Ha llegado una luna llena muy especial para Reika, ya que ha hecho que conozca a Max, Ayax y Duke.
Podéis leer su aventura, ambientada en Galicia, en capítulos cortos y muy ilustrados.
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—Fille de pute.— murmuró uno de ellos mientras terminaba de sujetar sus manos con cinta adhesiva y hiedra venenosa.
Automáticamente le abofeteé al escuchar aquello, recientemente me había empezado a importar mi madre y lo que un hombre lobo francés dijese de ella.
—Mira, puede que no sepa mucho francés, pero ese "hija de puta" lo he entendido perfectamente.— aclaré mirándole directamente a los ojos, puede que no entendiese mis palabras a la perfección, pero mi mirada de odio era bastante clara.
—Podríamos matarlos.— repitió Hades por enésima vez.
—Solo si es estrictamente necesario.— volví a explicar mientras colocaba cinta en la boca de los recién adquiridos prisioneros de guerra.
—Seguro que ellos no harían lo mismo.— masculló Hades mientras hacia rodar colina abajo a uno de ellos.
—Tenemos que ser mejores.—pensé en lo orgullosa que estaría mi abuela al verme teniendo tanta piedad cristiana, justo entonces el mismo que me había insultado trató de morderme al ir a colocarle la cinta adhesiva en la boca.— Quizá a este sí haya que matarle.—se me acabó la paciencia y volqué un bote de esencia de jazmín mezclado con algunas cosas más sobre un pañuelo que llevaba sujetándome el pelo, para después ponerlo contra las fosas nasales del hombre lobo francés agresivo, que cayó inconsciente como un cachorrito agotado.– Plan C.— dije enseñando el bote a Hades.
Al ver las caras de pánico de sus compañeros me di cuenta de que creían que le había matado allí mismo y su actitud cambió a una mucho más cordial, de modo que incluso colaboraron hasta llegar a la furgoneta que teníamos aparcada y se metieron en la parte de atrás.
—Je ne ces't pas une assasine.— traté de aclarar en mi francés defectuoso, pero no parecieron creerme.
—Hasta nunca.— Hades finalizó la conversación con un portazo del maletero.
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