Capítulo 59: La Difícil Recuperación de Nicolle

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La semana posterior a la victoria en los Emiratos Árabes fue un auténtico calvario para Nicolle. Lo que parecía ser un simple agotamiento y fiebre tras el torneo se había transformado en una enfermedad que empeoraba cada día. Aunque inicialmente le habían diagnosticado un cuadro leve de anemia y fatiga, su estado de salud no mejoraba. Al contrario, cada día era más difícil, y los doctores ya no sabían cómo frenar el malestar que la acosaba.

Pedri y Fer, sus hermanos, estaban constantemente a su lado, cuidándola y preocupándose por ella. Nicolle pasaba las horas tumbada en la cama o en el sofá, siempre débil, con el cuerpo temblando por la fiebre que no cedía. Gavi, al igual que algunos otros compañeros del Barcelona, la visitaba regularmente después de los entrenamientos. Aunque intentaban levantarle el ánimo con bromas y anécdotas del equipo, Nicolle no podía evitar sentirse atrapada en su propio cuerpo, demasiado cansada y enferma como para disfrutar de las visitas.

Los días pasaban y su fiebre no bajaba. El equipo médico del Barça estaba atento a su evolución, pero nada parecía funcionar. Una noche, la situación se volvió alarmante. Nicolle, que hasta entonces solo había mostrado síntomas de fiebre alta y agotamiento, comenzó a sentir que le costaba respirar. Su garganta parecía cerrarse, y cada intento por tomar aire era desesperado. Pedri y Fer, asustados por la situación, la llevaron de inmediato al hospital.

En el hospital, los médicos actuaron rápido. Le administraron medicación para abrirle las vías respiratorias, mientras que su fiebre seguía sin ceder. Para controlar su temperatura, tuvieron que sumergirla en una bañera de agua fría, un método drástico, pero necesario. Ver a su hermana en ese estado era una tortura para Pedri y Fer. Estaban acostumbrados a verla fuerte, peleando cada balón en el campo, y ahora, verla tan frágil y vulnerable, les partía el alma.

Tras esa dura noche en el hospital, Nicolle fue enviada de nuevo a casa, pero con indicaciones muy estrictas. El descanso absoluto era primordial, y las visitas de amigos se limitaron para evitar cualquier complicación. Durante el día, Fer solía quedarse con ella, sentándose en el sofá mientras ella descansaba sobre sus piernas. Por las noches, Pedri tomaba el relevo, abrazándola y cuidándola mientras intentaba dormir entre episodios de fiebre y escalofríos. Sin embargo, la situación empeoraba.

Una nueva complicación apareció: los vómitos. Nicolle ya no solo lidiaba con la fiebre y el agotamiento, sino que ahora su cuerpo rechazaba cualquier alimento que intentaba ingerir. Comer era un reto, y la poca energía que lograba recuperar se esfumaba rápidamente. Gavi, que la visitaba a diario después de entrenar, se quedaba hasta tarde, preocupado por verla tan débil. Aunque intentaba no mostrárselo, estaba devastado por no poder hacer más para ayudarla. Solía sentarse a su lado en el sofá, tomándole la mano, hablando en voz baja, recordándole lo fuerte que era y lo mucho que la necesitaban todos en el equipo.

A pesar de todo el apoyo de su familia y amigos, Nicolle no podía evitar sentirse desesperada. Su cuerpo no respondía, y cada día que pasaba sin mejoría era una batalla perdida. En las noches, Pedri y Fer hacían videollamadas con sus padres, quienes, aunque lejos, intentaban tranquilizar a sus hijos y a Nicolle. Les dolía profundamente no poder estar allí para cuidar de ella en persona, pero confiaban plenamente en que sus hijos mayores lo harían con todo el cariño y atención que necesitaba.

La situación se estaba volviendo insostenible. Los médicos del Barça decidieron realizarle más pruebas para entender por qué no mejoraba, pero el diagnóstico no ofrecía muchas respuestas. Aunque la fiebre era su principal problema, ahora también debían lidiar con la deshidratación que provocaban los vómitos constantes. Fer, preocupado, empezó a quedarse despierto hasta altas horas de la noche, vigilando que su hermana no se deshidratara o sufriera un nuevo colapso. Era agotador para todos, pero nadie se rendía.

El equipo técnico y médico del Barcelona también estaban pendientes de su evolución. Xavi y otros entrenadores llamaban regularmente a Pedri para saber cómo seguía Nicolle, y aunque el equipo había vuelto a los entrenamientos tras la Supercopa, todos en el club tenían presente la difícil situación por la que estaba pasando la joven jugadora. Incluso en los entrenamientos, Gavi y Pedri se mostraban más reservados, con el pensamiento siempre en su compañera y hermana.

El ambiente en casa era pesado, lleno de incertidumbre y preocupación. Nicolle, que normalmente era la chispa de energía en cualquier situación, ahora luchaba por mantenerse despierta más de unas horas. Su debilidad física empezaba a afectarla también mentalmente. Pedri intentaba mantener el ánimo alto, hablándole de todo lo que había sucedido en los entrenamientos, de las bromas entre los jugadores y de cómo todos la echaban de menos, pero Nicolle no podía evitar sentirse derrotada. Cada día era más difícil.

Fer, por su parte, trataba de organizar la casa y de mantener todo bajo control. Estaba pendiente de cada detalle, desde las visitas al médico hasta los medicamentos que debía tomar su hermana. Los días se sucedían, y aunque Nicolle seguía luchando, el desgaste físico y emocional era evidente en todos. Incluso Pedri, que solía ser la figura más calmada y serena, empezaba a mostrar signos de agotamiento.

El momento más difícil fue cuando el médico les explicó que la recuperación de Nicolle sería mucho más lenta de lo esperado. A pesar de todos los cuidados, su cuerpo seguía sin responder de manera positiva. Los siguientes días serían cruciales para determinar el rumbo de su salud. Pero, a pesar de todo, Nicolle mantenía un pequeño rayo de esperanza. Sabía que con el apoyo de su familia y amigos, superaría esta etapa oscura.

Mientras tanto, el Barcelona continuaba su temporada, pero todos en el club estaban pendientes de la evolución de Nicolle, esperando con ansias el día en que pudiera regresar, no solo al campo, sino a ser la chica vibrante y fuerte que todos conocían.

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"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora