Capítulo 31: La Noche Previo al Clásico y la Cena

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El ambiente estaba cargado de emoción. El Clásico se jugaría en solo unas horas, y el Bernabéu estaba a punto de vibrar con uno de los partidos más esperados de la temporada. Tras el encuentro, ambos equipos, Barça y Real Madrid, tenían planeado ir a cenar juntos, una tradición que, a pesar de la rivalidad en el campo, demostraba el respeto y la camaradería entre los jugadores.

Para Nicolle, la llegada al estadio fue un momento especial. Hacía tiempo que no bajaba del autobús junto a sus compañeros ni sentía la emoción de entrar a un estadio desde el túnel de jugadores. Las últimas veces, había estado en casa viendo el partido junto a Fer o lo hacía desde el palco, con una mezcla de nostalgia y ansiedad por volver a pisar el césped. Aunque todavía necesitaba un poco de ayuda para bajar del autobús, sus compañeros estaban siempre a su lado, brindándole apoyo. En su mente, una idea recurrente se repetía: pronto, muy pronto, volvería a estar en ese campo, pero no como espectadora, sino como jugadora.

Mientras los chicos se preparaban en los vestuarios, Nicolle decidió caminar por el campo, respirar el aire del Camp Nou y dejar que la emoción la inundara. Estar de nuevo allí, aunque no como futbolista, era suficiente para hacerle latir el corazón más rápido. Observando las gradas vacías, preparándose para llenarse de hinchas, escuchó pasos a su alrededor. Varios jugadores del Real Madrid se le acercaron, curiosos y preocupados por su recuperación.

-¿Qué tal estás, Nicolle? -preguntó Luka Modric, con su típica sonrisa amigable.

-Te vemos cada vez mejor -añadió Dani Carvajal, dándole una palmadita en la espalda con cuidado.

Nicolle, aún convaleciente por su garganta, no podía hablar demasiado, pero entre gestos y algunas palabras cortas, agradeció los ánimos. El apoyo de jugadores como Modric, Carvajal y Toni Kroos le levantó el ánimo. Todos entendían lo difícil que había sido para ella estar fuera tanto tiempo, y cada uno le ofreció palabras de aliento.

-Te esperamos de vuelta en el campo pronto, ¿eh? -dijo Vinícius Jr., siempre con su buen humor. Nicolle asintió, sonriendo emocionada. Pisar el césped, aunque solo fuera como visitante, le daba una extraña sensación de consuelo. Poco a poco, se despidió de los jugadores del Madrid, quienes debían regresar a su vestuario para prepararse para el partido.

El Clásico fue intenso. Ambos equipos dieron todo en el campo, y desde su posición, Nicolle vivía el partido con la pasión de siempre. Los goles, las jugadas, la tensión en cada balón disputado... todo le recordaba cuánto amaba este deporte. Cuando el árbitro pitó el final, tanto Barça como Real Madrid habían demostrado su grandeza, pero lo más importante estaba por venir: la cena conjunta.

Tras el partido, los dos equipos se reunieron en un restaurante exclusivo de la ciudad. El ambiente era mucho más relajado, y las bromas empezaron a fluir rápidamente. Nicolle, aunque feliz de estar con ellos, no podía evitar sentirse nerviosa por lo que ocurriría al día siguiente: su aparición en El Hormiguero. Había tenido entrevistas antes, sobre todo tras partidos importantes, pero esta ocasión era distinta. Se hablaría de fútbol, claro, pero también de su vida personal. Sabía que había aspectos de su vida privada que, aunque no incómodos, prefería mantener en segundo plano. Pero en un programa de televisión, ciertas preguntas eran inevitables.

Mientras todos cenaban, algunos jugadores comenzaron a darle consejos sobre cómo manejar los nervios.

-Tranquila, Nicolle, solo sé tú misma. ¡Lo harás genial! -le dijo Nacho, del Real Madrid, con una sonrisa tranquilizadora.

-Además, tienes a Gavi y a Pedri contigo -añadió Marcos Alonso-, ellos van a cubrirte si te pones nerviosa.

Nicolle sonrió agradecida, pero en su interior, los nervios seguían presentes. Sabía que la audiencia conocería más detalles sobre su vida, más allá de las estadísticas, los goles y los equipos por los que había pasado. Habría preguntas sobre su recuperación, su vida fuera del campo y, quizás, sobre aspectos que ella aún no estaba lista para compartir, pero que sabia que tendría que compartir en ese momento.

-No pienses demasiado en eso, Nicolle. Tienes carisma natural, la gente te va a adorar -intervino Fer, tratando de calmarla.

La cena fue larga, pero agradable. El ambiente entre los jugadores de ambos equipos era distendido y las risas eran constantes. Finalmente, llegó el momento de despedirse. Los jugadores del Barça regresaron a su hotel, donde Nicolle seguía dándole vueltas al día siguiente.

Al llegar al hotel, Nicolle intentó dormir, pero los nervios eran demasiados. Pasaban los minutos y no lograba conciliar el sueño. Tras revolverse en la cama varias veces, decidió que necesitaba compañía. Caminó por el pasillo hasta la habitación de Pedri y Gavi, donde ambos compartían cuarto. Dudó por un momento antes de tocar la puerta, pero finalmente lo hizo.

Gavi abrió, sorprendido de verla allí, y más aún porque se encontraba sin camiseta. Nicolle sintió cómo su rostro se encendía de inmediato.

-Eh... ¿todo bien? -preguntó Gavi, claramente confundido.

Pedri, que asomó la cabeza desde su cama, miró a Gavi y luego a Nicolle.

-¿Quién es? -preguntó Pedri.

-Es Nicolle -respondió Gavi, dándole paso.

Pedri, preocupado, preguntó rápidamente:

-¿Qué te pasa? ¿No puedes dormir?

Nicolle, roja tanto por los nervios como por ver a Gavi en ese estado, intentó explicar, pero antes de que pudiera decir una palabra, Gavi la miró a los ojos y comprendió lo que sucedía.

-Ven, entra -dijo Gavi con calma, tomándola del brazo y llevándola dentro.

Una vez dentro, Pedri y Gavi comenzaron a tranquilizarla, haciendo pequeñas bromas para relajar el ambiente.

-Ya mañana todo va a salir bien, no te preocupes tanto -le dijo Pedri mientras se levantaba de la cama.

Nicolle, agradecida por su apoyo, finalmente comenzó a relajarse. Después de un rato de charla, Pedri se despidió, sonriendo.

-Voy a dormir yo en tu habitación, así que tú quédate aquí -dijo Pedri, señalando a Gavi con una sonrisa traviesa-. Sé que mañana en el desayuno te van a caer unas cuantas, Gavi. ¡Buena suerte!

Gavi suspiró, pero sonrió también.

-Gracias, Pedri -respondió, resignado pero feliz de estar allí para Nicolle.

Cuando Pedri salió, Nicolle se acomodó en la cama, aún nerviosa pero aliviada de estar acompañada. Gavi, siempre protector, la miró con cariño antes de apagar las luces.

-Todo va a estar bien -murmuró, y Nicolle, finalmente, cerró los ojos.

Sabía que al día siguiente habría bromas en el desayuno, pero en ese momento, con Gavi a su lado, se sentía tranquila. Con su apoyo y el de todo el equipo, sabía que podía enfrentar lo que viniera.

"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora