Capítulo 15: Viento en popa

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Victoria D.

Despierto por la mañana y de inmediato noto una habitación extraña a mí alrededor, abro bien los ojos y me doy cuenta de que Tino está a mi lado. No puede ser cierto, dicen que la carne es débil y nosotros somos la prueba real de aquello, como pudimos dejar que esto pasara de nuevo.

Levanto la sabana y compruebo que ambos estamos vestidos, solo nos hemos quedado dormidos, respiro con alivio después de saberlo, no recuerdo como di a parar aquí, no sé dónde diablos estoy y como es que llegue a esta cama.

Giro mi rostro para verlo a él, duerme como los mismos ángeles, se ve tan lleno de luz y de paz no me atrevería a despertarlo, por eso me iré antes de que lo haga. Me acerco para acariciarlo, su rostro es tan bello como el amanecer, deslizo mis dedos por sus labios y estos se sienten tan suaves como la seda quiero besarlo ya, y cumplo mis deseos haciéndolo lentamente mientras el aún permanece dormido.

- ¿Acaso intentas aprovecharte de mí? – esa voz hace temblar mi cuerpo.

- No, yo no – digo como un ratón acorralado, mi corazón late con fuerza al verlo despierto, me siento sobre la cama y él sonríe coquetamente.

- La próxima vez te agradecería si me despertaras antes de hacerlo, aunque si esto se convierte en un hábito creo que puedo mal acostumbrarme toda la vida a despertar con tus besos.

- ¿Dónde estamos? – pregunto mirando alrededor, me siento algo mareada y cansada, no sé qué paso ayer.

- En mi habitación, estamos en mi apartamento – abro la boca con absoluto asombro, y empiezo a recordar, tengo algunas imágenes de él y yo en una playa. Anoche tome drogas y bebí demás, ¡me convertí en una loca!

Recuerdo como caminábamos sobre la arena, yo tomándolo de la mano y aventurándolo a que esa noche se quedase conmigo.

- No es buena idea meterte al mar a esta hora – me detuvo antes de que cometa una locura, solo sentía el agua fría sobre mis pies y le salpique un poco para animarlo.

- Si lo hago, ¿me sacaras después?, eres muy buen nadador, te vi haciéndolo en la escuela – dije colocando mis brazos alrededor de su cuello y mirándolo de forma seductora.

Sé que algo extraño me sucedió ayer y ahora ya sé porque. ¡Liz debiste advertirme de tus brownies!, jamás volveré a comer algo sin preguntar, de eso estoy segura.

Él abrazándome a orillas del mar escuchando solo el murmullo de las olas, estuvimos juntos observando el encanto y misterio que este guardaba, era lo que tanto necesitaba.

- ¿Estas mejor? – levante la vista hacia su rostro y una linda sonrisa se dibujaba en él. Le pedí disculpas por mi comportamiento, vi su cuello y la marca era más notoria.

- Te juro que no sabía lo que tenían esos brownies...

- Lo sé, solo olvídalo – repite ante mi desesperada explicación – cuéntame que sucedió, que hacías en la casa de Liz.

Si las cosas pasan por algo este suceso confirman aquella teoría, aquí estábamos los dos frente a frente ante una nueva oportunidad.

- Tino, yo quiero que me perdones, te dije e hice cosas horribles y sé que tal vez no voy a ganarme tu perdón pero te amo, te he amado y te amare siempre, si tu esta vez decides no perdonarme lo entenderé, es más...

Solo un profundo beso hace que cierre la boca de una vez.

- Con eso basta – respondió jadeante sobre mi boca y volví a besarlo esta vez con suma efusividad.

Mi Luna de Plata - Pasiones ProhibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora