Mi Luna de Plata - Pasiones Prohibidas

Capítulo 14: Adicto a ti

Tino D.

"Quisiera odiarte Lucille mas no puedo, acabaste conmigo de una vez por todas al decidirte por él, cómo puedo echarte al olvido de una maldita vez, como lo hago si aún sigues dentro marcada en cada centímetro de mi piel. Imagine tantas cosas contigo y ahora simplemente te haces a un lado dejándome solo con todo el amor que guardo por ti, pesan en ti estúpidos motivos como la vergüenza y el qué dirán antes que arriesgarte por mí. Me entregas tu cuerpo, tu pasión, tu amor y de un momento a otro sales con que amas a otro hombre, tal vez deba dejar que lo hagas, no voy a rogarte más, tu misma te darás cuenta cuando estés con él si es que es bueno para ti, si es que te hará sentir plena y satisfecha tal como lo demostrabas cuando estabas conmigo"

Vuelvo a leer el mensaje de texto, creo que ya perdí la cuenta de cuantas veces lo he hecho, de inmediato borro todo lo que escribí, ya no, debo evitar todo contacto con ella aunque me enferme la idea de saber que ahora está con él y quisiera ir a buscarlo para matarlo a golpes por entrometerse en nuestras vidas, en que mala hora se conocieron si el no estuviese en medio las cosas serían diferentes.

No merezco seguir atormentándome con esta situación, debo entender que el destino fue cruel con nosotros separándonos y al parecer así será por el resto de nuestras vidas; aunque mi corazón este destruido estoy decidido a continuar, pues aparentemente estoy bajo la mira de la ley otra vez.

- Tienes que ir y solo dar tu declaración no habrá cargo alguno ya que tienes testigos que te amparan – Max vino a verme para alcanzarme un citatorio, hasta después de muerto Niccolo seguía presente en mi vida.

Durante este se me realiza un sinfín de preguntas que quedaron pendientes en la ocasión anterior, respondo a todas estas y deseo con todas las malditas ganas del mundo largarme de aquí, estoy harto de todo esto. Por más que quisiera no puedo hacerlo y ahora me realizan preguntas sobre la nueva víctima, este es un hombre de cuarenta años, cabello oscuro y tez clara, al ver su fotografía lo recuerdo, es aquel hombre es el investigador privado que me contacto para dar con el paradero del demente de Niccolo, ¡demonios!, busque a ese hombre después de lo sucedido y desapareció de la faz de la tierra ya no supe más de él, solo que se llamaba Mark, o bueno eso creo yo.

- Su nombre era Mario O'Donell– tal como lo dije ese no era su nombre real, si por algo tengo el don de adivino – renuncio a su empleo como mecánico y tuvo paradero desconocido durante el pasado semestre, luego regresó a Boston hace como un par de meses atrás.

- ¿Y qué tengo que ver yo?, evidentemente no conozco a este hombre.

- Creo que no le conviene dar declaraciones falsas señor Dalmazzi, su historial no le ayuda – interviene el agente mirándome con astucia – había una nota con su nombre en el bolsillo de la víctima, ¿Qué puede decir a eso?

- Está bien, solo lo vi una vez y además se presentó con un nombre falso para prestarme sus servicios de investigador privado, así que como puede darse cuenta el delincuente fue otro, no tuve nada que ver en su muerte y esa nota nada puede probar, además mi residencia en aquel entonces no estaba en Boston, ¿Qué más quieren de mí?

- Es extraño que esté vinculado a los casos, he llegado a pensar que tal vez usted tenga ciertos poderes mágicos y después de todo, los rumores que lo acompañan sean ciertos de algún modo.

He manejado este tema antes, alguna vez me sentí asustado y acorralado por el hecho de que alguna persona llegase a descubrir el secreto de mi naturaleza, sin embargo ahora he aprendido a manejarlo con naturalidad.

- ¿Y eso no le asusta? – hago la mejor actuación de mi vida al poner una siniestra cara frente a él, espero que con esto no le queden ganas de seguir interfiriendo - dejemos la imaginación y el misticismo de lado, vayamos a hechos concretos, ese hombre era un estafador y me solicito mucho dinero para darme información, una ubicación que me llevo directamente a una trampa lo cual me deja pensando en que no actuó solo, tuvo un cómplice.