La recuperación de Nicolle fue un proceso largo y a veces frustrante. Había pasado semanas volviendo a ganar su resistencia y confianza en el campo, y aunque las sesiones de entrenamiento eran agotadoras, cada día se sentía más fuerte. Su dedicación y la paciencia de sus hermanos, especialmente de Pedri y Fer, fueron fundamentales en este camino. Ellos estaban siempre a su lado, motivándola y apoyándola, tanto dentro como fuera del campo.
Con Gavi a su lado, Nicolle encontró la motivación que necesitaba. Juntos entrenaban con intensidad, y sus sesiones de práctica se convirtieron en un momento no solo de trabajo, sino de diversión. A veces, se retaban a pequeñas competencias, lo que ayudó a Nicolle a olvidar el estrés y las dudas que la habían acompañado durante su enfermedad. Su relación con Gavi florecía, y cada día que pasaban juntos fortalecía su conexión.
Sin embargo, no todo fue fácil para el equipo. Pedri sufrió una lesión durante un entrenamiento que lo mantuvo fuera de juego durante varias semanas. Un tirón en el muslo lo dejó en la banca, y aunque la rehabilitación no era grave, fue un golpe duro para él. Nicolle no tardó en poner en marcha su plan de apoyo. Se convirtió en su compañera de entrenamiento, ayudándolo en su recuperación y manteniéndolo animado. Los dos hermanos se volvían a unir, y Pedri encontraba en Nicolle la motivación necesaria para seguir adelante.
Mientras tanto, el Barça se encontraba en la lucha por la Liga. Los partidos eran intensos, y la presión aumentaba a medida que se acercaba el final de la temporada. Nicolle, ya recuperada al cien por cien, aportó una energía renovada al equipo. Con cada partido que pasaba, su confianza crecía. Su capacidad para desmarcarse y asistir a sus compañeros era clave en el esquema táctico del entrenador, y su presencia en el campo se notaba.
Finalmente, llegó el día decisivo: el partido que podía coronar al Barça como campeones de Liga. El estadio estaba lleno, el ambiente electrizante. Nicolle, con su camiseta del Barça ajustada y su cabello recogido en una coleta, sentía mariposas en el estómago. Gavi le sonrió antes de entrar al campo, y ese gesto le dio la confianza que necesitaba.
El partido fue una batalla en la que ambos equipos lucharon por cada balón. Nicolle hizo varias jugadas clave, desbordando por la banda y creando oportunidades de gol. Gavi también estuvo brillante, y juntos, lograron conectar varias jugadas que pusieron al rival contra las cuerdas.
Al minuto 75, con el marcador empatado, Nicolle recibió el balón en el área rival. Con una finta rápida, eludió a su marcador y lanzó un centro preciso a la cabeza de Morata, quien no falló y anotó el gol que puso al Barça en ventaja. El estadio estalló en júbilo. Nicolle y Gavi se abrazaron, sintiendo la emoción y la adrenalina de la victoria.
Con el tiempo casi agotado y el Barça liderando el marcador 1-0, el silbato del árbitro resonó, marcando el final del partido. El equipo celebró en el campo mientras los aficionados coreaban sus nombres. Nicolle no podía contener la alegría, y con lágrimas en los ojos, abrazó a Pedri y Fer, quienes se habían vuelto a reunir en la celebración.
La fiesta continuó en el vestuario, donde los jugadores alzaron el trofeo de campeones de Liga en medio de vítores y música. Nicolle se sintió inmensa felicidad al ver cómo sus sueños se hacían realidad, y todo el esfuerzo y sacrificio habían valido la pena.
Esa noche, celebraron en grande, y el equipo se comprometió a seguir trabajando duro para alcanzar nuevos logros. Para Nicolle, esa victoria significaba mucho más que un trofeo; era la prueba de que, a pesar de los obstáculos, siempre hay una luz al final del túnel. Con Gavi a su lado y su familia apoyándola, sabía que podían enfrentar cualquier desafío en el futuro.
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"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)
De TodoNicolle, una joven futbolista de 16 años, es una estrella en ascenso en el FC Barcelona, pero tras su éxito en el campo se esconde un oscuro secreto. Criada en un orfanato desde pequeña, Nicolle ha sido víctima de abuso físico y emocional por parte...