Capítulo 61: Muy lejos de casa

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Tino D.

Ahora que Elizabeth se ha reencontrado con su madre cumplirá su objetivo y se marchara de Boston por algún tiempo. Fue demasiado duro para ella enfrentar a la familia de Ethan durante el velatorio días atrás, ellos la culpaban de lo sucedido ya que se demostró que fue su hermano quien lo asesino. Sin embargo, yo estuve con ella para apoyarla y respaldarla todo el tiempo. Pese a aquella oposición familiar, ella permaneció junto a él hasta su sepultura, por supuesto que no les ha comentado de su embarazo, peor aún con el trato que recibió, el secreto de Elizabeth estará a salvo conmigo.

- Te vas después de todo – observo alrededor de su casa y me genera cierta tristeza al verla casi vacía.

Ambos tenemos muy buenos recuerdos de este lugar. Esta es la despedida, he venido a verla después de su llamada donde me decía que se iría esta mañana. Quisiera decirle que no lo haga, que piense y reflexione las cosas, pero entiendo que debo respetar su decisión. Si su dolor será menor al alejarse de todo lo que le cause daño, es comprensible.

- Prométeme que me llamarás en cuanto nazca mi otro sobrino – ella ríe al escucharme decir eso.

- Sí, claro que si, serás el primero en saberlo.

- Sé que nadie puede saber dónde vivirás desde ahora pero, ¿no puedes hacer una excepción, conmigo? – sus ojos bravíos aparecen ante mi insistencia.

Me lo confiesa en absoluto secreto. De verdad necesitaba saberlo, eso me mantendrá más tranquilo. Soy consciente que al estar ella lejos no podré cumplir la promesa que le hice a Ethan, pero de todos modos estaré pendiente de ambos y siempre velare para que no les falte nada.

- ¿Qué es esto? – pregunta al ver mi regalo de despedida.

Me devuelve el obsequio al ver lo que es. No es momento para hacer este tipo de cosas, así que insisto en que tome lo que le ofrezco.

- Puedes rentar un apartamento por un tiempo o comprar lo que necesites. Elizabeth, este dinero es para ti, lo vas a necesitar cuando ese bebé nazca,

- Tino, no puedo aceptarte esto, no es correcto.

- Tómalo como un adelanto.

- Adelanto, ¿de qué o qué cosa? – se pregunta extrañada.

- Para mí ahijado o ahijada. Es un regalo para él o ella.

Mi intención no es ofenderla, solo quiero que no sufra de ninguna carencia durante su embarazo ahora que no tiene ningún apoyo económico. No me imagino a mi mejor amiga desamparada y sé que Lucille también lo querría así.

- Eres un idiota, ¿lo sabias? – pronuncia al borde del llanto y se seca las lágrimas para que no llegue a notar su debilidad.

La abrazo muy fuerte antes de que suba al auto que las llevara a su destino.

- Eres un gran hombre Valentino, gracias por todo.

- Gracias a ti, yo te debo mucho más de lo que crees.

Recordamos juntos el momento en que nos conocimos. La imagen de Lucille, también la de Elizabeth y yo en aquella escuela viene a mi mente y recuerdo todo con inmensa alegría. A ella le debo parte de mi felicidad ya que sin su ayuda Lucy no habría aceptado nuestra primera cita. Éramos unos chiquillos en ese entonces con tantos enredos y secretos por cuidar.

Son años los que han transcurrido y casi no había caído en cuenta que el tiempo se iba prácticamente volando para todos. Yo estoy a pocos meses de cumplir veintiún años, ¡que irónica es la vida!, mi Lucille tendrá dieciocho para siempre.

Despido a Elizabeth desde la lejanía hasta que logro ver desaparecer el vehículo en el que va. Un fuerte sentimiento de pena se apodera de mí ser al saber que una parte de mi vida se ha ido también con ella.

Mi Luna de Plata - Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora