Capítulo 67: Eres mi fatal debilidad

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Victoria D.

Desde que desperté, él ha sido el único que estuvo a mi lado. Pese a todo me rehusé a seguirlo, mas no tuve opción, estaba sola en un mundo al cual acababa de regresar. Cuando me di cuenta de que todos a quien creía mi familia me habían abandonado, lo único que tuve a mi alcance fue aferrarme a él, a su compañía y a su amor incondicional.

Un amor que, a veces, no creo merecer; él y yo somos tan diferentes y entiendo perfectamente que lo nuestro no durará mucho. Algo nos separará fortuitamente y debo prepararme para cuando ese día llegue.

A pesar de tener mis ideas claras, no quiero negarme la oportunidad de vivir este encantador y fugaz romance a su lado. Sé que está loco por mí, y me temo decir que yo también empezaba a estarlo por él. Noche y día se encarga de brindarme su cariño y protección, así que, no puedo pedirle más. La única que está siendo egoísta y abusando de su generosidad, soy yo.

Intente contenerme para no caer en tentación, pero no pude hacerlo. El olor de su sangre me llama tanto que por momentos creo que terminare por desangrarlo totalmente. El dolor que me produce separarme después de la mordida es insoportable, siento como mi garganta arde como si todo se me empapara en acido, y aunque él cree que estoy logrando adaptarme a esta vida, lo que no sabe, es que mi apetito crece cada día más.

Aún no he bebido la sangre de nadie más, tampoco quiero hacerlo, no me convertiré en un monstro. Aquellos que confabularon para hacerme esto lo son y no quería ser como ellos. No me uniría por nada del mundo al infame clan De los Albornoz. Ahora lo entiendo, por eso se deshicieron de mí, porque sabían que yo no compartía sus ideales y no lograrían hacerme cambiar de opinión.

Lucia, mi madrastra, se encargó de hacerme la vida imposible durante el corto tiempo que convivimos. Maldecía el parecido que yo tenía con Helena, de quien yo no sabía de su existencia hace poco. Siempre se lo reprochaba a Cesar, diciéndole que no había olvidado a esa mujer.

Tengo pocos recuerdos de ellos, ninguno de estos son momentos de alegría o felicidad. Por eso me siento tan vacía, no tengo recuerdos ni de una vida, ni de la otra. He llegado a pensar que nunca fui feliz en ambas situaciones, por lo cual me pregunto si valía la pena que yo siguiese existiendo.

Gracias a Valentino, he vuelto a aprender todo sobre mí. Tengo padres adoptivos, hermanos y mucha más familia y amigos que habían lamentado mi partida. Me gusta mucho escucharlo cuando me cuenta cada pasaje de nuestra vida, mi parte favorita es el día en que me confeso su identidad de hombre lobo. Y bueno, porque también tuve la oportunidad de ponerlo en su lugar por haberme mentido tan descaradamente. Por más que intento imaginar el escenario, quisiera recordarlo a la perfección, anhelo que esas imágenes vuelvan a mí y así no sentirme tan confundida.

- Pronto veras a Vasco, él llegara con su novia en unos días, ¿no te alegra la noticia?

No es que no me interese por nada, simplemente es un desconocido y aun no nace ese sentimiento que debería tener por mi hermano. Es más, si vuelvo a ver a alguien de mi anterior circulo, sé que no reconocería a ninguno.

- Tampoco es que tú y el fueran muy cercanos. No te ha visto desde que eras un bebé, así que es completamente normal que no te sientas cómoda.

- No, quiero recibirlo. Por favor no vayas a cancelar la invitación – digo aceptando la visita de ambos. Para nada pienso hacerles una grosería.

- Como tú quieras, amor mío – responde dejándome un beso en los labios.

Es una hermosa noche, hay luna llena y el paisaje en la playa es espectacular. Maravillados por tan magnifico paisaje una alocada idea viene hacia nosotros.

Mi Luna de Plata - Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora