Ha llegado una luna llena muy especial para Reika, ya que ha hecho que conozca a Max, Ayax y Duke.
Podéis leer su aventura, ambientada en Galicia, en capítulos cortos y muy ilustrados.
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Temía que me condenasen por destrucción de pruebas y tener que pasar de seis a doce meses de prisión, pero había un matiz en el que todos los presentes me apoyaron, no lo había hecho intencionadamente. A esta hipótesis contribuyó el hecho de que yo empezase a llorar hasta el punto de que los policías tuviesen que consolarme (eran lágrimas de verdad, llevaba tiempo acumulando muchísima tensión y me vino hasta bien poder dejarla salir en forma de llanto), además de que se suponía que estaba intentando ayudar a la iglesia y lo último que querría sería evitar que atrapasen a los vándalos.
—Lo siento muchísimo, yo no quería.— repetí mirando a los ojos a Xoel, que se limitó a suspirar y darme una palmadita en la espalda.
—Venga, venga, no te preocupes.— Iris me tomó la mano y yo me abracé a ella.— Creo que deberías acompañarla a casa.
—Lo haré.— afirmó ella.— Vamos al coche, Reika.
Asentí atragantándome con mi llanto, y empezamos a caminar hasta el coche de Duke, que había venido a recogernos. Continué llorando en el asiento del copiloto mientras Iris contaba todo lo ocurrido a Duke y él apoyaba su mano sobre mi muslo. Cuando dejamos a mi amiga en su casa, pude ir calmándome gradualmente, en gran parte gracias a él. Después llamé a María para compartir las buenas noticias.
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