La sirena de la ambulancia atravesaba la ciudad, perforando el silencio de la noche. Nicolle fue llevada al hospital de inmediato, rodeada de médicos que luchaban contra el tiempo. Su cuerpo estaba débil, su respiración irregular, y su mente perdida en una oscuridad profunda.En el Camp Nou, la noticia del accidente no tardó en llegar. Jugadores del Barça, Real Madrid y Atlético se habían reunido en la entrada del hospital, todos visiblemente preocupados. Gavi, Pedri y Ferran, junto a otros compañeros de equipo, mantenían un silencio tenso, intercambiando miradas de desesperación. Las luces blancas del hospital iluminaban sus rostros cansados, mientras las palabras de aliento que intentaban compartir se perdían entre suspiros contenidos.
Adentro, Nicolle estaba siendo sometida a una serie interminable de pruebas. El personal médico trabajaba con una precisión inquietante, pero el paso del tiempo sólo aumentaba la sensación de gravedad. Finalmente, uno de los doctores salió a encontrarse con los jugadores. Sus ojos, cargados de preocupación, confirmaban lo que todos temían.
—Su estado es extremadamente delicado —dijo el médico, con voz grave—. Tiene anemia severa y creemos que podría sufrir de diabetes, lo que complica todo. No podemos operarla hasta que logremos estabilizarla.
Las palabras golpearon como un mazazo. Gavi apretó los puños, luchando contra la impotencia que lo envolvía.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —preguntó Ferran, incapaz de ocultar su ansiedad.
—No mucho —respondió el médico, sin rodeos—. Además, necesitamos el consentimiento de su familia para proceder.
El ambiente se tensó aún más. La situación, ya desesperada, tomó un giro inesperado.
—Intentamos contactar a sus padres, pero la respuesta fue... negativa —continuó el médico, visiblemente incómodo—. Nos pidieron que no los molestáramos.
Las miradas de los jugadores se entrecruzaron, cargadas de incredulidad y confusión. ¿Cómo era posible que los padres de Nicolle no estuvieran aquí?
—¡Eso no tiene sentido! —exclamó Pedri, dando un paso adelante—. Tiene que haber algún error.
—Desafortunadamente, es lo que tenemos —respondió el doctor, con un suspiro—. Sin su firma, no podemos hacer nada.
El tiempo parecía detenerse. El silencio en el pasillo era casi insoportable, roto solo por el constante ir y venir del personal médico. Los jugadores estaban atrapados entre la incertidumbre y la desesperación. Entonces, sin dudarlo, el entrenador del Barça, que hasta ese momento había permanecido en silencio, avanzó.
—Yo firmaré —dijo con determinación, su voz firme cortando la tensión del aire—. Hagan lo que tengan que hacer. No vamos a perderla.
El doctor lo miró un segundo, comprendiendo la urgencia de la situación, y sin más, aceptó la firma. Había llegado el momento de actuar.
Mientras los preparativos para la operación continuaban, Gavi se acercó a la puerta del quirófano, su rostro endurecido por la preocupación.
—Aguanta, Nicolle —murmuró con voz ronca—. No te vamos a dejar sola.
Pero los minutos se arrastraban como horas. Los jugadores permanecían en la sala de espera, cada uno atrapado en sus pensamientos. Nadie hablaba. Nadie sabía qué decir. El miedo de perder a su compañera era una sombra que se cernía sobre todos.
Finalmente, las puertas del quirófano se abrieron, pero el médico que salió no traía las noticias que esperaban. Su expresión era seria, casi impenetrable.
—Aún no podemos proceder con la operación —anunció—. Su estado sigue siendo crítico. Haremos lo posible por estabilizarla, pero no podemos dar garantías.
El peso de esas palabras cayó sobre ellos como una tormenta. Las miradas de todos se encontraron, pero no había consuelo en ellas. La lucha de Nicolle no había terminado, y ellos podían hacer poco más que esperar, con el corazón en un puño.
Gavi, con la mandíbula tensa, apartó la vista, tragando el nudo que sentía en la garganta. La angustia en su pecho era insoportable, pero sabía que, aunque la situación parecía desmoronarse, no podían rendirse.
—Aguanta —susurró de nuevo, esta vez con más fuerza—. Todos estamos aquí, Nicolle. No te vayas.
El camino sería largo, y la incertidumbre seguía envolviéndolos. Pero en ese momento, la esperanza, aunque tenue, seguía viva.
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"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)
RandomNicolle, una joven futbolista de 16 años, es una estrella en ascenso en el FC Barcelona, pero tras su éxito en el campo se esconde un oscuro secreto. Criada en un orfanato desde pequeña, Nicolle ha sido víctima de abuso físico y emocional por parte...