentré en ella, donde finalmente luego de unos arreglos y llamados, conseguí esta hermosa casa ya amueblada.

Una gran estufa se encontraba en el centro de la sala que estaba conectada a la cocina. Alrededor de este espacio, varias puertas daban acceso al baño, al dormitorio y a un área de trabajo. Todo estaba decorado con madera barnizada. La cocina, de un profundo verde musgo, combinaba a la perfección con las pequeñas y sutiles hojas verdes del empapelado de la sala. Un conjunto de sofás, hechos con gruesos troncos de madera y almohadones de ensueño, invitaban a sentarse, y el dormitorio contaba con una gran y reconfortante cama, un pequeño baño privado y al lado de esta se encontraba mi amplio armario. Todo era simplemente bello.

Al salir, retomé mi camino al hotel para contarle mi pequeña aventura a Kevin, hasta que pasé por la emisora El Despertar. Miré mi delicado reloj dorado que se encontraba en mi muñeca, "estaría por salir" pensé "una pequeña visita no le hace mal a nadie", y sin pensarlo dos veces, me dirigí a la cafetería en busca de nuestro menú de confianza. Al ingresar al edificio, el aire pesado y al mismo tiempo cálido que se encontraba estaba inmaculado como la primera vez que ingresé. Me dirigí a la recepcionista para luego ir por el camino indicado hasta su oficina.

Sinfonía de la muerte (Alastor x Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora