Capítulo 26: La Roja y Nuevas Experiencias

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La recuperación de Nicolle seguía avanzando favorablemente. Aunque aún no podía comunicarse con normalidad debido a los problemas en su garganta, lo que antes era un esfuerzo agotador ahora era mucho más llevadero. Su respiración, que había sido uno de los aspectos más delicados de su recuperación, mejoraba poco a poco. Ya no necesitaba ayuda constante para respirar, y aunque seguía utilizando el oxígeno en momentos puntuales, sentía que podía comenzar a hacer más cosas por sí misma.

El ambiente en la casa de los González era cálido, pero esa semana todo cambió cuando se anunció un parón en la liga. Varios jugadores del Barça fueron convocados para sus selecciones, y entre ellos estaban Pedri y Gavi, dos de las personas más cercanas a Nicolle. El parón significaba que el equipo se dispersaría temporalmente, y Nicolle, quien aún dependía del apoyo de Fer y Pedri, no sabía qué iba a pasar.

Fer, tras pensarlo detenidamente, decidió que era mejor no llevar a Nicolle con él a Canarias, ya que el viaje sería demasiado largo y complicado para su estado de salud. Además, no habría instalaciones adecuadas para continuar con su rehabilitación de manera constante. Por lo tanto, optaron por otra opción: Nicolle acompañaría a Pedri, Gavi y el resto de los jugadores convocados con la selección española. Aunque no podría jugar ni participar en los entrenamientos, al menos estaría rodeada de caras conocidas, y la cercanía del equipo médico de la selección ayudaría a seguir vigilando su recuperación.

La idea emocionaba a Nicolle, pero al mismo tiempo la llenaba de incertidumbre. A pesar de todo lo que había avanzado, aún se sentía débil y frustrada por no poder hacer lo que más le gustaba: tocar un balón. Sin embargo, estar cerca de Pedri y Gavi, además de conocer a otros jugadores de "La Roja", parecía una buena oportunidad para distraerse un poco de los duros días de rehabilitación.

El viaje a la concentración de la selección fue tranquilo. Pedri y Gavi no se separaron de ella en ningún momento, siempre asegurándose de que Nicolle estuviera cómoda. Una vez llegaron al lugar de concentración, Nicolle fue recibida con amabilidad por el resto de los jugadores y el cuerpo técnico. Todos estaban al tanto de su historia, y muchos de ellos ya la conocían de vista por las visitas al hospital. Sin embargo, para Nicolle, era una nueva experiencia estar rodeada de tantos jugadores de renombre a nivel nacional e internacional. Aunque todavía no podía hablar mucho, sus ojos lo decían todo: estaba emocionada y agradecida.

Durante los días en la concentración, Nicolle se convirtió en una espectadora constante de los entrenamientos de la selección. Pedri y Gavi la llevaban con ellos siempre que podían, y aunque ella no podía participar, le gustaba ver los entrenamientos, los ejercicios tácticos y la camaradería entre los jugadores. Sentarse al borde del campo, observando cómo se desarrollaban las prácticas, la llenaba de una mezcla de sentimientos. Por un lado, sentía tristeza por no poder estar en el campo, pero por otro lado, ver a sus compañeros y amigos jugar la motivaba a seguir adelante con su recuperación.

Además de los entrenamientos, Nicolle aprovechaba los ratos libres para seguir con su rehabilitación. El equipo médico de la selección, en coordinación con el fisioterapeuta que la había tratado en el hospital, continuaba supervisando sus ejercicios. No eran sesiones tan intensas como las que había hecho en Barcelona, pero eran suficientes para mantener su progreso. Poco a poco, Nicolle iba ganando más movilidad en las piernas, y aunque las muletas seguían siendo una constante, cada día notaba más fuerza en su cuerpo.

En las noches, Pedri y Gavi se turnaban para estar con ella. Ambos sabían que, aunque Nicolle estaba rodeada de gente, seguía lidiando con muchas emociones y preocupaciones internas. Gavi, en particular, no se separaba mucho de ella. Solía sentarse a su lado, intentando distraerla con alguna anécdota graciosa de los entrenamientos o contándole sobre las bromas entre los jugadores.

La relación entre Nicolle y los demás jugadores de la selección también empezó a florecer. Aunque al principio estaba un poco tímida y retraída, los jugadores más veteranos, como Sergio Busquets y Jordi Alba, se encargaban de hacerla sentir cómoda. Incluso algunos jugadores más jóvenes, que no la conocían tanto, la trataban con mucho cariño. Ver a todos esos profesionales apoyándola la llenaba de una extraña mezcla de orgullo y humildad.

Un día, mientras observaba uno de los entrenamientos, Nicolle notó cómo su deseo de volver al campo crecía cada vez más. Aunque su cuerpo aún no estaba listo, su mente estaba decidida. No sabía cuánto tiempo tardaría en volver a estar al cien por ciento, pero una cosa era clara: no iba a rendirse. Cada día que pasaba en la concentración con "La Roja" la inspiraba más a seguir luchando.

Finalmente, Pedri, Gavi y los demás jugadores se preparaban para un importante partido amistoso con la selección. Nicolle, aunque no podía jugar, fue invitada a viajar con ellos al estadio. Sentada en la grada, junto al cuerpo técnico, veía a sus amigos en el campo, luchando con el mismo espíritu que ella. Cada pase, cada gol, cada esfuerzo sobre el césped era un recordatorio de lo que la esperaba al final de su camino de recuperación.

El viaje con la selección no solo la ayudaba a mantenerse motivada en su rehabilitación física, sino que también le daba fuerzas para afrontar los retos emocionales que aún tenía por delante. Aún había un largo camino por recorrer, pero ahora sabía que no lo recorrería sola. Tenía a su lado a Pedri, Gavi, y todo el equipo de jugadores y técnicos que la apoyaban en cada paso que daba hacia su recuperación total.

"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora