129 Vámonos a casa 🏡

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Automáticamente empecé a correr hacia ellos, estaba agotada, pero nada me apetecía más que estar pegada a ellos

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Automáticamente empecé a correr hacia ellos, estaba agotada, pero nada me apetecía más que estar pegada a ellos. Quería abrazarlos, acariciarlos, besarlos y no dejar de hacerlo nunca.
Sin embargo cuando llegué a un metro de ellos, empezaron a retroceder.

—Reika, de verdad que quiero abrazarte, pero estás cubierta de acónito.— aclaró Max.

Entonces me detuve y pensé en el amasijo de carne que se habían convertido los hombres lobo que entraron en contacto con él, no era mi intención que eso les ocurriera a ellos.

—Me alegro muchísimo de que estéis bien.— me dejé caer en el suelo.— No sé qué habría hecho si algo os hubiese pasado.

—Reika... tu cara.— pese a la poca luz Duke se había percatado de los cambios.

—No es nada, Asena dice que volverá a la normalidad.— él era al que más deseaba abrazar, sabía que era quien más lo necesitaba después de lo ocurrido.—Siento mucho lo de tu padre.

—Murió en batalla y con honor, era lo que él quería

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—Murió en batalla y con honor, era lo que él quería.— aunque lo dijo con semblante serio, sabía que tras esa mentalidad vikinga había un dolor tan profundo que lo más fácil para él era enterrarlo.

—Vámonos a casa.— dijo Asena llegando por mis espaldas cargada las bolsas y las armas.

Me di la vuelta para ver cómo había quedado aquella maravillosa iglesia con partes prerrománicas. Aunque Asena había disuelto completamente los dos mil cadáveres, las ventanas y la puerta principal seguían rotas, parecía que había sido vandalizada. 

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