Capítulo 22: Un Futuro en el Aire

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Mientras la situación en el hospital avanzaba lentamente y Nicolle mejoraba día a día, las cosas con el orfanato se complicaban más. La investigación estaba en curso, pero cada vez salían a la luz más irregularidades. Los abusos y el control que el orfanato ejercía sobre Nicolle, su salud y su dinero hacían que el caso se tornara más grave con cada día que pasaba. Los abogados del Barcelona estaban inmersos en el asunto, decididos a luchar hasta el final para asegurar que Nicolle quedara fuera de ese entorno tan dañino.

Por otro lado, en el hospital, las conversaciones empezaban a girar en torno a algo que todos se habían estado preguntando desde hacía tiempo: ¿qué pasaría con Nicolle cuando saliera del hospital? Aunque su recuperación iba bien, aún quedaba mucho por delante, y nadie quería que volviera al orfanato, donde su bienestar estaría en peligro. Todos querían lo mejor para ella, pero la situación no era fácil.

En ese contexto, una conversación clave había surgido entre Pedri y su familia. Pedri, siempre cercano a Nicolle y sabiendo lo importante que era para el equipo, había hablado con sus padres y su hermano Fer, que también estaba en Barcelona acompañándole. Aunque la familia de Pedri era de Canarias, su hermano mayor estaba casi siempre en Barcelona, lo que ofrecía una solución perfecta para que Nicolle se sintiera cómoda y apoyada.

Una tarde, mientras el equipo estaba reunido en la sala de descanso del hospital, Pedri decidió compartir la noticia con sus compañeros.

—Chicos, he estado hablando con mis padres y Fer... —empezó Pedri, un poco nervioso pero decidido—. Queremos adoptar a Nicolle.

La sala quedó en silencio por un momento. Todos miraron a Pedri, sorprendidos pero al mismo tiempo emocionados. Era una noticia inesperada, pero tenía sentido. Nicolle había pasado por tanto, y la idea de que pudiera tener una familia que la cuidara, especialmente una con la que ya tenía una conexión fuerte, llenaba de esperanza a todos.

—¿De verdad, tío? —preguntó Gavi, con los ojos bien abiertos—. ¿Tu familia está de acuerdo?

—Sí, Fer está aquí en Barcelona casi todo el tiempo conmigo, y aunque mis padres estén en Canarias, también lo han hablado y están totalmente de acuerdo. Ellos quieren ayudar a Nicolle. Y bueno, con Fer aquí, ella no tendría que estar sola cuando nosotros estemos en los entrenamientos o viajando. Siempre tendría a alguien.

Gavi asintió, aunque había una ligera sombra de decepción en su mirada. Él también había querido que Nicolle se quedara con él. Desde el accidente, había desarrollado un vínculo muy fuerte con ella, pero la realidad era que sus padres vivían en Sevilla y su hermana Aurora, aunque a veces estaba en Barcelona, no podría estar con Nicolle de forma constante.

—Es una buena opción, Pedri —dijo uno de los compañeros del equipo—. Nicolle te conoce bien, y también conoce a Fer. Sería algo más natural para ella, ¿no?

Gavi no pudo evitar intervenir.

—Yo también quería que se quedara conmigo, ya sabéis, pero mis padres están en Sevilla. No estaría bien si se viene conmigo y no tiene a nadie cuando estemos en los partidos o entrenando. No quiero que esté sola.

Pedri miró a Gavi con empatía. Sabía cuánto le importaba Nicolle, y apreciaba su preocupación. Sin embargo, también era consciente de que su familia ofrecía una solución más estable.

—Lo sé, Gavi. Y todos queremos lo mejor para Nicolle. Pero Fer está aquí todo el tiempo. Él puede cuidar de ella cuando nosotros no estemos. Y ya hemos hablado con los abogados, dicen que sería posible si Nicolle está de acuerdo.

Gavi respiró hondo, aunque no podía evitar sentir una leve tristeza. Pero sabía que Pedri tenía razón. Nicolle necesitaba estabilidad, y su propia situación familiar no podía ofrecerle eso en ese momento.

—Si es lo mejor para ella, entonces... me parece bien —dijo Gavi, finalmente, con una leve sonrisa de aceptación.

Los demás jugadores asintieron, apoyando la idea. Todos sabían lo importante que era para Nicolle sentirse segura y tener a alguien que pudiera estar con ella en todo momento. Además, la familia de Pedri era conocida por ser generosa y cariñosa. Sabían que Nicolle estaría en buenas manos.

Mientras la conversación continuaba, uno de los médicos entró para hacer una revisión de rutina a Nicolle, quien en ese momento estaba descansando en su habitación. Pedri y Gavi se quedaron mirando por la ventana de la habitación, observando cómo los médicos la atendían con cuidado. A pesar de las dificultades, Nicolle se estaba recuperando poco a poco. Su salud seguía siendo frágil, pero cada día mostraba pequeñas señales de mejora.

—Vamos a necesitar hacer las cosas bien, legalmente —dijo Pedri, volviendo a mirar a sus compañeros—. Los abogados ya están en ello, pero todo depende de que Nicolle esté de acuerdo. Y de cómo termine el caso con el orfanato. No quiero que vuelva a ese lugar, nunca más.

—Nadie quiere eso, Pedri —respondió uno de los compañeros—. Y estoy seguro de que Nicolle también estará de acuerdo. No hay forma de que no prefiera estar con vosotros antes que volver a ese sitio.

—Sí, pero no quiero presionarla —respondió Pedri—. Quiero que ella tome su propia decisión, pero también que sepa que no está sola. Que siempre va a tenernos a nosotros.

Gavi, que había estado en silencio durante un rato, finalmente habló con más confianza.

—Lo importante es que Nicolle sepa que no importa con quién se quede al final. Siempre vamos a estar aquí para ella. Todos nosotros. Nunca va a estar sola, ya sea con tu familia, Pedri, o... con la mía, si algún día se da la oportunidad. Pero lo más importante es que esté feliz y segura.

Los demás jugadores asintieron con aprobación. Todos estaban de acuerdo en que lo primordial era el bienestar de Nicolle, y sabían que, sin importar qué decisión tomara, la apoyarían en todo momento.

Mientras tanto, los abogados del Barcelona seguían trabajando intensamente en el caso del orfanato. Sabían que la situación no sería fácil de resolver, pero estaban comprometidos a proteger a Nicolle de cualquier daño adicional. No solo había sido víctima de maltrato, sino también de fraude. Los fondos que deberían haber sido destinados a su cuidado habían sido manipulados por el orfanato, lo que complicaba aún más la situación legal.

A medida que los días avanzaban, Nicolle seguía mostrando señales de mejoría. Aunque aún no sabía con exactitud lo que le deparaba el futuro, una cosa era clara: ya no estaba sola. Tenía una "familia" en el equipo, y la familia de Pedri estaba dispuesta a darle el hogar y el cariño que siempre había necesitado.

"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora