Victoria D.
Hace ya más de una hora que sigo esperando a Grazia, su vanidad por supuesto no le permite ir con cualquier atuendo, tan solo pasaremos unas horas en el club y su bolso no puede estar más a reventar de tanta cosa que este lleva.
- Si no te das prisa me iré – digo al notar como se mira al espejo antes de salir, acomoda nuevamente su cabello y esta vez al fin podemos marcharnos.
Como ambas aún no tenemos vehículo para trasladarnos solas acudimos al chofer para que nos lleve hasta aquel lugar, en el camino recogemos a Liz, la cual viene aun a su pesar ya que odia los lugares de esta categoría pero al estar con nosotras la situación evidentemente cambiaba.
- Ya no puedo vivir así – ambas me miran tratando de interpretar lo que quiero decir – ¡necesito comprarme un auto ya! – Grazia celebra mi elección.
- ¡Sí!, así podremos ir a donde sea y cuando queramos, prométeme que me enseñarás a manejar – suplica con tierna inocencia.
Aun cuando sea mi prima no me arriesgaría a tanto, debo decir que es malísima para hacerlo, ha reprobado 3 veces el examen para conducir; pobre de Chris, la última vez que lo intento dejo su camioneta con todo el frente destrozado. Desvío su atención en otro asunto para que olvide lo anterior, bajamos del vehículo y las tres caminamos juntas hacia las instalaciones, Chris y Jordan nos esperan dentro, aun se les hace difícil llamarme por mi nuevo nombre y es que casi se les explota la cabeza al descubrir que yo soy Victoria Dalmazzi, en realidad toda la escuela no podía dejar de hablar de aquello, quizá ya me acostumbre a ser la comidilla de todo mundo, todos piensan que Valentino regreso a Italia después de haberse enterado de tan insólita noticia.
Y en realidad ese hubiese sido el plan, según lo que Grazia me ha venido contado solo iban a permanecer aquí por un corto periodo de tiempo y se supone que durante las próximas vacaciones todos regresarían a Roma, pero cuando Max se enteró de mi paradero los planes cambiaron y peor aún con lo sucedido con Valentino, su hermana cree que Max lo hace en parte por él, guardaba esperanzas de que él regresara a casa, pero definitivamente eso no iba a suceder jamás, decidió alejarse de todos nosotros y al parecer no tenía intenciones de saber nada de lo que aquí sucedía, entiende Lucille que solo te utilizó y luego te desecho como si fueses un pedazo de basura.
- Victoria suena horrible – dice ella mientras bebe un trago de menta.
- Acostúmbrate y de una vez entiende que no puedes llamarme por mi otro nombre, mucho menos cuando me visites en la mansión, recuerda que Minerva no lo sabe.
- Yo puedo llamarte como quiera – bromea y asegura que mantendrá las apariencias frente a los demás - por cierto cómo va tu nueva vida de rica – Liz y yo conversamos mientras observamos como los tres juegan un partido de tenis.
- Una mierda – respondo sin la más mínima emoción – vivir en ese lugar me atormenta día y noche, solo quiero escapar lo más pronto de ahí.
- Has considerado lo de Inglaterra, ahora puedes hacerlo.
- No, en estos momentos es imposible que lo haga, además no he obtenido respuesta a ningún correo y Massimo tendría que firmar un permiso y no quiero nada que venga de él, pero... - mantengo el suspenso sobre mi destino universitario – ya tengo programadas varias entrevistas, el mes entrante voy a presentarme a una de estas.
Chris viene a nosotras al ver que seguimos inmersas en nuestra plática, se sienta en medio de nuestra reunión y nos abraza a ambas.
- No saben cómo voy a extrañar estos momentos - hay una profunda sensación de nostalgia en sus palabras y al descubrir la razón admito que también me causa una profunda desazón – Obtuve una propuesta para ir a los Ángeles y jugar por el equipo de la universidad, es una buena oportunidad así que tengo hasta la graduación para considerarlo.
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Mi Luna de Plata - Pasiones Prohibidas
Teen FictionLa vida no ha sido facil para Vasco, alejado de su propia familia ha crecido con los ideales de destruir a esta a toda costa. Las cosas no saldran como él lo esperaba y sin querer terminara enredado en la polemica familia Dalmazzi de quien ya hemos...