Las semanas pasaban, y Nicolle ya llevaba tres semanas en recuperación. Aunque seguía fuera de los partidos y entrenamientos, su mejora era lenta pero constante. Pedri y Fer estaban dedicados a cuidarla, haciéndola sentir acompañada durante ese proceso tan difícil. Mientras el equipo continuaba jugando tanto dentro como fuera de Barcelona, Nicolle sentía cada vez más frustración por no poder estar en el campo con ellos. Sin embargo, sabía que su salud era lo primero, y que apresurar su regreso solo empeoraría las cosas.
A pesar de su ausencia, el equipo no la olvidaba. Los jugadores y el cuerpo técnico la visitaban con frecuencia, trayendo ánimos y detalles para que no se sintiera sola. Y fue durante una de esas visitas que surgió la idea de hacer algo especial. Gavi, junto a otros compañeros, propusieron hacer una comida en casa de Pedri, donde Nicolle se estaba recuperando. Sabían que, debido a su estado, no podía moverse mucho ni asistir a reuniones fuera de casa, así que decidieron llevar la celebración a ella.
La idea era simple, pero llena de cariño: una comida en casa para disfrutar como equipo, sin que Nicolle tuviera que moverse o sentirse abrumada. Hubo algunas discusiones sobre qué tipo de comida hacer. Algunos sugirieron una barbacoa, mientras que otros pensaron en cocinar platos y llevarlos para no complicar a Pedri ni a Fer, que aún estaba estudiando para ser chef, aunque ya demostraba grandes habilidades en la cocina. Finalmente, decidieron que lo mejor sería encargar comida de fuera, para que ni Pedri ni Fer tuvieran que preocuparse por nada y pudieran disfrutar de la jornada.
El día acordado, después del entrenamiento, el equipo se dirigió a casa de Pedri. Él fue el primero en llegar, preparando todo para recibir a sus compañeros y, sobre todo, asegurándose de que Nicolle estuviera cómoda. La joven estaba en el sofá, cubierta con una manta gruesa, medio dormida pero al tanto de lo que ocurría a su alrededor. A pesar de su cansancio, la presencia de su equipo le traía una alegría especial, aunque le costara admitirlo.
Poco a poco, los jugadores fueron llegando. Al ver a Nicolle, Gavi, Ferran, Ansu y el resto del equipo se acercaron para saludarla. Todos notaron que seguía débil, pero su determinación y buen humor seguían intactos. Estaba sentada junto a Fer, quien no la dejaba sola ni un segundo, asegurándose de que estuviera bien arropada y cómoda. Los jugadores se acomodaron en la terraza, donde habían puesto una fogata y calentadores para mantener el ambiente cálido. Aunque hacía buen tiempo, quisieron asegurarse de que nadie, y menos Nicolle, sintiera frío.
La comida llegó poco después. Entre risas y bromas, todos comenzaron a servirse y a preparar la mesa. Nicolle, antes de poder unirse a ellos, tomó su medicación con la ayuda de Fer, quien siempre estaba pendiente de que no se saltara ninguna dosis. Después, lentamente, la llevaron hasta la mesa, donde se sentó entre Pedri y Fer, que la ayudaban a mantenerse cómoda mientras comía.
El equipo la veía con ternura y preocupación, aunque todos intentaban mantener el ánimo alto para que Nicolle no se sintiera mal. Ella, aunque comía lentamente, sonreía al ver a sus compañeros tan cercanos y dispuestos a apoyarla. Había momentos en los que su cansancio se hacía evidente, pero siempre había alguien a su lado para ofrecerle una palabra de ánimo o un gesto de cariño.
Cuando terminaron de comer, siguieron charlando y tomando algo en la terraza, disfrutando de la calidez del fuego y la buena compañía. Nicolle, agotada después del esfuerzo de estar en la mesa, se quedó dormida en el sofá poco después. Fer, con cuidado, la arropó mejor, asegurándose de que estuviera bien mientras el resto del equipo se quedaba en la terraza conversando y disfrutando del ambiente.
Pedri observaba a su hermana desde la distancia. Sabía que este proceso era difícil para ella, tanto física como emocionalmente. Ver cómo el equipo se unía para apoyarla le traía algo de paz, pero no podía evitar preocuparse por cuánto tiempo más Nicolle tendría que lidiar con esta situación. La mononucleosis estaba siendo más difícil de lo que todos habían imaginado, y aunque estaba mejorando, el camino hacia la recuperación total seguía siendo largo.
Al caer la tarde, el equipo comenzó a despedirse, agradeciendo a Pedri y a Fer por la hospitalidad. Antes de irse, cada uno pasó a despedirse de Nicolle, quien seguía dormida en el sofá. Aunque no se despertó, algunos le dejaron mensajes cariñosos y pequeñas bromas para cuando se despertara. Gavi, en particular, se quedó un rato más, asegurándose de que Pedri no necesitara ayuda con nada antes de finalmente marcharse.
Con la casa vacía y en silencio, Pedri y Fer se quedaron un rato sentados junto a Nicolle, contemplando la tranquilidad de la noche. Sabían que aún quedaba un largo camino por delante, pero momentos como este, rodeados de su equipo y amigos, les recordaban que no estaban solos en esta lucha. Nicolle tenía el apoyo de todos, y aunque las semanas pasaran lentamente, con el tiempo, volvería a ser la jugadora fuerte y decidida que siempre había sido.
Por ahora, lo más importante era que descansara y siguiera recuperándose. Las risas y la compañía del equipo habían sido un bálsamo para todos, un recordatorio de que, aunque las circunstancias fueran difíciles, siempre había motivos para seguir adelante con una sonrisa.
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"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)
RandomNicolle, una joven futbolista de 16 años, es una estrella en ascenso en el FC Barcelona, pero tras su éxito en el campo se esconde un oscuro secreto. Criada en un orfanato desde pequeña, Nicolle ha sido víctima de abuso físico y emocional por parte...