Capítulo 10: Indiferencia

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Tino D.

He sido pillado con las manos en la masa, parezco un vulgar ladrón vagando por la casa en estas fachas.

- ¿Qué estabas buscando? – vuelve a preguntar, no sé qué otra cosa inventar, precisamente yo el amo del cinismo.

- Si es lo que estás pensando, te aviso que estas equivocado.

Camino con él de regreso a mi habitación, entra conmigo para hablar acerca de mi retorno, en realidad esto era solo un pretexto por esta noche, ya que de no ser así terminaría de volverme loco conviviendo ambos en la misma casa, no lo soportaría.

- Me alegra que volvieras, sabía en el fondo que algún día lo harías, espero que en este tiempo que estuviste fuera hayas reconsiderado las cosas y sabes que me refiero precisamente a lo tuyo con Victoria – no esperaba menos de él, su advertencia desde ya comenzaba a hacer eco en mi cabeza.

- No deberías estar preocupado, has visto con tus propios ojos que ella ya me olvido, después de todo tenías razón cuando aquella vez me dijiste que éramos muy jóvenes y encontraríamos a alguien más, se cumplió todo tal cual lo predijiste siéntete complacido de tener el don de profeta.

- Nunca fue mi intención que tú sufrieras.

- Y quien te dijo a ti que me duele, te equivocas Max, de los golpes se aprende y hoy me tocado mi turno.

- Tú la amabas, estabas muy enamorado de ella por eso mis sospechas, entiéndeme, tengo temor de que un día de estos no controles tus instintos y termines por destruir los límites que se han formado en todos estos meses, de que eches a perder el gran trabajo que te costó olvidarte de esa parte de tu vida.

- Tú lo has dicho, la amaba tiempo pasado ya no siento nada de eso, mi corazón esta hueco, vacío, por ello ya nada puede afectarme, ni siquiera ver como... ya olvidémonos de esto, no quiero hablar de nada que guarde relación con ese tema.

Se acerca a mí y me da un abrazo para pedirme perdón, he necesitado tanto escuchar esa palabra después de todo el tormentoso desenlace al que fuimos expuestos. En realidad él tampoco tiene la culpa supongo que solo actuó bajo sus principios ya que la búsqueda que había realizado por años al fin había dado frutos aunque no con el resultado esperado.

- No volveré a tocar el tema de Victoria, lo prometo – tomamos asiento para seguir conversando -pero dime, que planeas hacer, ya tu madre me dijo que estás viviendo con dos de tus amigos, no voy a meterme en eso porque evidentemente ya eres un hombre, que sucedió con lo de la manada de Jane, ¿acaso renunciaste?

- No del todo, estarán mejor sin mí, Max lo intente y no me fue bien, creo que no era lo mío, no se dirigir, ni imponer orden así que termine por convertir todo en un caos.

- Sabes que cualquier cosa que elijas lo entenderé y cuentas con mi apoyo en lo que necesites mucho más ahora que entraras a la universidad así que pienso devolverte el poder que me otorgaste sobre tu herencia, todo regresara a ti.

- En realidad no planeaba ir, tengo otros intereses y ya que mencionas lo del dinero voy a necesitar una parte de este para algo que he venido proyectándome - veo su rostro serio al revelarle mis verdaderos propósitos – dijiste que lo entenderías o es que acaso solo mostrabas falsa modestia.

Bufa con algo de irritación, sabía que esto no le gustaría, más a su pesar termina aceptando lo que he planeado para mi vida y mi futuro.

- Max, ¿Confiaras algún día en mí? – pregunto al borde de la impaciencia ya que al parecer aun no tenía intenciones de respetar mis decisiones.

Mi Luna de Plata - Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora