Capítulo 51: Señales de Cansancio y la Próxima Batalla

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Los entrenamientos para el crucial partido contra Marruecos estaban siendo más duros de lo habitual. Nicolle sentía el peso de cada ejercicio en su cuerpo, notando que, a diferencia de otros jugadores, se agotaba con más facilidad. Su cuerpo comenzaba a enviarle señales claras: fatiga, falta de energía y la necesidad de parar en más de una ocasión. El equipo lo notaba. A veces, veían cómo Nicolle se tumbaba en el suelo, tratando de recuperarse. Era comprensible, sabían que ella estaba todavía en proceso de recuperación, y su esfuerzo, aunque admirable, no debía llevarla al límite.

Aunque Nicolle seguía siendo una pieza clave en el equipo, su participación en los partidos había sido limitada. No jugaba los 90 minutos completos. De hecho, durante el Mundial, el máximo tiempo que había estado en el campo había sido alrededor de 55 minutos. En la liga con el Barcelona, los minutos también habían sido controlados, y raramente jugaba más de 45 minutos. A pesar de su gran talento, tanto los entrenadores como los médicos sabían que su recuperación completa era lo más importante. Sin embargo, había sido convocada porque su capacidad de desequilibrar y su visión en el campo eran innegables.

Los entrenadores, preocupados por su bienestar, se aseguraban de vigilarla de cerca. Aunque Nicolle no se quejaba abiertamente, su agotamiento era cada vez más evidente. Había días en los que, tras los entrenamientos, apenas podía mantenerse de pie, pero su determinación seguía intacta. Sabía que estaban en un momento crucial del torneo, y su mente quería seguir, aunque su cuerpo pedía descanso.

El equipo técnico tenía claro que no podían forzarla. Su rendimiento había sido excelente, pero el Mundial y la liga eran solo el comienzo de una larga carrera. Si no la cuidaban ahora, las secuelas podrían ser más graves a largo plazo.

El día siguiente sería el decisivo: el partido contra Marruecos. Era todo o nada. O pasaban a cuartos de final, o el sueño mundialista terminaría y regresarían a España. El ambiente en el equipo era tenso, pero también optimista. Sabían que tenían el talento y la capacidad para avanzar, pero Marruecos no sería un rival fácil. Había un respeto mutuo por la calidad del oponente, y todos estaban mentalizados para dar su mejor versión en el campo.

Esa noche, Nicolle estaba más pensativa de lo habitual. Sabía que su cuerpo no estaba al 100%, pero también sentía una responsabilidad enorme con su equipo y con los aficionados. Gavi se acercó a ella después de la cena, notando su preocupación.

-Oye, ¿estás bien? -preguntó con suavidad, sentándose a su lado en el sofá de la sala común del hotel.

-Sí, solo estoy cansada. Ya sabes, todo esto está siendo un poco más duro de lo que esperaba -respondió ella, apoyando la cabeza en su hombro.

Gavi sonrió y le dio un suave beso en la frente.

-Eres una guerrera, Nicolle. Todos lo sabemos. Pero también es importante que te cuides. No necesitas demostrarle nada a nadie. Ya has hecho más de lo que cualquiera esperaba, y lo que importa es que estés bien.

Nicolle lo miró y sonrió, aunque en su interior sabía que no era tan fácil como eso. Quería estar en el campo, quería ser parte del equipo que llevara a España lo más lejos posible. Sin embargo, también sabía que debía escuchar a su cuerpo. Mañana sería un día decisivo, no solo para el equipo, sino también para ella.

Después de esa breve conversación, el equipo se fue a descansar, conscientes de lo que les esperaba. Todos sabían que el partido contra Marruecos sería una verdadera batalla, y cada uno de ellos tenía que estar en su mejor versión. Para Nicolle, mañana sería otro día de demostrar su fortaleza, ya sea en el campo o apoyando desde el banquillo. El destino de su equipo, y tal vez el suyo propio, se definiría en esas próximas horas.

"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora