Giselle G.
Ver a Alejandro aquí, en mi oficina, me confunde, mis ojos no se apartan de su imponente presencia al verlo entrar por aquella puerta, y sin invitación se sienta en una de las sillas ubicadas frente a mi escritorio.
- Vengo en representación de Massimo Dalmazzi – dice al preguntarle por su presencia en este lugar.
¡Es el colmo!, no encuentro explicación como de un momento a otro trabaja para ese señor, es demasiada coincidencia.
- ¿Me parece o continúas siguiéndome? – ladea una sonrisa sarcástica al lanzarle directamente mi pregunta.
- Para nada ricitos de oro, te juro que esta vez sí fue solo una simple casualidad.
Me detengo a analizar muy bien el tono utilizado en su respuesta.
- Así que admites que la última vez que nos vimos si estabas siguiéndome.
- Algo de cierto hay en eso – confiesa con cinismo - ¿Por qué tanta insistencia en si te busco o no?
No tengo porque soportarlo así que le pido sin más que me diga que es lo que necesitan de mí.
- El señor Dalmazzi está decidido a vender ese apartamento, solo que hay un problema – dejo que continúe – su hijo no quiere, para él tiene un valor "sentimental", así que me dijo que anules todo el proceso, Valentino no está de acuerdo y piense irse a vivir ahí en cuanto se sienta mejor.
- Hubo unos clientes que estaban interesados y agende una cita con ellos para mañana...en fin, el apartamento es de ellos y yo ya nada tengo que ver en ese asunto, si están decididos a ocuparlo no hay ningún problema de mi parte.
Se levanta rápidamente y me extiende la mano al despedirse.
- Fue un gusto vernos otra vez – lo miro a los ojos y ahora me doy cuenta que trae lentes de contacto marrones, se ve mucho más guapo cuando no los lleva puestos.
¡Pero que estoy diciendo!, para nada lo es y mucho menos con ese carácter tan antipático que tiene.
- Lo siento mucho pero no puedo decir lo mismo – sigo sosteniendo su mano y él tampoco tiene intenciones de soltarme.
De pronto llega James, no me anunciaron su llegada así que Alejandro y yo nos soltamos al verlo entrar.
- Cielo, estuve llamándote toda la mañana – deja un beso sobre mis labios ignorando que tenemos a Alejandro frente a nosotros.
Evidentemente se incomoda al vernos.
- ¿Quién es él? – pregunta al darse cuenta de que no estamos solos.
- No es nadie importante, el señor... ¿disculpe cuál es su apellido?
Está muy molesto y se dirige a la puerta con prisa, no entiendo porque lo hace, solo le doy una sopa de su propio chocolate.
- Déjalo así, no es importante, hasta pronto señorita Gronwald.
A la salida del trabajo me lo vuelvo a encontrar, está esperándome en el estacionamiento a un lado de mi auto.
- Farrè, mi apellido es Farrè – comenta muy cerca de mi rostro al acercarme a él.
Su cercanía me pone nerviosa, no dejo de mirarlo mientras nos acercamos cada vez más, él provoca una extraña sensación en mí. Ni yo misma me entiendo, Alejandro, ¿me disgusta o me agrada en realidad?, toca mi mejilla de manera tan dulce que su contacto me causa una agradable sensación de cosquilleo.
De inmediato toma mis labios y nos besamos sin importar lo que suceda a nuestro alrededor, debo admitirlo, me gusta como besa, me derrite su calor y la firmeza que tienen sus manos cuando me toca. Creo que voy a enloquecer si sigo con esto, soy una mujer comprometida, esto definitivamente no es correcto.
ESTÁS LEYENDO
Mi Luna de Plata - Pasiones Prohibidas
Teen FictionLa vida no ha sido facil para Vasco, alejado de su propia familia ha crecido con los ideales de destruir a esta a toda costa. Las cosas no saldran como él lo esperaba y sin querer terminara enredado en la polemica familia Dalmazzi de quien ya hemos...