El partido contra Alemania estaba a la vuelta de la esquina, y la tensión en el equipo era palpable. Sabían que se enfrentaban a uno de los rivales más duros del grupo. Aunque la victoria abrumadora contra Costa Rica había dado confianza al equipo, el reto que representaba Alemania mantenía a todos en guardia. Luis Enrique y el cuerpo técnico intensificaron los entrenamientos, subiendo la exigencia a niveles máximos. Nadie podía relajarse; era el momento de demostrar que podían competir contra los mejores del mundo.
El calor de Qatar, aunque era invierno, se hacía sentir cada vez más, lo que sumaba dificultad a las sesiones de entrenamiento. El cansancio empezaba a hacer mella en los jugadores, pero sobre todo en Nicolle, que, además de su juventud, luchaba contra sus problemas con el azúcar. A lo largo de los entrenamientos, la monitoreaban constantemente, asegurándose de que su nivel de azúcar no bajara peligrosamente. Más de una vez, tuvo que parar y ser asistida con algo dulce para recuperar fuerzas. Los entrenadores y médicos del equipo estaban atentos a cualquier signo de debilidad, no solo en Nicolle, sino también en otros jugadores que comenzaban a mostrar síntomas de agotamiento debido al calor.
No era la única que lo sufría. Ansu Fati y Ferran Torres tuvieron que detenerse en varias ocasiones debido a golpes de calor. Sin embargo, a pesar de los obstáculos, el equipo continuaba con determinación, sabiendo que ese esfuerzo sería crucial para superar a Alemania.
Finalmente, el día del partido llegó. El ambiente en el vestuario era tenso, pero también había una sensación de unidad y confianza. Sabían que no sería un partido fácil, pero estaban preparados para darlo todo en el campo. Nicolle, aunque algo nerviosa, se mantuvo enfocada. El hecho de estar jugando su primer Mundial y enfrentarse a selecciones tan poderosas seguía siendo una mezcla de presión y orgullo.
Cuando el árbitro dio inicio al partido, fue evidente que sería un choque físico y mental. Ambos equipos estaban bien organizados, y la lucha por el control del balón era feroz. Nicolle jugó los primeros 45 minutos de manera brillante, aportando en la defensa y siendo un apoyo vital en el centro del campo. Sin embargo, hacia el final de la primera mitad, comenzó a sentirse agotada. El calor, el esfuerzo y sus problemas con el azúcar la empezaban a pasar factura. Aunque intentó disimular, el cuerpo no respondía como ella quería.
Al finalizar la primera parte, Luis Enrique y el equipo médico notaron que Nicolle estaba pálida y que su rendimiento había bajado notablemente. Después de una breve conversación, tomaron la decisión de no dejarla jugar en la segunda mitad. A pesar de su deseo de continuar, sabían que forzarla podría traer consecuencias graves.
El segundo tiempo fue igual de intenso. España luchó por mantener el marcador, pero Alemania no cedió. El partido terminó en un empate 1-1, un resultado que, aunque no fue ideal, era aceptable dadas las circunstancias. Sabían que Alemania era un rival de primer nivel, y mantener el empate era, en sí mismo, un logro.
Mientras el equipo regresaba al vestuario tras el empate, Nicolle estaba exhausta. Había dado todo lo que podía en la primera parte, y ahora, apenas podía mantenerse en pie. Pedri, como siempre, estuvo pendiente de su hermana adoptiva. Después del partido, la llevó directamente a su habitación, sabiendo que necesitaba descansar. Con la ayuda de Gavi y Ferran, cambiaron a Nicolle a su pijama mientras ella permanecía medio dormida.
-Está agotada -murmuró Pedri, preocupado, mientras le acomodaba la almohada.
-Ha dado todo en el campo, como siempre -respondió Gavi, quien no se separaba de su lado.
-Sí, pero tiene que cuidarse más. No podemos permitir que se esfuerce hasta este punto -dijo Ferran, con una mirada seria.
El grupo decidió llevarla al comedor para que cenara algo. Sabían que dejarla sola en la habitación no era lo más adecuado, ya que necesitaba alimentarse para recuperar fuerzas. Durante la cena, Nicolle apenas podía mantener los ojos abiertos, pero los chicos se aseguraron de que comiera algo antes de dejarla ir a descansar definitivamente.
-No te preocupes, Nicky. Mañana estarás mejor -le dijo Pedri mientras le pasaba un vaso de agua.
-Gracias -susurró ella, medio dormida, antes de apoyar la cabeza en el hombro de Gavi.
Después de la cena, todo el equipo se dirigió a sus habitaciones para descansar. Aunque estaban satisfechos con el empate, sabían que el siguiente partido, contra Japón, sería decisivo. Aún había oportunidades para pasar a la siguiente ronda, pero no podían subestimar a ningún rival.
El siguiente día, Nicolle tendría que someterse a algunas pruebas para asegurarse de que su salud estuviera en perfectas condiciones. El equipo médico estaba preocupado por sus constantes bajadas de azúcar y querían cerciorarse de que estaba en condiciones para continuar en el torneo. Aunque Nicolle era una luchadora y nunca se rendía, era evidente que su cuerpo estaba empezando a resentir el desgaste de la competición, y debía cuidarse más si quería seguir rindiendo al máximo nivel.
A pesar de las dificultades, el equipo seguía unido. Nicolle, aunque agotada, sabía que podía contar con sus compañeros y con Gavi, quien siempre estaba a su lado, dispuesto a apoyarla en todo momento. El Mundial no solo estaba poniendo a prueba sus habilidades en el campo, sino también su fortaleza mental y física.
Sabían que la verdadera batalla aún estaba por llegar.
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"Silencio en la cancha" (Pablo Gavi)
RandomNicolle, una joven futbolista de 16 años, es una estrella en ascenso en el FC Barcelona, pero tras su éxito en el campo se esconde un oscuro secreto. Criada en un orfanato desde pequeña, Nicolle ha sido víctima de abuso físico y emocional por parte...