Capítulo 12: Sin disculpa, ni perdón

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Tino D.

Todo intento ha sido en vano, cada paso que doy hacia ella termina por alejarnos más y más, he pensado en rendirme, en bajar todas mis fuerzas en esta búsqueda que aparentemente no nos llevaba a ningún lado. Sigo sin entender como fue capaz de cambiar tanto en su personalidad, ¡claro!, al final termino deslumbrada por todo eso, ya casi olvidaba que el dinero y la posición son tan contagiosos que logran corroer hasta las más intachables almas.

Ya que tengo la entrada prohibida y también declarada la guerra por parte de Victoria, debo concentrarme en como continuar con mis propósitos, es imposible que vuelva a darse un encuentro entre los dos, así que por el momento nos turnaríamos el resto del verano para seguir sus pasos.

- No se preocupen pueden irse, nosotros nos encargaremos de esto, si necesitamos su ayuda les avisare - Erick y Noah anuncian que deber regresar a Brokemond.

- No será peligroso dejarla ir, digo, si es que ella es la presunta responsable no debería estar libre tal vez debas contárselo a tus padres para que tomen sus precauciones – no me había detenido a pensar en eso, Noah tiene razón pero eso también implicaría hacer este problemas más grande, no sé si sea hora de advertir a Max sobre mis sospechas.

Los acompaño a la salida, antes de irse Erick conversa conmigo sobre un hecho de suma importancia acontecido en el pasado.

- No quiero acusar a nadie alfa Tino – se asegura de que tengamos absoluta privacidad – el olor de ella, de Liz, es muy similar al que encontré aquel día en la cabaña de alfa Jane, lo recuerdo muy bien, sí, hasta podría decir que ella fue la que estuvo por ahí aquel día.

El comentario de Erick me deja pensando todo el día en ese tema, quizá estaba equivocado, no creo que Liz haya tenido algo que hacer por ahí, mucho menos ese día, ¿o es que tal vez había ido para visitar a Lucille?, por supuesto que no, ella no se sentía muy cómoda cuando estaba allá precisamente por lo sucedido con su familia y con Jane, no quiero incomodarla con mis dudas, sé que su pasado la condena pero eso no es suficiente para lanzar una acusación de esta magnitud, porque eso significaría que fue ella quien se llevó la carta que Jane dejo antes de morir.

Mientras sigo abarrotado sobre el sillón entre miles de suposiciones y conjeturas veo llegar a Will, deja sus llaves sobre el colgador de la entrada y al verme tan pensativo se reúne conmigo.

- Acabo de dejar a Elizabeth en su casa, fuimos a caminar por ahí antes de eso y hablamos, la hora se me fue, no me di cuenta – revisa su teléfono y un idea se enciende en mí, aprovecharía ese encuentro para ver qué información puedo sacar de esto.

- ¿Y de que hablaron? – pregunto con simple interés.

- Nada en especial, solo pretendía que nos llevemos bien ahora que ella es parte de la manada y ya que con lo sucedido esta tarde la amistad entre ella y Victoria se dio por terminada decidí animarla un poco y fuimos a caminar por la bahía – creo que empezaba a crecer un cierto interés por parte de Will, si es así definitivamente la vida es una mierda – mi historia por supuesto ella ya la conoce, y bueno me conto que solo vivía con su madre, aunque a veces su hermano Harry las visita tal como sucedió a finales del año pasado.

A mi jamás me mencionó que tenía un hermano, ¿de dónde salió él y porque no vivía con ellas?, me pregunto al descubrir que omitió esa información conmigo.

- No se más, no me lo dijo – responde al preguntarle donde vive Harry.

Ahora que conozco la existencia de otro Ryan me lleva a pensar que pudo haber sido él el presunto autor del robo, las fechas coinciden, debo buscar a Liz para que me diga todo lo que sabe, si ese tipo vino a Boston fue con algún propósito y ella debe saberlo muy bien.

Mi Luna de Plata - Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora