Nicolle respiraba profundamente mientras se acercaba a las instalaciones del FC Barcelona. El color azulgrana la envolvía, y la emoción de formar parte de uno de los clubes más grandes del mundo la llenaba de nerviosismo. Después de haber dejado atrás el Atlético de Madrid, el cambio de aires era innegable. Los campos de entrenamiento eran más amplios, las instalaciones modernas, y el ambiente vibrante. Sin embargo, había una pequeña parte de ella que se sentía como un pez fuera del agua.El primer día fue abrumador. Los nuevos compañeros la recibieron con miradas curiosas y murmullos a sus espaldas. A pesar de que había sido reconocida como una prometedora futbolista, la inseguridad le nublaba la mente. La mayoría de los chicos habían crecido juntos, compartiendo risas y anécdotas que Nicolle no podía entender. Sin embargo, su determinación era más fuerte que el miedo. Decidida a demostrar su valía, se lanzó al campo con la misma pasión que había mostrado en el Atlético.
Durante las primeras semanas, Nicolle se esforzó al máximo en cada entrenamiento, impresionando a los entrenadores con su habilidad. Las primeras impresiones no podían haber sido mejores: su talento natural brillaba, y rápidamente empezó a hacerse un nombre entre sus nuevos compañeros. Conoció a jóvenes como Ansu Fati y Eric García, quienes también soñaban con llegar al primer equipo. Juntos compartían risas y sueños, y poco a poco, Nicolle comenzó a sentirse parte del equipo.
Sin embargo, no todo era perfecto. A medida que pasaban los días, se dio cuenta de que ser la única chica en un equipo masculino tenía sus desventajas. Al principio, los comentarios eran sutiles: risas por el hecho de que a veces no comprendía ciertas bromas de los chicos, o insinuaciones sobre su lugar en el equipo. Eran pequeñas cosas, pero Nicolle no podía ignorarlas. Intentaba reírse junto a ellos, aunque por dentro sentía que no encajaba del todo.
Al llegar al nuevo orfanato, Nicolle esperaba un ambiente similar al anterior, pero se encontró con algo diferente. Al principio, los cuidadores parecían amables, pero pronto se hizo evidente que había una dinámica más dura. Las niñas más grandes empezaron a mostrar hostilidad hacia ella, burlándose de su amor por el fútbol y haciendo comentarios despectivos sobre su apariencia. Aunque el maltrato no era físico, las palabras podían cortar más profundo que cualquier golpe.
Nicolle intentó mantener la cabeza en alto, recordando los momentos felices en el Atlético y la emoción de ser parte de un gran club como el Barcelona. Durante los entrenamientos, se enfocaba en su juego, dejando que el balón hablara por ella. Pero a medida que la presión aumentaba, las sombras de su vida pasada la acechaban. Los comentarios hirientes de algunas compañeras del orfanato se colaban en su mente, y poco a poco empezaron a minar su confianza.
Un día, después de un entrenamiento particularmente intenso, Nicolle se sentó en una esquina del campo, tratando de recuperar el aliento. Fue entonces cuando Gavi se acercó.
– ¡Oye, Nicolle! – dijo, sonriendo. – No dejes que los demás te desanimen. Eres increíble en el campo.
Sus palabras fueron como un bálsamo en medio del caos. Aunque había enfrentado burlas y comentarios crueles, el apoyo de sus compañeros la hacía sentir un poco más fuerte. Gavi había comenzado a convertirse en un amigo cercano, siempre dispuesto a ofrecerle ánimo.
– Gracias, Gavi. A veces es difícil – admitió, sintiendo que su voz temblaba.
– Lo sé. Pero si seguimos trabajando duro, podremos lograr grandes cosas juntos. Este es solo el comienzo – le aseguró él, su mirada llena de sinceridad.
Con el tiempo, Nicolle empezó a hacer algunos amigos entre los chicos del equipo. Aunque siempre existía un pequeño escepticismo, algunos de ellos comenzaron a respetar su talento y su determinación. Las amistades fueron creciendo, pero el peso del orfanato y el maltrato que comenzaba a experimentar la seguían persiguiendo.
Mientras las semanas se convertían en meses, Nicolle luchaba por encontrar un equilibrio. El fútbol era su pasión, pero su vida personal comenzaba a volverse complicada. A menudo se encontraba en un tira y afloja entre la alegría del juego y las sombras de su realidad. Sin embargo, había algo dentro de ella que se negaba a rendirse. Con cada entrenamiento, con cada pase, sentía que estaba más cerca de convertir su sueño en realidad.
La vida en el Barcelona estaba apenas comenzando, y aunque el camino sería difícil, Nicolle estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se presentara. En su corazón, sabía que, aunque las sombras del pasado eran difíciles de ignorar, la luz del fútbol siempre sería su guía.
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"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)
RastgeleNicolle, una joven futbolista de 16 años, es una estrella en ascenso en el FC Barcelona, pero tras su éxito en el campo se esconde un oscuro secreto. Criada en un orfanato desde pequeña, Nicolle ha sido víctima de abuso físico y emocional por parte...