Capítulo 1: Un sueño en rojo y blanco

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Nicolle respiraba profundamente, sintiendo el aroma a césped recién cortado mientras se preparaba para el entrenamiento en la academia del Atlético de Madrid. Tenía solo seis años, pero ya sabía que el fútbol sería su vida. El ruido del balón rebotando en el suelo, las risas de los otros niños y el eco de las instrucciones de los entrenadores llenaban el aire, creando una melodía que la llenaba de energía.

Los primeros años en el orfanato no habían sido tan malos como había temido. Si bien había momentos difíciles, también había encontrado en el fútbol su refugio. La rutina diaria del orfanato se había vuelto más llevadera gracias a las prácticas y los partidos que disputaba con el equipo de menores del Atlético. Allí había hecho amigos que compartían su pasión, y juntos formaban un pequeño equipo que soñaba con llegar a ser profesionales.

En sus entrenamientos, veía a los jugadores del primer equipo pasar a menudo por el campo. A veces, incluso se detenían a observar a los jóvenes talentos, sonriendo y alentándolos. Recuerda vívidamente el día en que vio a Fernando Torres, su ídolo de la infancia, sonreír mientras anotaba un gol en un entrenamiento. Aquella imagen quedó grabada en su mente; era la representación perfecta de todo lo que quería ser.

La vida en el orfanato era una montaña rusa. Algunas cuidadoras eran amables y se aseguraban de que nunca faltara la diversión, mientras que otras eran estrictas y a veces crueles. A pesar de todo, había momentos de felicidad, risas y compañerismo. Las actividades del día a día se organizaban con regularidad y, aunque había reglas estrictas, el fútbol era una vía de escape.

Nicolle se unió al Atlético a los cuatro años y desde entonces se esforzó al máximo en cada entrenamiento, empujándose a sí misma más allá de sus límites. A los diez años, su talento había comenzado a llamar la atención de otros clubes. Había murmullos sobre su habilidad, y los entrenadores no dudaban en mencionarla en las charlas. La perspectiva de un futuro en el fútbol era emocionante, pero también aterradora.

La transición llegó un día cualquiera, con una carta que cambió el rumbo de su vida. El FC Barcelona había mostrado interés en ella, y el simple hecho de recibir esa noticia la llenó de alegría y nervios. La idea de dejar el orfanato, de dejar a sus amigos del Atlético y todo lo que había conocido, era abrumadora. Sin embargo, el sueño de jugar al más alto nivel era difícil de ignorar.

A medida que se preparaba para el cambio, Nicolle recordó los momentos pasados en el Atlético, las risas compartidas con sus compañeros y el apoyo que siempre se brindaban entre ellos. Había aprendido la importancia del trabajo en equipo, del sacrificio y la dedicación. Sin embargo, a pesar de la emoción, había una parte de ella que se sentía perdida.

Cuando finalmente se mudó a Barcelona, todo fue un torbellino de nuevas experiencias. Las luces brillantes de la ciudad y la emoción de un nuevo comienzo la deslumbraron, pero siempre había un eco de nostalgia por los días en Madrid. En el fondo de su corazón, la joven futbolista guardaba recuerdos de sus entrenamientos en el Atlético, así como la amistad y la camaradería que había encontrado.

Mientras se acomodaba en su nueva vida, Nicolle enfrentaba la realidad de ser una joven futbolista en una ciudad nueva. Aunque el fútbol seguía siendo su pasión, había algo en su interior que la mantenía en constante alerta. Las sombras de su vida en el orfanato, los momentos de soledad y el miedo a no encajar la acechaban, incluso en medio de la emoción del juego.

Nicolle miraba hacia adelante, con el deseo de brillar en el campo, pero sin olvidar el camino que la había llevado hasta allí. Sabía que la vida nunca sería fácil, pero en su corazón siempre había un rincón dedicado al sueño de ser futbolista profesional.

"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora